PROVINCIAS UNIDAS INGLESAS

¿Traidores?: La Conspiración de la Logia Lautaro

La independencia argentina fue un proceso que se extendió por más de 10 años, e involucró tanto conflictos externos como internos: comenzó con la llamada Revolución de Mayo (1810), que logró su objetivo de correr al virrey e instalar una Junta de Gobierno, pero sucumbió ante las diferencias ideológicas y metodológicas domésticas, algunas de las cuales llegan hasta 2018. Y hay historias muy interesantes al respecto.

José Francisco de San Martín había organizado su ejército, liberando a los esclavos del norte a cambio de unirse a sus filas, apuntando hacia Santiago de Chile. Su idea era cruzar la cordillera de los Andes para luego atacar Perú, eje del poder español en Sudamérica, desde el Océano Pacífico.

En el interín, las relaciones con las potencias europeas eran fundamentales aunque el resultado de las Guerras Napoleónicas fue de más de 10 países enfrentados con resultados sangrientos.

Las invasiones inglesas habían castigado al Río de la Plata en 2 ocasiones, 1806 y 1807, con una victoria española gracias a la reacción de los criollos, un acontecimiento que apresuró la caída del virrey aunque no alejó a los británicos de la zona. Las Provincias Unidas mantuvieron una estrecha relación comercial con Londres pese a todo. Y, en el marco de la guerra anglo-española (España + Francia vs. Reino Unido), se suponía que había un enemigo en común.

En 1811, Cornelio Saavedra envió al ex secretario de la 1ra. Junta, Mariano Moreno, a buscar armas y otros apoyos en el Imperio Británico pero Moreno murió en el buque, sin enterarse que los ingleses no podían vender pertrechos bélicos a una colonia que no había declarado su independencia sin incrementar un conflicto que intentaban concluir. Inglaterra avanzaba en un acuerdo con España, con beneficios mutuos pero que a Madrid le garantizaría un valioso respaldo para recuperar Sudamérica.

Entonces, las armas inglesas se venderían a un intermediario estadounidense de apellido Curtis, quien las llevaría al Río de la Plata.

En el territorio de las Provincias Unidas el arma más letal era el mosquete Brown Bess, conocido como Tower, por la torre grabada en la pletina.

Una gran cantidad de ellos fueron botin de guerra capturado a los ingleses en las invasiones, y sirvieron junto a a otras armas hasta más allá del año 1850. Contra lo que se supone, la Plaza de Buenos Aires no estaba muy armada durante este periodo (el virreinal).

Investigaciones historicas demuestran que los españoles no tenían muchas armas en el Virreynato del Río de la Plata como prevención. Recién durante el gobierno del virrey Pedro Antonio de Cevallos Cortés y Calderón se ingresaron 2.500 mosquetes y pistolas de chispa, varias de ellas ya con un uso prolongado encima: fue toda la dotacion da la Plaza porteña, por si había que repeler una posible avanzada portuguesa.

(Con la determinación de proveer a los ejércitos de la Independencia con armas, pólvora y cartuchería en el interior, los primeros gobiernos patrios instalaron una fábrica de fusiles en Tucumán, y otra de pólvora en Córdoba.)

La Asamblea General Constituyente y Soberana del Año 1813 -que ni redactó una Constitución ni declaró la independencia, un fracaso institucional que algunos intentan reivindicar porque sancionó algunas medidas menores, que no hacían al meollo del conflicto- derivó del 1er. y 2do. Triunvirato a un gobierno unipersonal bajo el nombre de Director Supremo y el 26/01/1814 fue designado el ex notario general Gervasio Antonio de Posadas -luego procurador de la Ciudad de Buenos Aires, reemplazado por Miguel Mariano de Villegas-, concentrando todas las facultades y preeminencias acordadas al Supremo Gobierno.

Sus donaciones a la Sociedad Patriótica lo relacionaron con los seguidores de Mariano Moreno, por lo que los líderes de los sucesos del 05/04/1811, leales a Cornelio Saavedra, lo habían expatriado de la ciudad, confinándolo en Mendoza.

Pero él regresó, integró el 2do. Triunvirato y así llegó a Director Supremo, lo que provocó el autoexilio de Cornelio Saavedra y Joaquín Campana.

Posadas ganó su lugar en la historia al designar a San Martín como gobernador de Cuyo, enviándole tropas y dinero, y por facilitar y apoyar la creación de la escuadra que en la Campaña Naval de 1814 derrotó a la Real Armada Española en el Río de la Plata asegurando la caída de Montevideo, lo que provocó que la expedición española de recuperación de Sudámerica, que encabezaba Pablo Morillo y Morillo, I conde de Cartagena, y​ I marqués de La Puerta, tuviera que desviarse hacia Venezuela y Nueva Granada.

Pero Posadas no supo/no pudo manejar la relación con José Artigas en Provincia Oriental y rechazó a sus diputados en Buenos Aires -provocando la formación de la Liga de los Pueblos Libres de las Provincias Unidas que incluiría a la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe- motivo de la sublevación del general José Rondeau, jefe del Ejército del Alto Perú.

Además, el rey Fernando VII recuperó su trono español, todo se complicó, y Posadas renunció el 09/01/1815, 22 días antes de cumplir 1 año de mandato.

Lo sucedió en el cargo su sobrino segundo, Carlos María de Alvear -tras la caída de éste, en abril de 1815, Posadas fue encarcelado, ocupando 22 diferentes celdas en los siguientes 6 años, hasta ser liberado a mediados de 1821-.

El backstage

Hay que volver al sobrino Alvear, miembro fundador de la Logia Lautaro, rama de la Logia Gran Reunión Americana o Logia de los Caballeros Racionales N°8, fundada por Francisco de Miranda en Londres en 1798, con el objetivo de lograr la independencia de Hispanoamérica para establecer un sistema de gobierno republicano y unitario, que practicara el liberalismo económico (o sea que comerciara libremente con el Reino Unido).

No obstante, Alvear tenía proyectos que no estaban en el manual de uso de la Lautaro: recalar en Río de Janeiro antes que en Londres.

Percy Clinton Sydney Smythe, 6to. vizconde de Strangford, embajador de Inglaterra ante los reyes de Portugal (desde 1806), organizó la huida de la corona lusa hacia Brasil, desde donde continuó ocupando su cargo.

La verdad es que Lord Strangford fue muy poco eficiente cuando lo visitó Manuel de Sarratea y Altolaguirre por consejo de Manuel Belgrano durante la 1ra. Junta.

Sarratea fue quien, en nombre del 1er. Triunvirato​ ejecutó un tratado con el virrey Francisco Javier de Elío, cediéndole a España la Banda Oriental; y terminó enfrentado con José Artigas, a quien, en su impotencia, quiso declarar traidor, una acción tan delirante que no autorizó el propio Triunvirato.

Sarratea fue un personaje nefasto: Posadas lo envió a Madrid, donde ofreció la sumisión de las Provincias Unidas, a cambio de cierta autonomía. Pero fue tratado como representante de un grupo de rebeldes, y tuvo que huir hacia Inglaterra, donde se encontró con Belgrano y Rivadavia.

Sucedió que sospechando que Sarratea no lograría mucho en Río de Janeiro, Posadas/Alvear, por decisión de la Logia Lautaro, habían enviado a Rivadavia y Belgrano a Londres.

El 10/12/1814 se le había entregado un pliego secreto y privado a Rivadavia, que no debía abrir hasta llegar a Londres.

Nicolás Herrera, ministro de Gobierno, y de la confianza de Alvear, fue el redactor de las instrucciones exclusivas y secretas, que le informaron que su verdadero objetivo era lograr los apoyos necesarios para lograr “la independencia política”, o al menos “la libertad civil” bajo un protectorado o soberanía extranjera, según las posibilidades del caso. Debía entretener tanto a las autoridades británicas como a las españolas “todo lo que pueda sin compromiso de la buena fe de su misión”.

Mientras tanto, debía tantear la posible protección de Inglaterra, Rusia, Francia, Alemania o USA, en ese orden. “Es la parte más delicada de su misión”, decía el pliego.

Si lograba algún compromiso de parte de alguna de esas potencias, se cancelaría automáticamente el viaje a Madrid. Si no fuera así, pasaría a Madrid, con el argumento de felicitar al rey Fernando VII por recuperar el trono, para negociar con la corte española una salida para aquel encierro, pero a condición de aceptar a un soberano español en América sólo bajo formas constitucionales, quedando su administración en manos americanas.

Sin embargo, Posadas cayó. Su sobrino y sucesor, Alvear, decidió una misión paralela, y por eso envió a Manuel José García Ferreyra, a ofrecer a Inglaterra la entrega total del Río de la Plata, que sería un protectorado británico.

El asunto es más complejo: García fue uno de los influyentes de la "Generación de Chuquisaca", economista que llegó a 1er. ministro de Hacienda y fundador del hoy conocido como Banco de la Provincia de Buenos Aires, simpatizante de las enseñanzas de Adam Smith y Jean Baptiste Say.

¿Protectorado mejor que República?

A pedido de Alvear, García, también integrante de la Lautaro, redactó un informe destacando la precaria situación general debido a las derrotas del Ejército del Norte en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, el perjuicio por la pérdida del comercio con el Alto Perú, las importantes cargas contributivas impuestas para financiar los ejércitos, y la devastación provocada por los "grupos armados" de José Artigas en el Litoral, además de la constante amenaza española del Virreinato del Perú.

Alvear utilizó el informe de García para fundamentar un pedido a Inglaterra de que asumiera un rol de "protectora natural de las libertades de América", sumar al resto de las provincias a apoyar la "causa de Buenos Aires" y abrir los puertos al comercio, lo que permitiría recaudar "sumas cuantiosas" en derechos aduaneros que financiarían a Buenos Aires "sin causar molestias ni a los comerciantes ni a la población en general".

Debido a la creciente posibilidad del envío de una fuerza represiva española al Río de la Plata de parte de la Corona, el 28/02/1815 Alvear envió a García a Río de Janeiro, para entregar 2 pliegos redactados por Nicolás Herrera, entonces secretario del Consejo de Estado, y firmados por Alvear, a Lord Strangford y otro al ministro de Relaciones Exteriores británico, Robert Stewart, II marqués de Londonderry, conocido como Lord Castlereagh.

Eran grande la desesperación del gobierno de Buenos Aires por encontrar respaldo externo, ante la inminencia de la salida hacia América de la expedición comandada por el general Pablo Morillo (que finalmente no arribó, gracias al triunfo del almirante Guillermo Brown en el combate naval del Buceo).

La carta de Alvear a Strangford, decía, textualmente:

"D. Manuel García, consejero de estado, instruirá a V.E. de mis últimos designios con respecto a la pacificación y futura suerte de estas provincias. Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a todos los hombres de juicio y opinión, que este país no está en edad ni en estado de governarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden antes que se precipite en los horrores de la anarquía. Pero también ha hecho conocer el tiempo la imposibilidad de que vuelva á la antigua dominación, porque el odio a los Españoles, que ha excitado su orgullo y opresión desde el tiempo de la conquista, ha subido de punto con los sucesos y desengaños de su fiereza durante la rebolución. Ha sido necesaria toda la prudencia política y ascendiente del Govno actual para apagar la irritación qe ha causado en la masa de estos habitantes el enbio de Diputados al Rey. La sola idea de composición con los Españoles los exalta hasta el fanatismo, y todos juran en público y en secreto morir antes qe sujetarse a la Metrópoli. En estas circunstancias solamente la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos á estas Provincias, que obedecerán su Govierno, y recibirán sus leyes con el mayor placer, porque conocen que es el único medio de evitar la destrucción del país, á qe están dispuestos ántes que volver á la antigua servidumbre, y esperan de la sabiduría de esa nación una existencia pacífica y dichosa."

Francisco de Paula de Borbón.Pero esta carta no fue entregada por García. Esto ocurría mientras José de San Martín avanzaba en la creación de su ejército libertador. Y resulta una esquizofrenia fundacional en la historia argentina, entre los intereses de unos masones unitarios (Alvear, 1er. Venerable Maestro de la Logia Lautaro) y otros masones más federales y republicanos (San Martín y -dejando la Lautaro-, la Logia del Ejército de Buenos Aires, de la que fue 1er. Venerable Maestro).

Se afirma que, luego que García le permitió a su interlocutor leer los textos, Strangford no sabía qué hacer con semejante ofrecimiento y pidió instrucciones a Londres. Por orden del ministerio británico, que prefirió mantener la paz con España, convenció a García de no entregar las notas a Lord Castlereagh, y negociar una posible mediación británica en el conflicto entre España y las Provincias Unidas.

Strangford le aconsejó cambiar el texto por otro más acorde con la nueva situación de alianza de Inglaterra con Fernando VII. García lo redactó y envió a Londres por medio de Bernardino Rivadavia, pero nunca fue entregado-

Al final, García presentó a Strangford un memorial fechado el 03/03/1815, para que el diplomático británico lo enviara a Lord Castlereagh, que omitía el ofrecimiento de sumisión, y limitaba su pedido a una intercesión ante el gobierno español.

Por las dudas, Strangford le impidió a García salir de Río con destino a Londres.

En Londres, Sarratea convenció a Rivadavia y Belgrano de coronar como rey del Río de la Plata a un hermano de Fernando VII, Francisco de Paula de Borbón, con el aval de Carlos IV. Las negociaciones llegaron bastante lejos, e incluso redactaron un proyecto de Constitución monárquica; pero el príncipe -futuro esposo de su sobrina, la princesa Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, hija del rey Francisco I y de su hermana María Isabel de Borbón-, se negó.

Perdiendo Uruguay

Volviendo a García, él firmó el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y Su Majestad Británica (1825), el 1er. reconocimiento a la independencia argentina por una potencia de Europa.

De todos modos, incineró su memoria como ministro plenipotenciario de la República de las Provincias Unidas del Río de la Plata ante el Imperio del Brasil cuando firmó la Convención Preliminar de Paz de 1827 que incluyó la renuncia de las Provincias Unidas a la soberanía sobre la Provincia Oriental, aparentemente una sugerencia británica.

En resumidas cuentas, para la logia Lautaro no existía posibilidad alguna de libertad e independencia sin la participación de potencias extranjeras. Y no era lo que opinaba San Martín.

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