DIARIO DE CARACAS

Cuando ir al cine es gastar el salario de todo un año

Desde que Hugo Chávez inició la V República, en 1999, se propuso cambiar hasta el nombre del país. Sin embargo, su legado fue la gran grieta que divide a la sociedad, y que va desde la política a la cultura. Venezuela dejó de ser un referente artístico en América Latina, mientras busca comida y medicinas. Ni siquiera quedó en pie el Festival Internacional de Teatro de Caracas. Si bien muchos intelectuales y artistas simpatizaron en 1998 con Chávez, luego se distanciaron y crearon una conciencia crítica. Las penurias son notables hoy día en las ofertas de esparcimiento cultural.

Salir al cine o al teatro era una actividad frecuente en los venezolanos para iniciar o finalizar el tan deseado fin de semana de descanso de la jornada laboral.

Según el diputado a la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, el economista José Guerra, la inflación anual desde enero de 2017 al mismo mes de 2018 fue 4.068%, lo que significa que el poder adquisitivo de los ciudadanos “desaparecieron como el viento”.

Para diciembre de 2017, una entrada al cine costaba Bs. 45.000, mientras que en febrero se ubica entre Bs. 130.000 y 170.000, de acuerdo a la cadena que pertenezca la sala (US$ 0,54 a US$ 0,71, calculado a la tasa paralela que impera en el país que se ubicó para el momento de la redacción de la nota en Bs. 236.854 x US$ 1).

“Prácticamente ir al cine significar dejar la mitad del salario y lamentablemente eso ya no se puede hacer porque la prioridad es la comida”, dijo Jear Jassahan, quien trabaja en el área económica de una empresa en el país.

El salario mínimo en Venezuela es de 248.510 (US$ 0,95). “A veces no quiero salir de casa, en el momento no tengo dinero o simplemente no me provoca”, argumentó al tiempo que destacó que lo que era lo más barato y clásico para dispersar la mente, se convirtió en “otro golpe” para el bolsillo del ciudadano común.

Actividades al aire libre

Ante los constantes incrementos de los precios en todas las áreas recreativas: Parques naturales, cine, teatro, entre otros, los venezolanos ha tomado la decisión de ir a espacios públicos y realizar actividades.

“Leo, hago actividades al aire libre, juego en la computadora, descargo películas por la Internet las veo en casa”, agregó Jassahan al tiempo que enfatizó que “es más económico” que salir porque estás “en la comodidad de tu casa”.

Dependiendo el teatro en Caracas, los precios de las entradas pueden oscilar entre los Bs. 53.000 hasta los Bs. 90.000 (de US$ 0,22 a US$ 0,37). A esto se le debe sumar las bebidas y golosinas que desee consumir antes de entrar a la sala del coliseo o dentro del cine.

Un combo de 'tequeños' (palitos de masa rellenos de queso de 6 unidades) con una bebida gaseosa o té frío cuesta Bs. 276.000. Si desea uno que incluye dos bebidas, 'cotufas' (palomitas de maíz o pororó) grandes y tequeños debe pagar Bs. 597000 (2 salarios mínimos). Unas cotufas y 2 bebidas valen 398.500 bolívares, mientras que unos tequeños rellenos con chocolate (de 4 unidades) y la bebida sale en Bs. 256.000.

Si una familia integrada por 4 personas va a algunos de estos espacios recreativos y de cultura, debe disponer para la salida al menos Bs. 2.000.000 (US$ 8,44), lo que significa tiene que ahorrar al menos 9 meses para ir al lugar. Sin embargo, si 2 integrantes del grupo familia laboran, pues el tiempo de ahorro íntegro es de cinco meses.

Reducción evidente y “turismo de vitrina

La reducción en la afluencia de las personas en espacios culturares “ha sido bastante notoria”, dado que en el estreno de una obra “la casa estaba llena” y ahora, por causa de la grave crisis económica que hay en Venezuela, “sobran butacas”.

“No se llena por completo, es lamentable que las malas políticas terminen afectado también hasta las cosas tan sencillas como son los espacios recreativos”, dijo Javier Dorschlag, comerciante y fanático del teatro y el cine.

“No toda la gente puede hacerlo, pero me sorprende que cada vez que voy al cine ver las largas filas para entrar y comprar golosinas. Hay todavía quienes pueden ir, pero no como antes”, sostuvo.

Precisó que la opción que ahora tienen muchos es “comprar un quemadito (CD pirata) en la calle y verlo en la casa, otra distracción es ir al parque Francisco de Miranda (antes parque del Este)”.

Apuntó, además, que la mayor parte de los venezolanos optaron hacer “turismo de vitrina” que es ir “a caminar por los centros comerciales para ver lo poco que hay en las vitrinas” y pasar el día.

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