INTENTANDO LAS REFORMAS

11 claves del éxito de Macri, 6 deudas y 2 alertas

Si no hubiese sido por el submarino que arrebata la preocupación de la opinión pública, habría que considerar un gran fin de semana para Mauricio Macri. Es la primera vez en la historia que un Gobierno no peronista, en una situación que no es de crisis, acuerda una Reforma Fiscal con 23 Provincias y una Reforma Laboral con la Confederación General del Trabajo; todo esto en 13 días hábiles, desde el momento que circularon por los medios los primeros borradores de los proyectos de Ley y los firmados en sendos actos oficiales. Sin duda, un logro histórico del Gobierno de Mauricio Macri. No obstante, hay que ubicar todo en su contexto correcto porque hombre/mujer precavido/precavida vale por 2.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). ¿Cómo hizo una Administración que fue descalificado por no saber hacer política, por no tener capacidad para negociar y vistos como un conjunto de “improvisados”; para someter a los siempre demandantes y rebeldes Gobernadores, sobre todo los peronistas; y a una clase sindical veterana de mil negociaciones desgastantes? Varias son las causas:

1. La derrota de Cristina Fernández en la Provincia de Buenos Aires cambió el escenario político en forma rotunda.

2. El fracaso electoral de todos los Gobernadores peronistas que aparecían como posibles recambios a Cristina Fernández, dejó al grupo sin una figura que tomara el control de la negociación con la Casa Rosada.

3. El triunfo de “Cambiemos” en 13 provincias (14, si consideramos que en La Pampa perdió por menos de 80 votos), con lo cual, se perfila para arrebatarle al peronismo media docena de gobernaciones en 2019.

4. La desaparición del “Club del Helicóptero” consolidó la idea de que el macrismo tiene asegurado 6 años más en el poder.

5. El Gobierno no sólo aprovecho la crisis peronista, sino que la incentivo. En ese marco, la detención de Julio de Vido y, en medio del proceso de negociación de ambas reformas, de Amado Boudou, confirmaron que la crisis kirchnerista recién comienza y que la recomposición del peronismo está muy lejana.

6. La Casa Rosada estableció una clara estrategia para avanzar en las negociaciones con los Gobernadores: fue clave la causa que presentó el año pasado María Eugenia Vidal, que con el cercano fallo favorable de la Suprema Corte de Justicia, demostró que la coparticipación federal actual estaba fracasada y que era necesario negociar una nueva.

7. La Casa Rosada usó los dos únicos argumentos que evitaban el rechazo de los Gobernadores: ninguna provincia perderá fondos de coparticipación como fruto de la negociación y, si pierde, el Tesoro Nacional cubrirá la diferencia. Esto fue negociado por Mauricio Macri en el viaje que hizo con media docena de Gobernadores a Estados Unidos. Fue allí donde el marco referencial de la reforma fue cerrado.

8. Con los sindicalistas, la estrategia también fue clara. Se comenzó con acuerdos de flexibilización con algunos sindicatos poderosos y muy sensibles, como la construcción y el metalúrgico. El paso siguiente era ampliar la reforma al resto de los sindicatos. Fue lo que se hizo.

9. Además de fondos para las obras sociales, “lubricante” siempre efectivo en toda negociación con los gremios, el avance de varias causas judiciales contra sindicalistas también ayudaron a convencer a algunos rebeldes, en especial, la detención del Juan Pablo “El Pata” Medina.

10. Tres elementos más permitieron el acuerdo con la CGT y los Gobernadores: Cada reforma contenía una inmensa cantidad de modificaciones, lo que impedía una discusión pormenorizada y concentraba la atención en unos pocos puntos; en los borradores se incluyeron muchos pedidos de máxima, que servía para negociar y, por fin, el tiempo para discutir se redujo a tan solo una semana calendario.

11. De esta forma, con dinero y “carpetazos”, el Gobierno usó contra Gobernadores y sindicalistas peronistas una forma de negociación típicamente peronista y le agregó distracción, “zanahorias” y celeridad; otros tres elementos del repertorio de picardías peronistas.

María Eugenia Vidal y Mauricio Macri en la cumbre con los gobernadores donde se firmó el pacto fiscal (Foto NA).

¿Se puede culpar al Gobierno de Mauricio Macri de no actuar con el formalismo acartonado y vacío de poder del radicalismo o con un purismo casi de laboratorio para conseguir avanzar en un corpus de modificaciones que ocupa más de 400 páginas? No, dado que el peronismo, cuando está fuera del poder, pide el cumplimiento de reglas que, cuando están en la Casa Rosada, ignora con el mayor desprecio. Eso es la política: usar las herramientas del otro contra el otro, en beneficio propio.

Tanto el Gobierno como la oposición creen que el paso por el Congreso de todo el paquete de normas no tendrá problemas si se logran aprobaciones en el Senado antes del ingreso a su banca de Cristina Fernández. La Casa Rosada cree que los acuerdos cerrados con los Gobernadores, los sindicalistas peronista y el titular de la Bancada Peronista en la Cámara Alta, Miguel Ángel Pichetto; alcanzará con facilitar el proceso.

Pero los logros que tuvo el Gobierno de Mauricio Macri esta semana frente a los Gobernadores y los gremialistas no deben ocultar el doble triunfo que tuvo María Eugenia Vidal, uno por el apoyo de la Casa Rosada, que la usó para romper la rebelión de los gobiernos provinciales; pero el segundo, fue una obra maestra de la construcción de poder político y aprovechamiento de las debilidades del opositor.

El primero de los logros fue obtener $40.000 millones adicionales en 2018 y $65.000 millones en 2019 como parte del acuerdo para que las provincias den de baja los juicios presentados ante la Corte Suprema de Justicia. Tanto la Casa Rosada como en La Plata tenían en claro que un fallo favorable del Alto Tribunal no hacía más que “embarrar la cancha”, dado que negociar sólo ese tema con las provincias habría sido muy engorroso, dado que todas habrían esperado que se resuelvan sus situaciones para poder negociar, tal como está haciendo hoy San Luis.

Pero desde la Secretaría Legal y Técnica se lanzó una alerta: Depende cómo fuera redactado el fallo de la Suprema Corte, se podrían abrir las puertas para otro medio centenar de reclamos fiscales por las provincias, lo que se habría convertido en una verdadera crisis del sistema federal. Por eso, se usó la causa de la Provincia de Buenos Aires como ariete a la negativa de los Gobernadores, pero al mismo tiempo, permitía encauzar la solución de un problema que, a futuro, podría ser más gravoso.

El 2do. inmenso logro de María Eugenia Vidal fue que, en menos de 12 horas, logró que la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados bonaerenses aprobaran el Presupuesto 2018 provincial, como al mismo tiempo, la Ley Fiscal Impositiva y el Pacto Fiscal con los Municipios, que implicó anular el Fondo de Infraestructura que proveía de dinero a los alcaldes para obras que nunca hacían y la eliminación de la “2da. firma” en el Parlamento bonaerense, que implica nada menos que un ahorro de $2.000 millones en gasto político. Todo esto, con apoyo de massistas, peronistas, randazzistas y algún que otro kirchnerista.

Fernando Espinoza y Verónica Magario no pudieron detener el avance de María Eugenia Vidal.

Ni siquiera el intento de Fernando Espinoza de reunir una docena de “Barones del Conurbano” fue exitoso para frenar el paquete de leyes financieras de María Eugenia Vidal. Es más, este fracaso fue clave para que los “Barones del Conurbano” peronista no lo apoyaran en sus aspiraciones de seguir conduciendo el Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires y armaran una lista por separado, con Gustavo Menéndez (de Merlo) y Fernando Grey (de Esteban Echeverría).

Fueron fundamentales para el éxito de María Eugenia Vidal las negociaciones que se hicieron con los Intendentes Martín Insaurralde (de Lomas de Zamora), Juan Pablo De Jesús (del Partido de la Costa) y Hugo Corvatta (de Saavedra), es decir, la “rama dialoguista” del Grupo Esmeralda. Pero muy en el fondo, el triunfo aplastante de la Gobernadora de Buenos aires fue fruto, como en el caso de Mauricio Macri, de una excelente estrategia, un muy buen planteo de los temas y de la atomización que tiene el peronismo bonaerense, luego de la derrota electoral de Octubre.

Pero volviendo al Gobierno Nacional, nadie niega que todas las modificaciones planteadas sean las que el atomizado equipo económico considera necesarias para incentivar la inversión, la producción, el consumo, la creación de fuentes de trabajo, el equilibrio de las cuentas públicas y la baja de la pobreza y la inflación.

Ahora, la duda es: ¿alcanzan?

1. Las reformas planteadas tienen un neto perfil pro-empresario. Intenta bajar el costo impositivo de contratar mano de obra y mejora levemente el escenario fiscal, abriendo la puerta a una moderada suba de ganancias privadas en el mediano plazo.

2. Existe una redistribución de ingreso que va en sentido contrario al observado durante los 12 años de kirchnerismo. El peso del esfuerzo fiscal recaerá en el Tesoro Nacional y en las familias, dado que el resultado inicial de la Reforma Fiscal, tal como entró en el Congreso, es que crece la presión impositiva y el número de futuros contribuyentes.

3. Una primera lectura del conjunto de normas muestra que los cambios no tienden a bajar el Déficit Fiscal, al contrario, lo elevaría, es decir, no ataca la causa de los 3 mayores problemas macroeconómicos actuales: alto endeudamiento, creciente stock de Lebacs y una inflación que no cede con tasas cercanas al 29% anual.

4. Hay una promesa de achicamiento de los Estados Nacional y provinciales, poco en los municipales Es el cuarto intento de reducir la estructura del Sector Público en la Argentina, pero los fracasos constantes confirman la predisposición de la clase política local a gastar siempre más.

5. El Gobierno no se animó a cambiar la estructura fiscal de la Argentina ni las leyes principales que distorsionan el mercado del trabajo. Es cierto, se despejan algunos obstáculos y se prometen quitar algunos más a futuro; pero a hoy, está lejos de lo que reclama la ortodoxia económica.

6. No se puede hacer una lectura del paquete de normas presentadas en el Congreso sin tener en cuenta que el Gobierno está bajando subsidios para volcarlos sobre el bolsillo de las familias, espera un ahorro de fondos con las iniciativas de Participación Pública – Privadas y una reducción de la estructura del Estado, pero hasta que esto no se concrete, lejos está de reducirse, en profundidad, el Déficit Fiscal.

Un riesgo del paquete de reformas es su propia gradualidad. Si se cumplen todos los compromisos firmados en esta semana, en el 2023 no existirán los Impuestos a los Sellos y al Cheque; Ingresos Brutos será menor en muchos rubros y, en otros, habrá desaparecido, las empresas pagarán menos Ganancias si reinvierten sus utilidades, los aportes serán menores y no aparecerán nuevos gravámenes patrimoniales.

Además, la alícuota de Bienes Personales será del 0,25%, el Impuesto Inmobiliario tendrá una valuación homogénea en todo el país, y se unificarán las alícuotas; todo esto con empresas que podrán ajustar sus balances por inflación y con un gasto congelado de la Nación, las provincias y los municipios; con menor proporción de empleados públicos sobre el total de la Población Económicamente Activa y provincias que exhiban equilibrio presupuestario. Casi, casi, un país normal.

¿Y cuál es el peligro de este escenario?

> El primer problema es que depende de una clase política que se emborrachó con el Gasto Público 30 años y que, de pronto, promete ser abstemia. El segundo es que el peronismo hoy está fuera del poder. ¿Mantendrá estas metas si alguna vez vuelve a Gobernar la Nación?

> Por fin, para una empresa, es mejor invertir dentro de 5 años, cuando se cumplan todas estas metas, no hoy. Y, para las grandes multinacionales, cinco años es un período más que escaso para esperar.

Sin duda, el paquete de reformas que negoció en estos 13 días hábiles la Casa Rosada tiene como meta tener un país más ordenado y armónico, laboral y fiscalmente hablando; con reglas más sencillas y claras. Pero en infinidad de oportunidades, los políticos argentinos prometieron lo mismo y terminaron por fracasar en estos objetivos.

No son pocos los que descalifican el paquete de reformas al conceptuarlo como “mezquino”, “pobre” o “limitado”. Si se ponen metas maximalistas, como hacen los economistas ortodoxos, sin duda. Pero “la política es el arte de los posible” y lo logrado por el Gobierno de Mauricio Macri, es lo máximo que pudo obtener el macrismo en el poder. Hasta ahora.

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