RELEVO DE PEDAL: LETES POR LEBACS

La mesa chica reestima el PBI para bancar la trifecta de las reformas

El centro de la Ciudad de Buenos Aires quedó sitiado por los cortes y amenazas de violencia, pero metafóricamente en el microcentro se vive otra sorda caldera: un principio de bloqueo a las bicicletas financieras que vinieron sosteniendo la estrategia económica gradualista del gobierno de Mauricio Macri en estos dos años, a costa de pingües ganancias para los participantes. El bono de compensación para unos 10 millones de pasivos calificados como “pobres” fue too much para las concesiones presupuestarias de la mesa chica que funciona en la Jefatura de Gabinete. Los números no le dan para más, ya que llegaron al límite de extraer de un pase matemático un incremento cercano a 4 puntos del PBI si se baja la tasa de interés de la política monetaria. De ese modo, la recaudación impositiva prevista subiría proporcionalmente y que se podría cerrar el déficit fiscal en los 3,2 puntos comprometidos. No depende sólo de alterar en una planilla la proyección del divisor (el PBI) para adaptarlo al dividendo sin que se afecte el cociente, sino que es menester doblegar la resistencia a “aflojar” del jefe del Banco Central, Federico Sturzenegger. Y que también el ministro de Finanzas, Luis Caputo, logre convencer a los “inversionistas” de que acepten ir pasándose a a las Letes del Tesoro en pesos en reemplazo de las Lebacs. En un 1er lance no le había ido bien: les bajó 300 puntos y se quedó con el 35% de la emisión en la mano, sin poder imponer la desgravación de ganancias que las Lebacs ya no gozan. La clave de esta mutación se vislumbrará con el REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) cuando haya transcurrido el 1er trimestre, y se verifique si hay convergencia entre la marcha de la inflación y la pauta salarial (el ministro Nicolás Dujovne definió el tope en 16,5%). Los grandes tenedores de bonos escuchan ofertas, pero se plantaron en 3 puntos limpios de polvo y paja de ganancia.

El otorgamiento de un bono que va desde $375 a $750 a casi 5 millones de jubilados que a marzo cobren menos de $ 10.000, al 100% de los 4 millones de niños alcanzados por la Asignación Universal por Hijo (AUH), 1,1 millones que perciben pensiones no contributivas y los 66,5 mil que corresponden a la Pensión Universal de Adulto Mayor, representa un costo fiscal entre $4.000 y $5.000 millones.

Se trata de una de esas creativas fórmulas polinómicas que surgen luego de horas y horas de gasto público confortablemente encerrado en las oficinas de la Administración Pública para concebirlas, a las que en general les queda algún cabo suelto que termina desbaratando todo el cálculo sin que nadie rinda cuentas por ello.

El periodista de Ámbito Financiero, Carlos Burgueño, sostiene en la nota que publica hoy que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, es quien diseña los números de las reformas previsional e impositiva y que el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, se encarga de bajarlos a tierra, o sea, trasladarlos al resto del área de gobierno.

El desarrollo teórico de la suma cero que imaginó Dujovne inicialmente, cuando armó el esquema presupuestario de 2018 con un déficit fiscal del 3,2% del PBI, parte de redistribuir (no bajar) entre las empresas y las personas la presión tributaria para que queden a favor unos $ 40.000 millones, entre renta financiera, ganancias e impuestos internos, aunque $10.000 millones de estos últimos murieron antes de nacer por la acción de lobbies provinciales y empresarios.

La aplicación del reemplazo de la movilidad jubilatoria por la indexación de los haberes al principio permitía contar con un ahorro de $140.000 millones, que la alternativa negociadora del mix de actualización presentada por el senador Miguel Pichetto recortó en $20 mil millones.

De la galera de las planillas Excell salió el bono que reintegra, aunque por única vez, $4/5.000 millones de lo ya habían confiscado a las pasividades con la fórmula atenuante, de modo que el neto del recorte del déficit fiscal quedó $13.000 millones por debajo del estimado para cerrar los números del presupuesto.

Subibaja tasas/PBI

Las versiones que circularon en los últimos días que hablan de una fuerte ofensiva del Ministerio de Hacienda sobre el Banco Central para que baje la tasa de interés de referencia, junto a la exhortación del titular de Finanzas, Luis Caputo, al mercado para sustituir Lebacs por Letes (referencia en pesos por dólares) entrañan caminos que, como todo el mundo sabe, “conducen a Roma”, o sea, al replanteo de las cuentas fiscales.

Al hacer los números con $45.000 millones de menos respecto de lo que calculaba antes de la trifecta de las reformas, en Hacienda habían trazado la hipótesis de un crecimiento del 3% en el PBI en el marco de la meta de reducir déficit e inflación. Y en el proyecto de Presupuesto que está en el Congreso habría medio punto más de crecimiento en juego que podría estirarse casi otro tanto más con una aflojada de tuercas de la política monetaria.

De convencer a Federico Sturzenegger de esa concesión depende, en gran medida, el recálculo que pergeñan desde la mesa chica de la economía como refuerzo teórico del PBI, porque matemáticamente implicaría mejorar entre $10.000 y $15.000 millones lo que se estimaba de recaudación impositiva en la arquitectura presupuestaria, y de este modo compensar las cesiones que tuvieron que hacerse para avanzar hasta donde se llegó en la negociación por los 3 proyectos.

Dujovne coincide con Quintana en que si se controlan las paritarias y no superan el 16.6% como esperan los empresarios, en lugar del 12% que estimó el Banco Central al elaborar la política monetaria, podría armarse un subibaja con las tasas y el PBI para que cierren estos números resultantes de una tensa pulseada política que pendula entre la calle y los despachos. 

El 1er trimestre de 2018 será clave en el reacomodamiento de los números resultantes de los tiras y aflojes de estos días, porque determinarán el comportamiento de la inflación a partir de abril o mayo, sin cuya moderación terminará confirmando la profecía de Miguel Angel Broda y los "apocalípticos liberalotes" metidos en la misma bolsa de quienes acusan en el gobierno de destituyentes.

Contribuiría con la causa una leve relajación de la política monetaria que coincida con el cronograma esperado por el BCRA de mejores datos de inflación que propicien la contención salarial y a una flexibilización de los tarifazos que regula el Estado.    

Después, si como debaten en la City, la situación en la que se encuentra la economía no convalida que haya una relación directa entre bajar el costo financiero y la actividad productiva (como sostienen en el mercado) será otro cantar.

Se saldría del paso porque hoy las planillas irán así y, en todo caso, siempre queda el expediente del DNU de antes de fin de año, como acaba de suceder, para corregir desvíos. En este ejercicio no fue poco: se ampliaron en un tercio déficit e inflación por el desbarranque del año.

Entretanto, el ministro de Finanzas encabeza una cruzada (o pulseada) para hacer que el mercado salga de Lebacs y pase a Letes a una tasa 300 puntos por debajo, pero con la ventaja de que no tributarán ganancias.

En el 1er lance, la semana pasada, no le fue bien, porque colocó el 65% de lo ofertado, aunque dejó una velada advertencia de que sería mejor eso y no quedar afuera cuando, en la próxima, el arbitraje con el rendimiento efectivo de Lebacs dé vuelta la tortilla.

Dejá tu comentario