AJEDREZ PRESUPUESTARIO

Mejor dólar y + inflación: La amenaza es peor a la ejecución

A esta altura, en la planificación del año que empieza la semana próxima, uno de los actores estelares de la economía real (los empresarios) ya no se fijan tanto en los números que constan en el proyecto de Presupuesto Nacional que aún no salió con fritas del Congreso, sino en los cambios que ínterin hubo en sucesivas hipótesis de ejecución. Empezando por el que, en un contexto de clamor por el atraso cambiario, protagonizó el dólar en la City, al situarse apenas 1 peso debajo del promedio de todo 2018. También tiraron proyecciones con la señal de aflojar la tasa de la pauta monetaria que emitió el Banco Central en plenas negociaciones parlamentarias, a fin de dejarle un poco de margen a las empresas para que facturen consumos y, consecuentemente, ingresen a Tesorería más recursos impositivos. Una consultora de reciente data en el mercado que se especializa en multinacionales, High Flow, registró que la mayoría de los CEOS, CIOS y ejecutivos de RRHH prevé deslizamientos de las previsiones presupuestarias: con un dólar entre $20 y 24 e inflación del 15 al 20%, pero que obtendrán mucho más ganancias por un crecimiento nominal de la facturación que por baja de los costos. Al igual que en el ejercicio que termina, al final del recorrido de las cuentas hechas ley se cierne el expediente de un DNU para conciliarlas.

El gobierno nacional y los provinciales ya pactaron cómo repartirse lo que deje 2018 y el Congreso, al sacar la ley previsional, definió que sean los jubilados y pensionados quienes paguen el mayor costo de la baja del déficit fiscal acordada, por lo cual las sesiones extraordinarias parlamentarias convocadas tendrán que ocuparse de darles forma en el Presupuesto Nacional que se apruebe y en la sanción de las otras dos reformas económicas que faltan para cerrar el paquete: la impositiva y la laboral.

A grandes rasgos, el crecimiento proyectado se ubica en 3,5 % del PBI, con una inflación promedio de 15,7 % y un tipo de cambio (también promedio) para el dólar a $19,3; una expansión del consumo privado de 3,3% y un incremento en el nivel de inversión del orden del 12 % con un ratio de deuda pública con el sector privado y organismos internacionales en torno del 36 % del PBI y los intereses, en 1,8 %.

Para que estos números cierren en la práctica, la política monetaria tendría que mantenerse fuertemente restrictiva, como cuando se bosquejaron los primeros cálculos, de modo que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se banque los tarifazos sobre los que se apoya el gobierno para aliviar al fisco de los subsidios económicos y paralelamente que las petroleras (YPF y el séquito de las internacionales) reciban la transferencia de recursos de la sociedad que les permitan asegurar el cumplimiento del plan de inversiones para llegar al autoabastecimiento.

Pero el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reveló que se había dibujado una variante a las previsiones presupuestadas para negociar con la oposición una pequeña parte de la exacción fiscal a los jubilados: que el Banco Central se aviniera a aflojar la pauta monetaria antiinflacionaria de modo que se bajara la tasa de interés e incidiera positivamente hasta en medio punto en el PBI, con lo cual subiría la referencia de la recaudación impositiva ligada al valor agregado de la economía y haría el lugarcito a la rebaja concedida a la quita previsional estimada inicialmente.

En los hechos, en consecuencia, a esta altura del año por venir, los actores de la economía analizan más la ejecución del Presupuesto en ciernes que su gran diseño en sí, que cuenta con media sanción y se apresta a ser aprobado en el Senado.

Pero como aún no terminó el ejercicio 2017 los datos no pudieron ser consolidados, con lo que se habla aún en el aire de una hipótesis para el próximo. Por ejemplo, se estableció una inversión del 17% de un PBI aumentado de un 3,5% inicial a cerca de un 4%. Pero resulta que también hubo “subejecución de presupuestos anteriores y la caída de la inversión real directa”, según el jefe del interbloque Argentina, Federal, el  diputado salteño Pablo Kosiner, quien pese a la advertencia acompañó la iniciativa oficial.

Detalló que entre 2015 y 2016 la inversión real directa se retrajo en un 25%, y con respecto a este año la caída fue del 10%, con lo que en el Presupuesto 2018 todavía el índice sigue siendo negativo, porque hay una merma del 2%. Obvio que la diferencia entre teoría y práctica altera todo el resto de los cálculos.

En el ínterin de los tiras y aflojes legislativos, el dólar comenzó a autoejecutarse en la City sin esperar firmas al pie: fuertemente demandado, en la previa de las Navidades cerró a $18,34, con un incremento acumulado de 53 centavos en los últimos 5 días, con lo que quedó apenas $1 debajo del promedio presupuestado para todo el año próximo.

Baño de realismo CEO

Relevados por la consultora de reclutamiento y selección de talento High Flow más de 110 ejecutivos, incluidos CEOs, CFOs y directores de Recursos Humanos principalmente de multinacionales, la mayor parte ya previó lo que a esta altura caía de maduro antes de ver la luz: que durante el 2018 el dólar romperá la barrera de los $ 20 y se ubicará entre $ 20 y $ 24 y que la inflación superará el 15% hacia fines de año, o sea que efectivamente se deslizarán las metas teóricas aún no suscriptas.

La encuesta que hizo la firma fundada en la era macrista por Mauro L´Estrange y Federico Carrera, en realidad, arroja resultados positivos, tanto para el año que culmina, como mucho más para el que comienza.

Con trayectoria ambos en compañías multinacionales y en el sistema financiero, uno en finanzas y negocios y el otro en marketing, la señal que registran (o transmiten) es que, como ocurrió este año, el Banco Central tampoco cumplirá la meta fijada para el 2018 de entre 8 y 12 %.

En consecuencia, el 77 % del panel sondeado cree que el aumento de precios será de entre 15 y 20 %, contra solo un 14% que se mostró optimista en cuanto a que la inflación será inferior a la presupuestada.

Inclusive, la mayoría de los directivos (75,4 %) aguarda una elevada rentabilidad de sus negocios. Pero mientras un 60,9 % prevé que será porque le aumente la facturación, sólo un 14,5% atribuye la ganancia excedente a la reducción de costos.

El efecto de baja en la tasa del BCRA también es ponderado por el 67 % de los relevados cuando destacan que el consumo masivo continuará por el sendero de crecimiento durante el próximo año luego de haber revertido la tendencia negativa en el último tramo del 2017 (N. de la R.: gracias al efecto de haberse completado la actualización salarial de las paritarias y superarse la curva de la inflación, que se desaceleró pero no tanto.)

Sin embargo, el atraso cambiario  de los últimos 12 meses ha subido de plano en estos días, en el ámbito de los economistas y empresarios,   y constituye la gran incógnita de 2018, en un contexto en que sube aceleradamente el endeudamiento y la inversión se hace desear.

El jueves pasado, el INdEC recordó al omitido déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, que creció un 113% en el 3er trimestre en la comparación con igual período del 2016, y tomando los últimos 12 meses llega a US$ 26.634 millones, el mayor rojo desde 1998.

De tal forma que a la caja de dólares entran los créditos que bastonea el Ministerio de Finanzas, no aporta la inversión genuina (la no golondrina) y el intercambio comercial evapora el equivalente en divisas de más de una cosecha entera de soja.

Consultado por El Cronista Comercial, Martín Kalos, de la consultora Epyca, señala a la restricción externa como la dificultad de fondo de la economía argentina, ya que pone de relieve la necesidad de dólares.

"Para el déficit fiscal hay sendero para ir bajándolo, hay medidas que se están tomando para disminuirlo", sostuvo. Agregó que difiere de la postura del Gobierno en cuanto al financiamiento externo, que sea sólo para abastecer de fondos a la economía en medio del sendero de achicamiento del déficit fiscal.

"Dicen que en 2022 se estabiliza el nivel de deuda en relación del PBI y no se endeuda más; pero eso supone que la búsqueda de fondos es sólo por el déficit fiscal, y no a necesidad de dólares de la economía argentina", identificó.

Federico Furiase, de EcoGo (ex Estudio Bein), definió al déficit de cuenta corriente como "el Talón de Aquiles del gradualismo fiscal y las metas de inflación con la señal de la tasa de interés". Y que va camino a 4,3% del PBI para fin de año.

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