APUNTES PARA LA 'CULTURA LíQUIDA'

Obscenidades morales: Todos somos millennials

El problema de la coyuntura, explica Luis Rizzi, es que otra vez perdemos la oportunidad de promover un debate profundo antes de ir a las urnas. Y nuevamente dejamos de elegir entre lo bueno y lo mejor para elegir en base a un "contra fulano" (en este caso, "un 20% que es el gigante negro que nos atemoriza, el “cuco” con el que se asustaba a los chicos cuando hacían alguna macana").

Es sabido que los preceptos morales surgen de las inclinaciones naturales, por eso para conocer lo que el hombre debe hacer o debe evitar, debemos analizar en qué medida una cosa responde al bien humano. La moral verdadera no se construye como si se tratara de un molde en el que habría que encajar toda conducta humana para limitarla en el supuesto bien. Estas serian lo que se llaman comúnmente “moralinas” o morales obscenas o si se prefiere obscenidades morales o “morales burguesas” que se acomodan a muestras circunstanciales conveniencias.

Las moralinas son una de las consecuencias de esta época de la “cultura líquida” en la que cualquier cosa puede ser certeza o mentira, o las dos a la vez.

“Cambiemos” es su más plena expresión de esta suerte de “moral obscena”, así vemos que es moral perseguir a las mafias abstractas, ya que no se identifican con nombre propio, salvo que cumplan la función del llamado “chivo expiatorio” que es el que moría en el medio de la nada cargando con todas las culpas propias y ajenas, como se puede leer por “internet”.

En el caso que está de moda de las mafias de la UOCRA o del puerto, por dar ejemplos populares, solo son repudiados los que recibieron los pagos mientras que los pagadores que son tan delincuentes como los otros son las respetadas víctimas de la K(c)orrupción ahora rescatadas desde la sima “K” a la que sirvieron con entusiasmo sea con Odebrecht, con Lázaro y hasta con el que parecía hasta ahora intocable don Julio.

Tiene razón, aunque sea desde la sofistica, Kristina cuando dice: "¿Pregúntenle a López quien le pagaba?", respuesta que seguramente podría hacer preocupar a unos cuantos fervorosos militantes de “Cambiemos”.

Justo en este momento comenzaron juicios orales por actos de corrupción que prudentemente se extenderán por largos meses y para su finalización en una primera instancia ya se vislumbrará como vendrá el 2019, para saber no sólo la conveniencia de las condenas sino también su duración o incluso la absolución. Supuesto este, no descartable, ya que se trata de juicios complicados y de no fácil pronóstico, a pesar de Clarín, convertido en paladín de la justicia y de los principios morales (¿obscenos?).

Otro negocio de esta moral obscena es la explotación de la grieta, otro chivo expiatorio de las propias limitaciones de un gobierno que sustenta su éxito en la calamidad que fue el gobierno K.

Es raro, en vez de sustentar que es mejor, prefiere decir que los otros son peores. Lo preocupante es que una vez más votaremos “contra” un 20% que es el gigante negro que nos atemoriza, el “cuco” con el que se asustaba a los chicos cuando hacían alguna macana.

Esto demuestra una vez más que, tal como lo viene señalando Mariano Narodowsky, vivimos en una sociedad sin adultos, somos todos “Millennials” que en mi opinión significa descalificar a la “responsabilidad” o el sentido de “obligación”.

Parecería que para “Cambiemos” gobernar es un juego y así las elecciones del 22 de octubre, serán como un gran juego de la Oca: dirán si el gobierno sigue avanzando o si debe retroceder algunos casilleros.

Es probable que avance, que muchos celebren que se suelten los globos amarillos y que se festeje que Ella perdió, que parece ser el objeto de la elección y del juego de la Oca.

¿No es todo esto una Obscenidad moral?

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