RENACER DE LA IZQUIERDA

Las encuestas fallaron: El balotaje no será fácil para Piñera

Si la elección en Chile fue un referéndum a la gestión de Michelle Bachelet, quien buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas (aunque los desacuerdos y una economía casi estancada abrieron fisuras en la coalición gobernante de centroizquierda Nueva Mayoría), es un dato que el Frente Amplio, de la periodista Beatriz Sánchez fuese la sorpresa, emergiendo como la 3ra. fuerza electoral, con un fuerte bloque legislativo para convertirse en árbitro de la etapa venidera ya que tanto el bloque de Sebastián Piñera como el de Alejandro Guillier no lograron una clara mayoría a nivel parlamentario.

 

"A las 20:30 de ayer (19/11), en los pasillos del segundo piso del Hotel Crown Plaza, Luciano Cruz-Coke –diputado electo– fue el primero en deslizar lo que se anticipa como el foco de la campaña de Sebastián Piñera y la derecha en segunda vuelta: apuntar a que la votación inesperada para el abanderado de Chile Vamos en realidad no es tan mala, pese a que solo lo separan 14 puntos de Alejandro Guillier, además de convocar a la unidad y apelar al centro. De esta manera, el piñerismo trató de sortear el peor escenario que pudieron obtener en estas elecciones. En sus cálculos siempre estuvo alcanzar sobre el 40% de los votos y, si bien era efectivo que la brecha con Alejandro Guillier sería exitosa si bordeaba los 15 puntos, esto era en el caso de que el ex Mandatario consiguiera un resultado más sólido. Los resultados les amargaron la fiesta. Con el 98,9 de las mesas escrutadas, hasta anoche Piñera solo tenía 36.64%, en tanto que Alejandro Guillier 22.69%, Beatriz Sánchez 20.28%, Kast 7.92%, Goic 5.88% y MEO 5.71%. “Lo único que queda es crecer hacia el centro”, señala una fuente del comando de Piñera, porque ya cuentan con que el 80% de los votos de José Antonio Kast obviamente se irán hacia el ex Mandatario y hay un 20% que representa al voto duro de Kast, que jamás se traspasarán porque son anti-Piñera. (...)",
Alejandra Carmona López, (El Mostrador).


"(...) El candidato ultraconservador José Antonio Kast, que defendió en la campaña el legado del dictador Augusto Pinochet, obtuvo un inesperado 7,93 por ciento de los votos, un capital político que será clave para Piñera en un balotaje. Apenas horas después de conocerse los resultados, Kast se reunió con Piñera y aseguró: “A partir de mañana, con la misma alegría y entusiasmo, asumamos la tarea de hacer posible el triunfo del candidato (Piñera). No vamos a exigir nada ni a condicionar nuestro apoyo”. (...)".
Agencia Reuters


No pasó a 2da. vuelta -estuvo a unos 150 mil votos de la hazaña y culpó a las encuestas del traspié-, pero Beatriz Sánchez porcentualmente logró el mejor desempeño de todas las candidaturas de izquierda extraoficialista que se han presentado desde 1989.

“El Frente Amplio llegó para quedarse (…) Esto recién está comenzando, así que prepárense porque vamos con todo”, dijo Sánchez en su discurso ante centenares adherentes que vitoreaban “sí se puede”.

Si bien la periodista llamó telefónicamente a Alejando Guillier -con quien mantienen una amistad desde que coincidieran como panelistas programas de televisión- para felicitarlo por el resultado-, fue cauta a la hora de las señales públicas y señaló que primero debe concretarse un debate interno del bloque.

Sánchez, para quien los sondeos pronosticaban un apoyo de menos de dos dígitos, y que está ideológicamente mucho más cerca de Guillier que de Piñera, fue la gran ganadora de la jornada electoral y la que tiene la llave en la negociación hacia el balotaje.

“Vamos a iniciar ahora una conversación (…) no me gustan las cocinas”, dijo, aunque advirtió que una de las cosas que tiene claro es que “Sebastián Piñera es un retroceso para el país”.

Más allá del buen pie con que quedaba el Frente Amplio de cara a la segunda vuelta, en el comando también se celebró su debut electoral parlamentario como coalición política. Si bien Sanchéz logró un resultado similar a Marco Enríquez-Ominami en 2009 (20,1%), a diferencia del PRO en ese proceso eleccionario el pacto frenteamplista podrá exhibir una poderosa bancada parlamentaria a patir de marzo.

Revelador texto de I. Toro y P. Basadre en la versión online The Clinic:

"Habrá que preguntarle qué pasó a la CEP (N. de la R.: consultora Centro de Estudios Políticos)- reflexionaba ayer un exministro de Sebastián Piñera. La encuesta que nunca había errado en sus proyecciones, se tornó falible con el debut del voto voluntario en la carrera presidencial y lo peor para el piñerismo es que todos los cálculos triunfalistas se sustentaban en aquellos números que no tuvieron un correlato con la realidad. Piñera no obtuvo el 42% de los sufragios y apenas se empinó al 36,6%; Alejandro Guillier sí consolidó el 22% proyectado (obtuvo 21, 4%); y Beatriz Sánchez superó en 12 puntos ese 8% que la dejaba como una fuerza marginal.

El excolaborador de Piñera intentó omitir frente a las cámaras de televisión la intraquilidad que se instaló en la derecha. Sus expertos habían fijado como piso para un triunfo seguro el 40% de preferencias este 19 de noviembre y una diferencia con Guillier de 10%. A José Antonio Kast le daban un máximo de cinco puntos y los más optimistas creían que si votaban sólo 6 millones de ciudadanos era factible incluso ganar en primera vuelta.

Todos los pronósticos fallaron. El único que lo reconoció en público, cuando las primeras tendencias ya indicaban que la postulante del Frente Amplio sería la estrella de la jornada, fue el exalcalde de Santiago, Pablo Zalaquett. “Menos de 40% es complejo”, dijo. Y efectivamente lo es. (...)".

Interesantes conceptos de Marcela Jiménez en El Mostrador, de Santiago de Chile:

" Un juego total y completamente nuevo, pues sucedió lo que nadie esperaba, que la mirada del país giró hacia la izquierda. Todos los pronósticos fallaron, porque el abanderado de derecha no solo obtuvo un rendimiento casi 4 puntos bajo el umbral del 40% que le aseguraba una tranquila 2da. vuelta, sino que la irrupción electoral que registró en las urnas el Frente Amplio –a nivel presidencial y parlamentario– vino a comprobar que el país está lejos de derechizarse y que, a pesar de los errores cometidos por La Moneda en estos 4 años, al final de la jornada la apuesta de la Presidenta Michelle Bachelet por poner el foco en las reformas fue la mirada más acertada y en sintonía con el electorado.

(...) Efectivamente, el rendimiento que logró el candidato del PS-PPD-PC-PR, Alejandro Guillier, osciló dentro de los pronósticos del oficialismo (22,7%), pero fue el 20,3% obtenido por la abanderada del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, lo que inclinó la balanza del electorado hacia la izquierda.

Hace rato que en La Moneda ronda el fantasma de que se repita inapelablemente en marzo la imagen de Bachelet entregando por segunda vez la banda presidencial, no solo a la derecha sino particularmente a Piñera. Había preocupación los días previos en cuanto a que un escenario holgado y muy favorable al abanderado de Chile Vamos repercutiría directamente en la Mandataria y la responsabilidad que tendría en la derrota.

Por eso, cuando la tendencia en las urnas se afirmó, el estado de ánimo en el gobierno cambió y rápidamente se empezó a hablar de que los resultados sumados de Guillier y Sánchez ratificaban lo acertado de la mirada más de izquierda que impuso la actual administración.

En el oficialismo saben que el FA tiene la sartén por el mango, que la posibilidad hoy más cierta de derrotar a Piñera depende en gran medida de lograr un entendimiento con este nuevo bloque, que no solo sacó una alta votación presidencial sino también dio la sorpresa a nivel parlamentario, porque pasaron de tener solo tres diputados a una nueva bancada de veintiún escaños en la Cámara Baja y un senador en la V Región.

Las diferencias políticas en el seno de la propia Nueva Mayoría y los errores de gestión a nivel político de La Moneda, generaron más ruido del deseado en torno a la tramitación de las reformas emblemáticas del Gobierno, lo que, sumado al bajo nivel de apoyo de Bachelet en las encuestas, que por más de 2 años la tuvieron en un promedio de entre el 20% y el 25%, fueron el caldo de cultivo que alimentó la crítica de la elite política y empresarial por haber equivocado el diagnóstico de lo que realmente quería el país y “comprarse” el discurso de la calle y del movimiento estudiantil del 2011.

Pero Bachelet no era la equivocada, es más, una de las autoridades de Palacio recalcó que el resultado de anoche “le da la razón” a la Presidenta en el último tramo de su mandato y que era cierto que la ciudadanía no quiere prudencia sino cambios con mayor fuerza aún. “El resultado refleja que el país no se derechizó, que lo que la gente quiere son más reformas y más profundas, que el acento de izquierda de este gobierno era el correcto”, sentenciaron desde el segundo piso de La Moneda.

La misma lectura hizo la Mandataria. Pasadas las 21 horas, de impecable traje negro y con todo el gabinete sonriente a sus espaldas, hizo una declaración pública, uno de sus discursos más contundentes y políticos del último tiempo.

“A esa mayoría de chilenas y chilenos que hoy han dicho que quieren que el país avance y consolide las transformaciones que harán posible una vida mejor y más justa para todos; a aquellos que quieren una educación de calidad y sin discriminaciones, que sea un derecho; que quieren una salud oportuna y con buen trato; que quieren una economía potente, pero sustentable; que demandan pensiones dignas; que cada región pueda determinar los caminos de su desarrollo; que quieren que se reconozca y se celebre la diversidad y el respeto; un país donde el dinero no sea la única manera de acceder a las oportunidades y a la dignidad; donde todo niño y niña, sin importar dónde nazca y cuál es su contexto, tenga las mismas oportunidades de desarrollarse y surgir”, comenzó.

Y con la clara intención de instalarse como la principal promotora de la unidad desde el centro hasta la izquierda, agregó: “Hoy sabemos que Chile quiere seguir avanzando, eso es lo que demandan los ciudadanos, eso es lo que han dicho en las urnas y sabemos que es posible y que para eso necesitamos la unidad de todos los que quieren las transformaciones que el progreso de Chile requiere, es el momento de la generosidad y la unidad en torno a los verdaderos principios y valores que compartimos, a la historia, y a los logros que juntos hemos consolidado, a nuestros ideales de futuro”. (...)".

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