HISTORIAS DE LA UNITED FRUIT

98 años de la Masacre de las Bananeras

La UFCO o "Yunai" o "Pulpo" fue más que una empresa frutera. Resultó una fuerza política y económica determinante en muchos países de la región, influyendo sobre gobiernos y partidos para mantener sus operaciones con el mayor margen posible de ganancias. La UFCO llegó a financiar golpes de Estado y sobornar políticos. Mucho antes que Odebrecht existió UFCO y era estadounidense.

 

Las bananas/plátanos son un negocio que desde hace más de un siglo viene manejando USA. La UFCO (United Fruit Company) fue fundada en 1898 y llegó a Colombia en 1899.

La UFCO se disolvió en 1970, para continuar su camino como Chiquita Brands International Inc., empresa que en 2014 se fusionó con la irlandesa de frutas Fyffes, conformando la mayor compañía de distribución de bananas del mundo: ChiquitaFyffes, que vende 160 millones de cajas de plátanos por año. Y cotiza en la bolsa de Nueva York.

Colombia se encuentra en el puesto 3ro. de la lista de los principales países latinoamericanos productores y exportadores de bananas. En 1er. lugar está Ecuador y en 2do., Costa Rica.

La UFCO llegó a financiar golpes de Estado y sobornar políticos. Mucho antes que Odebrecht existió UFCO y era estadounidense.

Un ejemplo claro fue la Masacre de las Bananeras, el exterminio de los trabajadores de la multinacional estadounidense United Fruit Company, en el municipio colombiano de Ciénaga, el 06/12/1928.

Cuando la frutera llegó al país se instaló rápidamente y buscó una forma sencilla se conseguir mano de obra para construir los ferrocarriles y los canales de riego, para limpiar el terreno, sembrar el banano y recolectar la cosecha, y también para cargar los barcos.

En los primeros años la mano de obra era escasa, por lo que la United Fruit Company comenzó a atraer trabajadores con salarios altos, hasta el doble de lo pagado por los hacendados del interior.

Rápidamente comenzaron a llegar obreros de diferentes partes del país, y hasta de países vecinos, esto generó un importante aumento en la población de trabajadores que creció de los 5.000 que eran en 1910, a los más de 30.000 que eran en 1925.

La gran mayoría trabajaba por un salario monetario, de esta manera el crecimiento de la economía bananera dió auge a un grupo que no había existido antes en la región: un proletariado rural sin tierra.

El segundo problema que debió enfrentar la empresa fue que no todos los días había trabajo para todos los sectores, los barcos no partían todos los días, y la fruta no se cortaba diariamente, por lo que muchos trabajadores se movían de plantación en plantación, trabajando una semana para la United Fruit Company y la siguiente para uno u otro de los cultivadores colombianos.

La masacre de las bananeras / Colombia, 1928

La UFCO hizo uso de sus habilidades fríbolas y avanzadas, mientras que en Colombia los sindicatos y los derechos de los trabajadores recién se hacían lugar en la ley, la frutera ya tenía hecha la trampa, contratar indirectamente a los trabajadores, por lo que tenía miles de obreros, pero no tenía ninguno a la vez, depende la situación.

Los problemas del reclutamiento y las relaciones laborales se dejaron en manos de unos pocos empresarios colombianos, pero los trabajadores, vícitmas de la explotación, comenzaron a gestar el malestar que estallaría más tarde.

La United Fruit Company utilizó los contratos para evadir la legislación laboral colombiana, y cuando el gobierno comenzó a promulgar leyes regulando las condiciones de trabajo, la United Fruit Company rehusó extender los beneficios a los trabajadores en las plantaciones porque claro, quienes trabajan en los campos bananeros no eran empleados suyos.

Las bananas eran la base de la economía de los pueblos, tanto quienes trabajaban para la frutera, como quienes no, esperaban ansiosos el día de pago, ya que los trabajadores cobraban, y los demás podían vernder ahora que éstos tenían para pagar.

Por ese entonces se cobraba por quincena, y 2 veces por mes los pueblos vivían, mientras millares de trabajadores buscaban descanso del trabajo duro y del aislamiento de las plantaciones, la gente baile, bebía, organizaba juegos e iban a burdeles.

En los pueblos vivían los comerciantes de la zona que vendían ron blanco, alimentos, herramientas y ropa. Había 4 o 5 tenderos en cada población y muchos más en Santa Marta y Ciénaga. Su prosperidad dependía de las ventas hechas a los trabajadores de las bananeras, por lo que la United Fruit Company se volvía su competencia directa.

La frutera pagaba a sus empleados con dinero, pero también con vales que podían canjear sólo y únicamente en los almacenes de su propiedad, estos contaban con mercancías importadas que traían los barcos bananeros en sus viajes de regreso, además vendían hasta un veinte por ciento más barato que los tenderos locales.

El descontento de los trabajadores culminó en la elaboraron de una carta de peticiones compuesta de nueve demandas, y aprobada por la Unión Sindical de Trabajadores de Magdalena el 06/10/1928. La misma pedía por:

-Seguro colectivo obligatorio.
-Reparación por accidentes de trabajo.
-Habitaciones higiénicas y descanso dominical.
-Aumento en 50% de los jornales de los empleados que ganaban menos de $100 mensuales.
-Supresión de los comisariatos.
-Cesación de préstamos por medio de vales.
-Pago semanal.
-Abolición del sistema de contratista.
-Mejor servicio hospitalario.

Ellos exigían su reconocimiento como trabajadores propios y directos de la UFCO, y para ello insistieron que se aboliera el sistema de contratos indirectos y les concediera los derechos que les garantiza la ley colombiana.

La Masacre de las Bananeras

El 07/10/1928 los 3 negociadores escogidos por los trabajadores de las plantaciones viajaron a Santa Marta para presentar el pliego de peticiones a la United Fruit Company.

Sin embargo su gerente, Thomas Bradshaw, se negó a recibirlos, alegando que no podía considerar este pliego porque los delegados, y los trabajadores a quienes representaban, no eran empleados de la compañía.

La misma respuesta se dió en otras dos oportunidades, el 28/10/1928, y el 06/11/1928. Finalmente el comité ejecutivo de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena le entregó a la United Fruit Company un ultimátum: o se acordaba negociar o los trabajadores iniciaban la huelga.

El 12/11/1928 se inició la huelga, al rededor de 25.000 trabajadores pararon su labor en protesta por sus condiciones laborales, Colombia nunca había presenciado una huelga de estas masivas características.

Lo que no habían tenido en cuenta los obreros, es que la Yunai y el gobierno estadounidense tenían pleno control sobre el Gobierno Nacional y la autoridad local, por lo que los Directivos de la United movieron enseguida sus influencias desplegando al ejército, al mando del general Carlos Cortés Vargas, para proteger las propiedades en la zona bananera, las vidas de los directivos de la United, y el orden público amenazado por “los comunistas”.

El mismo general Vargas confesó más tarde que el gobierno de los 50 estados había presioando a las fuerzas nacionales, asegurando que si ellos no tomaban cartas en el asunto, USA invadiría el país tropical y se haría cargo personalmente.

La huelga nunca tomó un camino violento, y menos revolucionario, era simplemente humano. Desde el miércoles 05/12/1928, trabajadores de todas las haciendas se estaban concentrando en la plaza principal de Ciénaga, convocados con el pretexto de que el gobernador del Magdalena concurriría a esa ciudad a firmar un acuerdo con la United Fruit para poner fin al paro.

Vargas ya había establecido a sus hombres en sus cuarteles en Santa Marta y había estacionado sus tropas en Ciénaga, Aracataca, El Retén, Fundación y Orihueca, asumiendo el control del ferrocarril de Santa Marta.

80 años de la masacre de las bananeras. 1ra parte

La reunión del 05/12/1928 en la plaza de Ciénaga fue interpretada "como un movimiento de huleguistas armados para atacar al ejército", sin embargo lo cierto es que no había mejor momento para dar un cierre al tema.

Los soldados se habían distribuido al rededeor de la plaza, había ametralladoras en las esquinas, y a las 23:30, se delcaró la ley marcial en la provincia de Santa Marta y el general fue nombrado jefe civil y militar. A la 01:30, las fuerzas ingresaron en la plaza, y entre los 2.000 obreros que allí estaban, un capitán leyó en voz alta el decreto de estado de sitio, que prohibía asambleas de más de tres personas.

Los huelguistas y sus familias debían dispersarse en forma inmediata, o los soldados dispararían. Siguieron tres toques de corneta a intervalos de un minuto, que daban posibilidad a los trabajadores de ceder e irse a sus casas, pero ellos luchaban por sus derechos, por ser tratados con dignidad, y hacer valer su esfuerzo y sacrificio, por lo que nadie se movió.

Vargas ordenó abrir fuego, y fuego se abrió. El 06/12/1928 por la mañana, la plaza amaneció teñida de sangre, sólo 9 cuerpos aparecieron en la plaza, y si bien el gobierno aseguró que habían sido los únicos, las cifras reales aumentan fácilmente a 1.800.

Qué raro que sólo 9 cuerpos aparezcan en la plaza... 9, como la cantidad de peticiones que tenía el pedido de la Unión Sindical, muy raro.

Pese a que hoy en día haya personas como la congresista del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, que asegura que los trabajadores estaban armadados por la Internacional Socialista, y que la masacre fue hacia los soldados, y no de los soldados hacia los huelguistas, la Masacre de las Bananeras será recordada para siempre como el mayor crimen contra los trabajadores colombianos, en una época en que empezaban a organizarse en sindicatos, para exigir condiciones dignas y justas de trabajo.

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