JULIO DE VIDO

El precio de hablar o callar (Imprudencias del Presidente)

¿Todo el esfuerzo argentino para eliminar la corrupción se circunscribirá a llevar a Julio De Vido, Lázaro Báez, Ricardo Jaime y Lázaro Báez a prisión o se avanzará sobre los procedimientos actuales del Estado? ¿Será puro show circense o habrá algo más que la hipocresía tan habitual de los gobernantes argentinos de turno? ¿Qué hacemos con las adjudicaciones del plan de energía que está concediendo Juan José Aranguren, por ejemplo? (Nicolás Caputo se quedó con 2 y sin presentar la mejor oferta, vale la pena recordar). Bueno sobre estas cuestiones, una reflexión:

“La clemencia es atributo divino, y el poder humano se acerca al de Dios, cuando modera con piedad la justicia……Hebreo, ya que pides no mas que justicia, piensa que si solo justicia hubiera, no se salvaría ninguno de nosotros…”
William Shakespeare
El mercader de Venecia Acto IV - Escena I

 

Es bueno recurrir a los clásicos para poder clarificar las ideas y en esta obra de Shakespeare vemos que la clemencia es un atributo de la justicia. La Real Academia dice “moderación al aplicar justicia”.

Si se aplicara la justicia sin clemencia, sin moderación, todos seríamos culpables, por la sencilla razón que los seres humanos somos falibles.

La detención de Julio de Vido dio pie, según la web de Perfil, para que Macri “que recibió la noticia en Olivos y sus funcionarios festejaron con asado”.

Pregunto: ¿Es para festejar y celebrar la detención de De Vido?

Diría, más bien, que es para lamentar que recién luego de transcurridos 12 años, que Kristina haya perdido “su” elección, que el peronismo esté en estado de pre liquidación y que el Consejo de la Magistratura haya cambiado de color, para que se hayan acelerado muchos procesos que ya deberían tener sentencia y la República y los argentinos nos hubiéramos ahorrado años de saqueo económico y de menoscabo institucional.

El desafuero de De Vido y su detención no nos hace más virtuosos, y sin poner en duda que hay causa suficiente para procesarlo, la convicción republicana que se nos debe hacer carne, es la presunción de inocencia.

Tal como es nuestra costumbre, para unos De Vido ya está condenado con justicia, y para otros de modo injusto. Como alguna vez los explicó Carlos Floria, nuestra vocación justiciera, nos impide discernir qué es la justicia como virtud.

El justiciero, tal como nos gusta ser, manipula los conceptos y asi la famosa “mano de dios” en el partido contra los ingleses (México 1986), se ha convertido en excusa para justificar lo injustificable. Fue un gol fraudulento.

Mal ejemplo dio el presidente al celebrar la detención, afloró su cultura futbolera, además de algún modo puso y pone en tela de juicio la transparencia de la decisión.

No se debe decir y menos un Presidente de la República, “fulano o mengano tiene que ir preso”; en todo caso diríamos “tiene que ser procesado”, que es distinto.

La otra cuestión que plantea el caso es el precio que puede tener para De Vido hablar o callar.

Personalmente no tengo duda que De Vido es el hombre que sabe demasiado y tiene la oportunidad de contribuir al esclarecimiento de la verdad. Con ello no lavaría sus pecados, si los tuviera, pero contribuiría, penitencia mediante, a que conozcamos la obvia red de complicidades que facilitó este fenomenal proceso de corrupción, según las denuncias hechas.

Sería la obligación procesal de De Vido, para que el juez pueda llegar a una resolución justa, sea absolutoria o condenatoria.

No son procesos fáciles, por ejemplo, el del precio de las importaciones de gas, parecería que es muy complejo. El caso de Rio Turbio, con un tren que solo recorrió unos pocos metros parece más difícil de explicar, pero lo que parece obvio es que tiene que haber varios participes y “beneficiarios”. No podemos pensar que la cosa empezó y terminó en De Vido.

Hay otros procesos como el de Once que más allá del hecho del accidente, es una cabal muestra de lo que puede ocurrir y ocurre cuando el dinero del Estado se desvía para beneficiar intereses perversos.

No le será fácil a De Vido ejercer su defensa si calla, pagará un precio mayor al de su culpa, si la tuviera y si habla es probable que sepamos cómo funciona o funcionó la política como negocio de corte mafioso, y que Jorge Lanata y todos nosotros tengamos la respuesta a la supuesta cobardía de muchos empresarios o el precio que le pusieron a su valentía.

Si la trama de corrupción fue real, hubo autores y participes necesarios.

Veremos si Julio De Vido está dispuesto a correr el “velo de la ignorancia”, sería su mejor y más noble defensa porque contribuiría con la verdad.

La cosa es que De Vido no confunda el significado de contribuir con la verdad a ser un vulgar “botón”…

Lo cierto es que a los argentinos nos cuesta ir a las cosas…y asi nos va…

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