FRACASO DE UN MAGNICIDIO

Operación Gaviota: Cuando el ERP quiso matar a Videla y Martínez de Hoz

A diferencia de USA, en la Argentina nunca ocurrió el asesinato de ningún Presidente durante su cargo. Los 3 mandatarios que murieron en funciones fue por causas naturales: Juan Perón, Manuel Quintana y Roque Saénz Peña. Si ocurrieron intentos de magnicidios: contra Faustino Sarmiento (agosto de 1873), Julio Argentino Roca (mayo de 1886), Manuel Quintana (agosto de 1905), Victorino de la Plaza (julio de 1916), Hipólito Yrigoyen (diciembre de 1929), y el dictador Jorge Rafael Videla (febrero de 1977).

Jorge Rafael Videla, el general que eligió Jaime Luis Enrique Perriaux para apoyar en un golpe cívico-militar en 1976, fue integrante de la 1ra. Junta Militar y 1er. Presidente 'de facto' durante el fracasado 'Proceso de Reorganización Nacional'.

Ya fallecido, y en inhumanas condiciones carcelarias, Videla fue quien admitió recién en 2012 la muerte, en manos del gobierno, de entre 7.000 y 8.000 personas, el "precio que había que pagar para ganar la guerra contra la subversión".

El número es más o menos el que estiman las fuentes serias. Lo de los 30.000 detenidos-desaparecidos fue una consigna política de organizaciones políticas simpatizantes de enfoques, reclamos y discursos que prevalecieron entre las organizaciones políticas y armadas contrarias al gobierno de María Estela Martínez de Perón, y por lo tanto funcionales al golpe de Estado.

Volviendo a Videla, él logró escurrirse en al menos 1 atentado organizado para volarlo por los aires.

El Ejército Revolucionario del Pueblo nació en 1970 como brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Su objetivo, pese a la ideología trotskysta de fondo, era llegar al poder para instalar un socialismo marxista similar al vigente por entonces en Cuba, aunque los hermanos Castro Ruz adherían a la corriente stalinista de ese pensamiento.

Cuestionaban la Constitución Nacional, la organización institucional, y llevaron su guerrilla a Tucumán, donde pretendían controlar un territorio, declarar su independencia y reclamar a la Organización de Naciones Unidas un statu-quo especial. Inadmisible.

Del otro lado, un país irracional: de la Triple A, José López Rega y la CNU a los centros de detención clandestinos, los Chicago Boys, Raúl Guglielminetti y las otras bandas armadas, etc. En definitiva, los 2 Demonios.

El gobierno constitucional reaccionó correctamente al intento del ERP en Tucumán, mediante una ofensiva del Ejército llamada Operativo Independencia. Esto ocurrió un par de años antes de la Junta Militar.

La organización guerrillera era comandada por Mario Roberto Santucho, también conocido como 'Enrique Orozco' o 'Carlos Ramírez', quien a su vez también fue secretario general del PRT, de 1965 a 1976.

El ERP fue muy golpeado por el Operativo Independencia, básicamente por su escasa preparación militar y logística para un conflicto de esa envergadura. Probablemente habían subestimado al Ejército regular, y su desastre alcanzó niveles llamativos en el Gran Buenos Aires, durante el frustrado intento de copar el exRegimiento Viejo Bueno, en Monte Chingolo.

Ocurrieron intentos del ERP y FAR-Montoneros de coordinar acciones militares aunque no consiguieron concretarlas, pese a que ambas organizaciones tenían a Cuba como referencia permanente y territorio de refugio posible.

El 03/07/1976, el Estado Mayor del ERP decidió el exilio de Santucho en Cuba. Sin embargo la traición pudo más, y el paradero del comandante fue revelado al Ejército, que el 19/07/1976 sorprendió al comandante en un departamento de Villa Martelli (Vicente López, GBA), y perdieron la vida Santucho y Benito Urteaga, mientras que Liliana Delfino, Fernando Gértel y Ana María Lanzilotto fueron detenidos y luego asesinados en Campo de Mayo.

Ya casi desarticulado, el ERP planificó el asesinato de Videla, la "Operación Gaviota".

Montoneros había fracasado en el asesinato de Videla el 15/03/1976.

Y el 02/10/1976 un conscripto puso una bomba bajo el palco de autoridades en el acto por el Día del Arma de Comunicaciones, pero nadie sufrió daños porque la bomba estaba mal colocada y explotó tarde.

La “Operación Gaviota” fue planificada para febrero de 1977, tomando como modelo a corregir un atentado de Montoneros contra la Fuerza Aérea el 28/08/1975, la "Operación Gardel".

En aquella ocasión se había derribado un Lockheed C-130 Hercules del Grupo 1 de Transporte de la I Brigada Aérea, que despegaba del Aeropuerto Teniente General Benjamín Matienzo, transportando a 114 gendarmes, desde Tucumán hacia San Juan, en el marco del 'Operativo Independencia'. El pelotón Marcos Osatinsky fue el encargado de llevar a cabo la acción.

El ataque contra Videla sería el 18/02/1977 en la pista de despegue del sector militar o presidencial del Aeroparque Jorge Newbery, en la Ciudad de Buenos Aires.

El perímetro es atravesado en forma transversal por el arroyo Maldonado, que desemboca en el Río de La Plata. El plan consistía en colocar una gran carga explosiva principal (65 Kg.) sobre el techo del entubado, teniendo en cuenta que el espesor de la pista del aeropuerto era de entre 65 cm. y 1 m. de hormigón armado extraduro.

A su vez había sido colocada otra carga más en el borde, debajo de una tapa de inspección, con 15 kg. de TNT y unos 50. kg de gelamón. Ambas conectadas en paralelo a una línea principal de conducción eléctrica y tenían en cada una, 3 cápsulas detonantes eléctricas más otras repartidas como reforzadores.

El ERP demostró tener gravísimos problemas con los explosivos. Pasadas las 8:30 de aquella jornada, Videla, José Martínez de Hoz, José Zubarán, Osvaldo Azpitarte, José Villareal y Oscar Caeiro, quienes volarían hasta Bahía Blanca y desde allí en un helicóptero hasta la plataforma petrolera General Mosconi, abordaron el Fokker F-28 T-01 que, cerca de las 9:00 inició su carrera de despegue.

La idea era detonar las cargas cuando el avión pasara por encima de la central. Sin embargo, cuando el Fokker pasó por la primera y el encargado de generar la explosión accionó las cargas, la principal falló y sólo detonó la secundaria que estaba situada a unos 15 metros al costado de la pista.

De esta forma Videla logró salvarse por 2da. vez consecutiva de un atentado en su contra y el Fokker despegó sin problemas.

En la revista La Fogata, de la izquierda, hubo un debate sobre aquella acción. Aquí un fragmento:

"(...) la Operación Gaviota, un atentado contra el General Videla, no para acabar con la dictadura con un acto aislado, sino como parte de la resistencia, un duro golpe a la cúpula castrense, desmoralizar a los militares y, sobre todo, elevar la moral de la población ante esa demostración de voluntad de la guerrilla.

No es posible saber qué "hubiera" pasado con la eventual muerte de Videla, quizás no "hubiera" cambiado su rumbo esencial, como tampoco había garantías que la muerte de Adolfo Hitler hubiese cambiado la historia de Alemania. Por lo tanto esta acción del ERP no es muy diferente de lo que se propuso el ácrata alemán George Elser con Hitler y que hoy su país, no sólo lo reivindica, sino que legitimiza.

Osvaldo Bayer (N. de la R.: había escrito en el diario Página/12 un artículo acerca de aquel fallido atentado) pone de ejemplo a la justicia del país de sus ancestros. Eso está muy bien, y por ello es que creo corresponde también conocer este intento del PRT-ERP y analizar qué nos diferencia de los alemanes, porque: "Si Elser en su atentado habría tenido éxito, se hubieran salvado los millones de inocentes", como afirma Bayer, la misma reflexión podría hacerse en el caso argentino.

¿Hubiéramos evitado treinta mil desaparecidos? No lo sé. No creo en la pretensión racionalista de leer la historia en subjuntivo; lo que "hubiera" pasado queda para la imaginación de la literatura, no para la historia; en cambio sabemos lo que pasó. Sólo se puede dar fe que efectivamente el ERP actuaba pensando "como Elser" que sólo se podía frenar la ferocidad represiva con acción; en cambio el Partido Comunista llamaba a la unidad cívico militar apoyando a Videla para "cortar el paso al Pinochetismo", un supuesto sector más "duro" de las FF.AA.

El ERP no logró su objetivo y la historia da su veredicto: fue la dictadura más sangrienta de todos los tiempos en este país y no creo que pueda pensarse que más "suave" que la de Chile. No sabemos qué "hubiera" sido, sabemos lo que fue. Por eso Bayer, tomando el caso de Alemania, pone en discusión el rescate del derecho al tiranicidio, la actitud de resistencia, sin perjuicio de lo que "hubiera sido", de eficacias, oportunidades o cuestiones de conveniencia, porque nadie puede saber de antemano la resultante de sus actos.

Repito, la intención de atentar contra el tirano estaba dentro de la concepción de resistencia armada y no armada a la dictadura. La oportunidad la brindaba el hecho que Videla y parte de sus gobierno solían trasladarse en el avión presidencial (...) partiendo del Aeroparque de Buenos Aires, un F-28, que luego pasaría a la historia de la aviación. Se tuvo en cuenta la existencia de un arroyo subterráneo que atraviesa la pista, el Maldonado, y se pensó en una carga explosiva para hacer estallar al momento del despegue. El ERP -a diferencia de la mortífera eficacia de Montoneros, quienes meses antes habían volado un Hércules con tropas de Gendarmería en el aeropuerto de Tucumán-, realizó muy pocos grandes atentados con explosivos y cuando lo hizo adoleció de fallas.

La operación la dirigió un explosivista del ERP, Alberto Strejer, a quien le decíamos "La Tía". Desde el punto vista práctico, era muy complicada, había que colocar una carga sobre el techo del túnel debajo de la pista, desplegar cientos de metros de cables para accionar en forma eléctrica, ya que no se tenía garantía que los sistemas de control remoto funcionaran dentro de los túneles.

Luego había que montar un puesto de observación con una referencia para indicar al artillero el momento justo de accionar, cuando el avión pasara exactamente por el sitio indicado. Sólo colocar una carga de cerca de cien kilogramos de trotyl adosada a la bóveda desde una balsa flotando sobre el áarroyo, ya era una enorme dificultad practica. El grupo, según este relato aproximado, estudió la red pluvial y tomó un punto de ingreso por una acantarilla que estaba a una considerable distancia del objetivo y trazó el itinerario subterráneo.

Después perforaron el piso de una citroneta y la estacionaron sobre una boca de tormenta para entrar con todos los pertrechos sin llamar la atención, caminar por los caños y navegar sobre el Maldonado hasta el punto exacto. Todo un trabajo de ingeniería con la represión literalmente sobre sus cabezas. Supongo que la estructura bajo la pista debería ser visible por sus características constructivas, pues de lo contrario, asegurarse estar situados en el punto preciso hubiera necesitado minuciosas mediciones muy difíciles de disimular. Se extendieron los cables hasta el detonador que estaba en un punto en que se aseguraba contacto visual con el observador para accionar en el segundo justo. Nunca pude saber por qué razones Strejer decidió colocar una carga extra, de potencia algo menor, hacia un costado de la pista.

La misión del observador, por su parte, sentado en las gradas de un estadio cercano, no era fácil, debía distinguir con precisión al avión presidencial en un aeropuerto de un intenso tráfico y no siempre con clima adecuado, a veces la neblina dificultaba la visión. Tomar un punto de referencia para establecer desde su ángulo de observación el momento preciso. Por otra parte la operación tenía que estar montada y lista para accionar a la espera del viaje del tirano, información obtenida por medio de la prensa. Fueron varios meses entre preparación y espera del momento adecuado, con varios intentos que no se llevaron a cabo por diversas circunstancias: malas condiciones climáticas, cambio de planes presidenciales, no distinguir al aparato con precisión y, ante la duda y el riego de producir una catástrofe con un avión de línea, abortar, a pesar que cuanto más tiempo pasaba más peligro corría el equipo operativo.

Finalmente llegó el día D, el 18 de febrero de 1977 (...) los combatientes no lo sabían, nadie lo sabía, nadie lo podía imaginar, pero ese sería el último combate de importancia del ERP en la Argentina, después de siete años de lucha armada continua. La radio había anunciado que el dictador viajaría con sus comitiva hacia Bahía Blanca; el equipo tomó posiciones.

El avión con Videla, Harguindeguy y Martínez de Hoz, carreteó aproximándose al punto en que el arroyo cruza debajo de la pista, el observador levantó el brazo cuando el Tango 02 pasaba por el sitio indicado y con su tren de aterrizaje ya a una altura considerable del suelo; el operador accionó el detonador.

En la pista se produjo un cráter invertido, como surgencia de un pequeño volcán, pero el avión, quizás por ser un poco menor de tamaño que los comerciales, se había elevado lo suficiente como para que la onda expansiva no lo desestabilizara; recibió una andanada de cascotes de hormigón y se sacudió, no obstante el piloto lo pudo controlar y luego aterrizaría en el aeropuerto militar del Palomar.

La magnitud de la explosión fue insuficiente para quitar sustento al aparato para que se estrellara. Al parecer habría estallado sólo la carga adicional, la que habría expulsado a la carga principal sin tampoco hacerla estallar por efecto de simpatía. Sólo hipótesis y suposiciones, nunca pudo saberse qué pasó en ese túnel y existe escasa información pública de parte de las autoridades sobre este hecho. El circuito eléctrico había sido probado muchas veces antes de instalarlo. Lo cierto es que el tirano salvó la vida y continuó su viaje(...)".

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