REFORMAS LABORALES

El gobierno que casi volteó Moyano

“A los senadores los arreglo con la Banelco”, fue la frase que hizo temblar al gobierno de la Alianza. La pronunció Hugo Moyano, por entonces jefe de la CGT disidente. El temblor ocasionó la salida del ministro de Trabajo, Alberto Flamarique y la renuncia del vicepresidente Carlos ‘Chacho’ Álvarez. El escándalo de "la Banelco" sumado a la crisis económica e institucional terminó con la caída de De la Rúa. La chispa había sido la ley de flexibilización laboral. Ya Alfonsín había tenido una amarga experiencia con una iniciativa similar resistida por los sindicatos peronistas. Ahora Cambiemos repite la historia con la reforma laboral.

Entre el 2000 y el 2001 el país vivió una de sus peores crisis, sino la peor. Un clima que pronosticaba fuertes tormentas políticas, sociales y económicas se avecinaba, la tensión aumentaba y las protestas también, todo eso terminó culminando en diciembre del 2001, denuncias, renuncias, saqueos, represalias, protestas, abusos y muertes, que terminaron el jueves 20 de diciembre del 2001 cuando el presidente de la Rúa huía en helicóptero de la Casa Rosada a la Quinta de Olivos y renunciaba a su cargo de presidente.

El riojano Carlos Menem había estado en el máximo cargo político del país durante diez años consecutivos (1989 - 1999) y, como todo gobierno, había tenido su apoyo y su oposición, una oposición que se basaba principal y casi únicamente en la crítica a las políticas neoliberales del presidente.

Al finalizar su primer mandato llegaron las elecciones de 1995, en las cuales Menem volvió a triunfar con el 49% de los votos, una victoria contra una oposición no muy clara, dividida y débil. Frente a la casi mitad de los votos totales del riojano, el Frente País Solidario había conseguido el 29% y la Unión Cívica Radical que obtuvo el 17%.

Ante esta clara división, en 1997 la UCR y el FrePaSo conformaron la Alianza para el Trabajo la Justicia y la Educación. Para conducir la agrupación de los partidos se estableció un grupo de cinco personas: Graciela Fernández Meijide, Carlos "Chacho" Álvarez, Rodolfo Terragno, Fernando de la Rúa, y Raúl Alfonsín.

El FrePaSo (Frente País Solidario), estaba formado a su vez por el Frente Grande, el PAÍS (Política Abierta para la Integridad Social), el Partido Demócrata Cristiano y la Unidad Socialista, integrado simultáneamente por los partidos Socialista Popular y Socialista Democrático.

El Frente Grande, principal parte del Frente País Solidario había sido formado como principal oposición al gobierno de Ménem y sus políticas neoliberales, eran admitidos cualquier tipo de sectores, quienes nunca habían tenido participación política, peronistas distanciados del menemismo, comunistas, intransigentes y el Grupo de los 8, entre otros más.

El Grupo de los Ocho eran una facción de diputados que se cortaron del Partido Justicialista para formar su propio bloque parlamentario. Entre tantos motivos y diferencias, el principal que conllevó al quiebre fue el indulto presidencial a los jefes militares condenados por sus acciones criminales durante la última dictadura, entre los diputados miembros estaban: Darío Alessandro, Juan Pablo Cafiero, Franco Caviglia y Carlos Álvarez, el "Chacho".

En fin, la Alianza Antimenemista, para el Trabajo, la Justicia y la Educación, atravesó serias dificultades en sus inicios para conformarse en todo el país, en 1997 consiguió su primera victoria cuando el ‘Chacho’ Álvarez encabezó la lista triunfante en la Capital Federal y Graciela Fernández Meijide en la provincia de Buenos Aires, donde venció al candidato del PJ, Chiche Duhalde.

Un año más tarde se realizaron una especie de PASO internas, para establecer quién sería el candidato a presidente de la Nación para las elecciones venideras. Finalmente, la fórmula resultante fue Fernando de la Rúa como presidente y el ‘Chacho’ Álvarez como vice, mientras que Fernández Meijide fue designada candidata a gobernadora de la Provincia de Buenos Aires.

Finalmente llegó el momento y en las elecciones presidenciales de octubre de 1999, la Alianza triunfó y obtuvo la elección de Fernando de la Rúa como presidente de la Nación, obteniendo también mayoría en la Cámara de Diputados.

El conflicto llegó rápidamente, la economía estaba destrozada y la gente estaba verdaderamente desesperada, sin saber a dónde irían los precios y cuando.

Para reafirmar su poder, la Alianza debía lograr o lograr que se aprobara una Ley que enviarían al Senado, dónde la mayoría era peronista y justicialista, y no habría forma de ganar por su propia cuenta.

La Ley 25.250, conocida como Ley de reforma laboral impondría un drástico cambio en las relaciones de trabajo, la ley dictaba que:

- Un empleador no podría contratar a un mismo trabajador, más de una vez, utilizando el período de prueba.

- Durante el período de prueba las partes del contrato tendrían los derechos y obligaciones propios del vínculo jurídico.

- El empleador debía registrar el contrato de trabajo que comienza por el período de prueba

- Durante el período de prueba las partes estarían obligadas al pago de los aportes y contribuciones a la Seguridad Social.

- Durante el período de prueba el trabajador tendría derecho a las prestaciones por accidente o enfermedad del trabajo. También por accidente o enfermedad inculpable, que perdurará exclusivamente hasta la finalización del período de prueba si el empleador rescindiere el contrato de trabajo durante ese lapso.

Al leer aquella ley, uno piensa ¿por qué habría de no ser aprobada?, y es que lo que realmente se votaba no eran los derechos del trabajador sino el poder de la Alianza en el Senado, a nadie realmente le importa el período de prueba de un empleado.

Era la primera ley importante de la Alianza y podía pasar lo mismo que con la ley laboral de Alfonsín, que en 1984 le había valido una derrota, y realmente significativa.

Luego de lograr una amplia mayoría en el Senado, el 26 de abril del 2000, la ley fue aprobada y todo fue aplausos y alegría hasta que llegó el conflicto.

“A los senadores los arreglo con la Banelco”, esa fue la frase que hizo temblar todo el gobierno, que convirtió a la Casa Rosada en oficinas trincheras, fue la frase que Hugo Moyano, entonces jefe de la CGT disidente, dijo escuchar y denunció que el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, le había dicho que para los senadores del PJ tenía "la Banelco".

Fue el primer indicio de las coimas en el Senado.

Cuando la presión del escándalo de las coimas, combinadas con la crisis económica y social llegó a un punto insostenible, o por lo menos así lo sintió Álvarez, el líder de la FrePaSo decidió dimitir de su cargo. Un cargo que había asumido menos de un año antes. Y Flamarique hizo lo propio a menos de 24 horas de haber sido nombrado secretario general de la Presidencia.

A las 19.33 del 6 de octubre del 2000, Álvarez subió a un escenario, se paró frente al micrófono, sacó un escrito y comenzó a hablar: "Presento mi renuncia indeclinable al cargo de vicepresidente de la Nación", así abrió la conferencia.

Su corto pero preciso escrito lanzaba frases que se prestaban para distintas interpretaciones: "Lo hago para poder decir con libertad lo que siento y lo que pienso", "me da mucha vergüenza que un joven de dieciséis o diecisiete años sienta que la política es similar al delito", dijo Álvarez al terminar su discurso.

"El cargo de vicepresidente no permite mayores desacuerdos con un tema tan sensible como los sobornos en el Senado. No renuncio a la lucha, renuncio al cargo con el que me ha honrado la ciudadanía". Años después de la Rúa habló sobre la renuncia del ‘Chacho’ en "Mauro la pura verdad" y dijo: "Renunció porque salió en una revista y pensó que le movíamos el piso".

La renuncia del líder de la Alianza sacudió al gobierno, los dirigentes del Frente casi no hablaban, mientras que el presidente dos horas más tarde salió a hablar diciendo "aquí no hay crisis", Carlos Menem siguió y lanzó: "Yo le dije a De la Rúa que el justicialismo le va a hacer una oposición constructiva y que el principal opositor lo tenía en la figura del señor vicepresidente".

Aquella renuncia comenzó lo que finalizaría algunos meses más tarde, en diciembre del 2001 cuando "la realidad superó", como él mismo dijo, a De la Rúa y también presentó su renuncia, poniendo punto final a la Alianza y a la FrePaSo.

En fin, una vez denunciado y con tantos testigos disponibles, los acusados esperaron en libertad el juicio, un juicio que declaró recién en el 2013 -¡trece años más tarde!-, absueltos a Fernando De la Rúa, Alberto Flamarique, su ex ministro de Trabajo, Fernando de Santibañes, ex secretario de inteligencia, los ex senadores Alasino, Tell, Costanzo y Branda, y un personaje más, el "arrepentido".

Mario Pontaquarto, quien luego de varios intentos de suicidios y un divorcio no aguantó más la culpa que lo carcomía y confesó que se había ocupado de entregar los sobornos, relató que el mismo 26 de abril que se sancionó la ley de reforma laboral, él fue al departamento del senador Emilio Cantarero y le entregó los 4.300.000 pesos que se repartirían entre los senadores. Dinero que había retirado una semana antes, el 18 de abril, de la SIDE.

El recuerdo de Álvarez revivió siete años después, cuando el vicepresidente Julio Cobos sepultó la esperanza kirchnerista cuando voto en contra del proyecto oficial de retenciones móviles, la mayor obsesión del Gobierno.

Claro que Cobos finalmente no renunció, pero quien diga que no se le cruzó por la cabeza estaría mintiendo.

Luego de su renuncia Álvarez se alejó de la política, en 2005 recién regresó como presidente de la CRPM (Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur), puesto en el que se mantuvo hasta el 2009.

Actualmente se desempeña como Secretario General de la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración).

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