LA PATRIA MAPUCHE

El caso Maldonado

Eduardo Mallea lo dijo con menos elegancia: “Cuanto más ahondemos nuestra observación peor será la decepción con que lo comprobaremos; pero no es necesario ahondar; el mal llega ya a la epidermis y se le reconoce en los más inmediatos síntomas: basta ver a los hombres que nos rigen en todos los dominios de la vida pública y académica. Son infinitamente más mediocres, torpes, triviales, plebeyos e individualistas que los hombres de nuestras primeras horas, y si fuéramos a auscultar su aspiración profunda, nuestra repugnancia no tendría límites”. Punto de inicio de la reflexión de Luis Rizzi.

“…Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la Justicia”,
Platon,
La República.

 

Hay una pregunta que hizo Jonathan Glover a la que es muy difícil encontrarle respuesta, “dónde puede hallarse el remedio para el mal razonamiento”, sin embargo la respuesta parecería obvia, “el buen razonamiento”.

Antes de continuar quiero dejar bien en claro que en esta nota no opinaré sobre personas concretas sino que mi intento se reduce a plantear el caso de Santiago Maldonado desde lo que llamaría el buen razonamiento.

Creo que nos puede ayudar para este exámen la teoría aristotélica de la causa.

¿Cuál sería la causa material y final del caso Maldonado?

Estas causas estarían configuradas por lo que llamaría la “causa mapuche” que pretende en última instancia constituir un territorio soberano, una Patria mapuche.

Esta causa, la “mapuche” en nuestro país ha sido alentada por el populismo político como medio para generar otro conflicto de naturaleza ilegal y de ese modo reivindicar seudos derechos para justificar un enfrentamiento violento al orden establecido. Para este populismo en imprescindible la existencia de conflictos y cuanto más irracionales, mejor.

Los sectores más propensos a caer en esta trampa dialéctica, es la juventud adolescente y ese otro segmento compuesto por lo que llamaría adolescencia tardía, la generación frustrada de 20 a 30 años a la que le faltó la guía del adulto no solo en la familia sino asimismo en la escuela.

Definiría asi, ser rebelde es virtuoso, no importa la causa, es la rebeldía por la rebeldía misma. El fin y los medios se confunden de allí surge no solo la desorientación sino lo que es más grave los malos razonamientos, para justificar el uso de medios para fines irracionales o pecaminosos como se describen en la tragedia de Lady Macbeth.

En el caso todo comenzó con el corte de una ruta, seria la “causa material” un hecho que es delito, que hace procedente la acción del estado para restaurar el derecho a transitar libremente que sería la causa eficiente del caso.

Hubo enfrentamientos y en ese meollo de hechos se habría producido la “desaparición” de Maldonado un joven decente y desorientado en su vocación, como tantos otros que tomó partido, vaya uno a saber por qué motivos, por la rebelión mapuche. Fue, diría, un modo equivocado de “participar”, de buscar una causa noble.

En este sentido quiero dejar bien en claro que el gobierno de Mauricio Macri está conformado por gente inculta, con saberes técnicos puede ser, pero esta suerte de dirigentes conforman una nueva elite de “bárbaros” según lo dijo Ortega en su opúsculo “Misión de la Universidad”.

Eduardo Mallea lo dijo con menos elegancia: “Cuanto más ahondemos nuestra observación peor será la decepción con que lo comprobaremos; pero no es necesario ahondar; el mal llega ya a la epidermis y se le reconoce en los más inmediatos síntomas: basta ver a los hombres que nos rigen en todos los dominios de la vida pública y académica. Son infinitamente más mediocres, torpes, triviales, plebeyos e individualistas que los hombres de nuestras primeras horas, y si fuéramos a auscultar su aspiración profunda, nuestra repugnancia no tendría límites”.

Es gente que no está a la altura de los tiempos y solo cree en los resultados económicos. No sirve para gobernar.

La era que vivimos es la era de los conflictos y de la “participación” y el gobierno debe crear los cauces pertinentes para lograr su resolución.

En este sentido ha fallado y se comporta como los gobiernos precedentes, solo busca excusas de donde conviene recordar a Poncio Pilatos.

Además es un gobierno que los conflictos lo toman por sorpresa por eso su reacción es o bien histérica o bien extemporánea.

Estas acciones de rebeldía constituirían la “causa formal que da sustento a todas estas acciones ilegales disfrazadas de un sano sentido de rebeldía legítima.

Lo ético y moral hubiera sido que estos “rebeldes románticos” se hubieran entregado a la autoridad para hacer valer sus derechos en un proceso judicial.

Pero esto era imposible porque los llamados “mapuches” bajo la excusa de “territorio sagrado” impidieron la acción del Estado, en vez de cuestionarla por medios legales formales.

Hubo una falla del estado, del poder judicial, que de hecho reconoció ese estado de excepción, este precedente mañana podría servir para justificar inacción ante el narcotráfico o delitos más peligrosos.

Durante estos hechos “los mapuches” tomaron un juzgado federal y ni siquiera hubo denuncia alguna por la comisión del posible delito de sedición.

No tengo duda la culpa más grave estuvo del lado del estado que se comportó como un Estado “populista”, demagógico, pusilánime e inútil.

Jorge Lanata llamó en el Coloquio de Idea “cobardes” a los empresarios que se bancaron 12 años de humillación, como calificamos a los funcionarios públicos, ministros, jueces y fiscales que fueron incapaces de afrontar y resolver la investigación de un delito para llegar la verdad, como lo mandan los códigos procesales.

Ahora podremos resolver una muerte, pero ¿y la vida…?

Varios funcionarios deberían afrontar su juicio político…

Finalmente no quiero caer en el cinismo o hipocresía de opinar sobre si este caso debería influir en las elecciones, quienes deben opinar son los ciudadanos el domingo 22/10 para mostrar cual es la Argentina real y si Eduardo Mallea tuvo razón cuando se refirió al “argentino profundo, del verdadero, del que es raíz humana y no follaje, garrulería y representación”.

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