CRÓNICAS DE 2019

21/02: Operación Sandwich en la 9 de Julio

Hugo Moyano concretó su prometido acto reivindicatorio en la avenida 9 de Julio. El periodismo prebendario se apresuró a afirmar que no le sumó fuerza al sindicalista pero es probable que lo sucedido merezca un análisis más profundo y menos dependiente de la publicidad gubernamental.

Hugo Antonio Moyano nunca prosperó en la organización político partidaria. Su Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo fue un fracaso mayor al FE de Gerónimo Venegas. Pero él sí logró concretar multitudinarias movilizaciones sindicales. En vida de Néstor Kirchner llenó la avenida 9 de Julio para reclamar más participación en las listas de candidatos, y también el estadio del club River Plate para una presión similar. ¿Por qué no podría completar otra vez la avenida más ancha del mundo, con su libertad amenazada y la de sus familiares más cercanos?

Hugo Antonio Moyano nunca fue un estratega político. Conseguir la presidencia del Partido Justicialista bonaerense cuando quedó imposibilitado Alberto Balestrini le resultó harto difícil, y 'el Pata' Juan Pablo Medina le arruinó la fiesta en La Plata, con Néstor Kirchner presente.

Sin embargo, Moyano consiguió crear poder personal desde el Sindicato de Choferes de Camiones hacia otros gremios de diferentes modalidades del transporte, primero gracias a NK y Julio De Vido y, cuando Cristina Fernández de Kirchner lo expulsó del Paraíso K, la supervivencia fue gracias a Mauricio Macri -con quien no necesitaba nexos pero no faltaron los que se ofrecieron a intermediar- .

El contenido del discurso que realizó el 21/02 demostró una avaricia política de Moyano que roza la impericia al limitarse a enviar un mensaje a quienes desean verlo preso en vez de intentar asumir un liderazgo político-social.

Moyano terminó confirmándole a Macri que el sindicalismo peronista sigue siendo inocuo en la disputa política, lo cual sin duda resulta un alivio para el Presidente de la Nación y también para Cristina Fernández de Kirchner. De todos modos, la Casa Rosada debería reflexionar lo siguiente:

> Determinadas consignas críticas del Ejecutivo Nacional pueden conseguir reunir una adhesión multitudinaria, lo que no ocurría ni en 2016 ni en 2017;

> Macri dificilmente podría en 2018 lograr una convocatoria similar, toda vez que acaba de fracasar el intento de sus simpatizantes de llenar la avenida 9 de Julio el 17F;

> Moyano no precisa de los líderes de los grandes sindicatos de la CGT para ganar la calle.

Un sector del estrato social medio-medio y del medio-alto se escandaliza con movilizaciones similares a la del 21F pero es necesario recordarle que en la democracia representativa cualquier sufragio tiene un valor teórico equivalente a otro voto, más allá de la extracción socioe-conómica y político-cultural de cada elector.

También es menester que considere ese votante estándar de Cambiemos -alianza electoral en graves problemas de supervivencia- que la realidad del 2do. cordón del Gran Buenos Aires es tan válida como la del barrio porteño de Recoleta.

Pero todas estas apreciaciones son anecdóticas ante la cuestión de fondo: ¿Qué está haciendo mal la Administración Macri para que haya mucha gente dispuesta a manifestarse contra el Presidente?

Resultaria un error considerable suponer que todos los asistentes al 21F integraban un 'voto cautivo' o 'voto prebendario'.

Luego, esta movilización antimacrista, social más que partidaria, se suma a otras manifestaciones multitudinarias negativas para el Presidente ocurridas -por discutibles problemáticas deportivas- en los estadios de River Plate y San Lorenzo de Almagro.

Macri y su equipo deberían reflexionar que ellos corren peligro de convertirse en un sandwich entre el 'Círculo Rojo' al que el Presidente acusa de no comprenderle o fallarle, vs. sectores sociopolíticos humildes o bien de cierta ideología crítica de Macri. Luz amarilla encendida.

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