OBESIDAD

"MKK6", la proteína que impide perder peso

Esta proteína impide perder peso y transformar la grasa "mala" en "buena", según una investigación llevada a cabo por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) que ha logrado comprobar que la proteína "MKK6" juega un papel clave en la obesidad. Controla la transformación de la grasa blanca en grasa marrón que quema los lípidos para mantener la temperatura corporal. En los últimos tiempos, esa grasa pardusca centra la atención de los especialistas que intentan combatir la obesidad.

La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible, la cual se caracteriza por acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la reserva natural de energía de los humanos y otros mamíferos —almacenada en forma de grasa corporal— se incrementa hasta un punto en que pone en riesgo la salud o la vida. El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción humana en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.
 
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define como obesidad cuando el IMC (índice de masa corporal, cociente entre el peso y la estatura de un individuo al cuadrado) es igual o superior a 30 kg/m².También se considera signo de obesidad un perímetro abdominal en hombres mayor o igual a 102 cm y en mujeres mayor o igual a 88 cm. 
 
Esta enfermedad que afecta a una gran cantidad de argentinos forma parte del síndrome metabólico, y es un factor de riesgo conocido, es decir, es una indicación de la predisposición a varias enfermedades, particularmente enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, apnea del sueño, ictus y osteoartritis, así como para algunas formas de cáncer, padecimientos dermatológicos y gastrointestinales.
 
La patología se presenta en 2,200 millones de personas aproximadamente.
 
Cabe recordar que en cierta medida es importante para mantener el equilibrio energético, pero el exceso tiene consecuencias nefastas en el organismo.
 
El estudio, coordinado por Guadalupe Sabio y elaborado en colaboración con investigadores del Hospital Universitario de Salamanca, fue llevado a cabo a raíz de las muestras de pacientes obesos. En todos ellos se pudo corroborar la existencia de la "MKK6" en una mayor medida. En su análisis se detectó que impedía la metamorfosis de la grasa “mala” en grasa “buena”. Más tarde, utilizaron modelos animales para modificarlos genéticamente y lograr que dejen de producir MKK6. Todos los ratones modificados lograron mayores tasas de transformación en grasa parda. No solo eso sino que, incluso en ratones ya obesesos, la eliminación de esa proteína puede ayudar a que pierdan peso fácilmente.
 
 
Añade Sabio que la grasa parda se podría convertir en un objetivo terapéutico, ya que su activación “podría utilizarse para eliminar el sobrepeso”. El principal problema de quienes padecen obesidad es que pierden esa capacidad de transformación de la materia corporal y por tanto la posibilidad de bajar de peso. Muchos se someten a intervenciones quirúrgicas de las que luego no salen satisfechos, como en aquel caso.
 
Dicho descubrimiento puede contribuir a ser una explicación de la obesidad, pero la solución solo la puede plantear quien padece el problema: “Creo que ninguna pastilla podrá sustituir a los hábitos de vida saludable. Por ello, la mejor forma de luchar contra la obesidad es comer de manera moderada -este alimento es el mejor para adelgazar- y hacer ejercicio. Eso no quita que debamos estudiar la obesidad como enfermedad que es”, remarcó el analista.
 
Otra investigación, en este caso realizada en la Universidad de Minnesota, ha descubierto que los hongos que anidan en el intestino también podrían ser responsables de la tendencia a engordar cuando se consumen demasiadas grasas. Su trabajo ha consistido en alimentar a ratones de laboratorio con dietas ricas en grasa y después analizar la microbiota de su aparato digestivo. Los ratones que comieron más grasas tenían hasta 19 especies de bacterias y seis de hongos distintas a los que comieron dieta sana.
 
124 millones de jóvenes de 5 a 19 años eran considerados obesos en 2016, frente a solo 11 millones en 1975. Esto indica que la obesidad de niños y adolescentes se multiplicó por 10 en 40 años. Y para los años venideros, prevén que la tendencia irá en incremento.
 
"Aunque se sabe que ciertos MKK y sus vías en sentido descendente se activan en el tejido adiposo humano con la obesidad, aún se desconoce el papel de MKK6. El análisis de los niveles de proteína de MKK6 en la grasa de ratones magros y obesos (alimentados con dieta alta en grasas durante 8 semanas) reveló niveles notablemente más altos de MKK6 en grasa blanca epididimaria (eWAT) y grasa subcutánea (sWAT) que los ratones alimentados con una dieta estándar. No se observaron diferencias en el músculo y el hígado ”, señala el trabajo.
 
Los cauces son «prevenir la obesidad con educación, pero también hay que buscar soluciones para que las personas que son obesas, buscando medicamentos que les ayuden a bajar el peso o a minimizar los efectos perjudiciales de la obesidad.
 
Finalmente cabe destacar que la dieta diaria afecta directamente al equilibrio de la comunidad de microorganismos en el aparato digestivo. Los cambios en esa comunidad repercuten en el modo en el que el cuerpo metaboliza los alimentos y, por lo tanto, pueden conducir a que acumulemos más grasas indeseadas. Pero nunca antes se había observado que en ese juego de equilibrios los hongos tienen un papel central. Los científicos pretenden ahora secuenciar el ADN de esos hongos (que son menos abundantes que las bacterias intestinales) para tratar de encontrar en alguno de ellos una posible cura para la obesidad.
 

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