El Carnaval de Río de Janeiro, considerado uno de los espectáculos más bellos del mundo, trajo a colación en 2018, además de las dificultades sociales que atraviesan los brasileños todos los días, vestigios de la crisis política que se desató en el país desde hace unos años.
2018
El vampiro Temer y "olé, olé, olá, Lula": Cómo la política se coló en el Carnaval de Río
Un Frankenstein para denunciar la corrupción, la violencia, la discriminación y la pobreza en un Brasil monstruoso. La sede central de Petrobras transformada en una favela. Michel Temer ordenando reformas contra los trabajadores en un navío negrero. Una 'Piedad' sosteniendo el cuerpo de un policía muerto. Cánticos en favor de Lula. El dolor, la muerte y la vida se fusionan en el Carnaval de un país sumido desde hace demasiado tiempo en una aguda crisis social y política.
Estamos en un año electoral y el candidato favorito por lejos -Luiz Inácio Lula da Silva- todavía no sabe si podrá presentarse para ser nuevamente Presidente. Los motivos y temas del Carnaval no fueron ajenos a problemáticas como la corrupción.
"Era imposible negarlo una vez que una flota en la principal sede del Carnaval de Río presentó a un vampiro con una banda presidencial (N de la R: en alusión a quien se desempeña en el cargo desde el juicio político a Dilma Rousseff, Michel Temer) y un tocado lleno de dólares. O cuando una rata gigante jalaba de una flota representando la sede central de Petrobras, la entidad petrolera brasileña abrumada por la corrupción, como una favela. O cuando bailarines representaron a oficiales gubernamentales vestidos como lobos vestidos de cordero. El Carnaval no iba a quedar inmune ante la profunda frustración que los brasileños sienten respecto de su clase política", escribió Brendan O'Boyle de Americas Quarterly.
El vampiro presidencial fue presentado por la escuela de samba Paraíso de Tuiutí -vicecampeona de este año-. En su espectáculo, cuestionó si la esclavitud ha desaparecido realmente de Brasil y presentó un navío negrego donde situó al Presidente de Brasil "ordenando reformas neoliberales contra los derechos de los trabajadores", escribió Mar Marín del diario La Vanguardia.
E com a palavra, nosso presidente Vampirão! pic.twitter.com/coFSw4i2V4
— Mídia NINJA (@MidiaNINJA) 12 de febrero de 2018
Además, materiales filmográficos muestran a los participantes del Carnaval cantando en favor del expresidente Lula da Silva.
"Olé, olé, olá, Lula, Lula" en la voz de una multitud durante un bloco de carnaval en Rio. @teleSURtv pic.twitter.com/0Fk3VK1ndR
— Nacho Lemus (@LemusteleSUR) 12 de febrero de 2018
"Su popularidad es tanta que la última encuesta de Datafolha encontró que un tercio de los votantes dicen que votarán en blanco o nulo si no se presenta en la elección de octubre. Hay pocos políticos del establishment que despierten tanta pasión. De hecho, la misma encuesta encontró que la desiusión con los políticos de Brasil ha llegado a un punto en el que un asombroso 96% de los votantes no creen que ningún político en ejercicio los representa", escribió O'Boyle.
La apuesta de la escuela de samba campeona este año, Beija-Flor, presentó un "Frankenstein" para denunciar la corrupción, la violencia, la discriminación, la intolerancia y la pobreza en un Brasil "monstruoso", en un montaje llamado "Monstruo es quien no sabe amar, los hijos abandonados de la patria que los parió", explica Telemtro. "Un desfile impactante que, por primera vez, llevó a la pasarela del sambódromo cuadros que reproducían tiroteos, arrastoes (asaltos múltiples), víctimas de la violencia en féretros y una 'Piedad' sosteniendo el cuerpo de un policía muerto", explica Telemetro.
"Políticos y empresarios con maletas de dinero frente a niños mendigando y vendiendo en las calles denunciaban la corrupción y la desigualdad." La propuesta de Mangueira, otra de las escuelas más queridas de Río, cargó contra el alcalde de Río de Janeiro, el pastor evangélico Marcelo Crivella, quien considera que la fiesta es pecaminosa y redujo a la mitad el presupuesto público de las escuelas de samba. "Alcalde, pecado es no disfrutar el carnaval", denunció Mangueira.