GARY COHN, EX N°1 DE GOLDMAN SACHS

Pegó el portazo el principal asesor económico de Trump

Gary Cohn, el director del Consejo Económico Nacional y ex presidente de Goldman Sachs, ha presentado oficialmente su dimisión. Cohn, quien podría considerarse un aliado de la hija del presidente Donald Trump, Ivanka, y su marido Jared Kushner, quienes han perdido influencia en las últimas semanas, decidió alejarse tras la intención del republicano de implementar aranceles a las importaciones de acero y aluminio.

Gary Cohn, asesor económico principal del presidente de USA, Donald Trump, deja La Casa Blanca, según han confirmado The Wall Street Journal y The New York Times.

Su decisión llega después del anuncio de los nuevos aranceles al acero y al aluminio importados que decidió el Presidente, a los que Gohn se opone.

Cohn llegó a la Administración Trump desde el banco de inversión Goldman Sachs, donde era el ejecutivo N°1 detrás del CEO, Lloyd Blankfein.

En el Gobierno, Cohn ocupaba el cargo de director del Consejo Nacional Económico, el organismo que coordina la política económica del Presidente.

La decisión de Trump de imponer aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio ha provocado un terremoto dentro y fuera de la Casa Blanca.

La medida, destinada a frenar las importaciones chinas, amenaza con abrir una guerra comercial de consecuencias inciertas.

Tras conocerse la salida de Cohn, Trump anunció que pronto anunciará al sucesor: "Pronto tomaremos una decisión sobre el nombramiento del nuevo Asesor Económico Principal. ¡Hay muchas personas dispuestas a ocupar este puesto, elegiremos sabiamente!", escribió Trump en la red social Twitter.

Un funcionario de la Casa Blanca adelantó a la prensa estadounidense que el asesor de la Casa Blanca y director del Consejo Nacional de Comercio, Peter Navarro; y el comentarista conservador Larry Kudlow son los principales candidatos.

Trump ha reconocido que Cohn ha sido "su principal asesor económico" e hizo "un excelente trabajo al impulsar nuestra agenda, ayudando a implementar recortes tributarios históricos y reformas. Es un talento raro y le agradezco su dedicado servicio al pueblo estadounidense", añadió Trump.

Otro abandono importante fue el de Hope Hicks, la directora de Comunicaciones y persona de confianza del Presidente estadounidense.

Durante las últimas semanas, Cohn ha liderado la batalla campal a favor de quienes buscan frenar el proteccionismo de Trump.

"Ha sido un honor servir a mi país y promulgar políticas económicas a favor del crecimiento en beneficio del pueblo estadounidense, en particular la aprobación de una reforma fiscal histórica", dijo Cohn en un comunicado difundido por la Casa Blanca. "Estoy agradecido con el Presidente por darme esta oportunidad y le deseo a él y a su administración un gran éxito en el futuro", añadió.

Su dimisión ofrece al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; y al secretario de Comercio, Wilbur Ross, un mayor poder e influencia.

Muy interesante la columna que escribió Martin Wolf en el Financial Times:

Donald Trump es realmente un proteccionista. Es algo más que simple retórica. Esta es la lección que puede extraerse del anuncio la semana pasada de que firmaría una orden ésta para imponer aranceles globales del 25% al acero, y del 10% al aluminio. Estos impuestos no tienen tanta importancia en sí mismos.

Pero la lógica usada para justificarlos, la magnitud y la duración propuestas, la disposición a afectar a aliados importantes y las declaraciones del presidente de que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar" deben alarmar a cualquier observador bien informado.

Es poco probable que esta acción sea la última; es más posible que represente el principio del fin del orden comercial mutilateral regido por normas que creó el propio Estados Unidos.Puede parecer alarmista, pero no debería hacerlo. Es cierto que las acciones propuestas sólo afectan a algo más del 2% de las importaciones estadounidenses.

Si termina aquí, el mundo -y la economía mundial- seguramente se lo tome con filosofía.Es posible que, con alguien tan incoherente como Trump en el cargo, todo acabe aquí. Pero no podemos darlo por hecho.

Una de las razones por las que es probable que el proteccionismo estadounidense se extienda es que las medidas propuestas, destinadas explícitamente a prolongarse en el tiempo, gravarán a todos los consumidores de acero y aluminio. Esto incluye industrias que emplean a mucha más gente de las 81.000 personas que trabajan en la industria básica del acero en USA.

Los usuarios sufrirán una "protección efectiva negativa". Uno de los resultados de todo ello es que los productos importados fabricados en acero o aluminio se abaratarán. La "solución" consistirá seguramente en aplicar aranceles, también, a las importaciones de estos productos.

Otro motivo por el que esta acción podría expandirse es que aquellos afectados negativamente podrían tomar represalias contra USA en otras áreas. En la práctica, no obstante, es más probable que soliciten un proceso de disputa comercial contra USA a la Organización Mundial de Comercio (OMC), y que adopten medidas de salvaguardia sobre el acero y el aluminio para para pevenir el desvío de importaciones a sus mercados. De esta forma, también se propagará el proteccionismo.

Otra razón más para la expansión del proteccionismo es el aprovechamiento por parte de USA de un vacío legal que afecta a la seguridad nacional. La OMC permite a los estados miembros adoptar "cualquier medida que consideren necesaria para proteger sus intereses básicos en materia de seguridad... tomada en periodos de guerra o frente a otra emergencia en las relaciones internacionales".

Pero, tal como sugiere Chrystia Freeland, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá: "Está completamente fuera de lugar considerar cualquier tipo de comercio con Canadá una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos".

Sin embargo, una vez que Washington recurra de forma tan irresponsable a este vacío legal, ¿dónde podría estar su límite?Un aspecto crucial es que esta actuación no va dirigida contra China, que representa menos del 1% de las importaciones de acero estadounidenses. Sus víctimas son amigos y aliados: Brasil, Canadá, la Unión Europea y Corea del Sur. Tampoco es una medida que se tome contra un tipo de comercio injusto. Se trata de una política meramente proteccionista dirigida a salvar viejas industrias.

No obstante, incluso en este sentido, la lógica es débil: la producción de acero y aluminio estadounidense se mantiene plana desde hace años. Si esta actuación tiene sentido para Trump, ¿qué podría no tenerlo?

Por todas estas razones, deberíamos prever más medidas de proteccionismo por parte tanto de USA como de otros países. No obstante, existe una razón aún más importante para preverlas. Trump parece desear una guerra proteccionista. Está seguro de que un país grande con un gran déficit comercial tiene que "ganar". Además, piensa que esos déficit son la prueba de que a USA le han tomado el pelo otros países. Ambas creencias son ridículas desde el punto de vista económico.

Es cierto que USA podría salir menos perjudicado que otras naciones en una guerra proteccionista. Pero todos, Washington incluido, se verían afectados negativamente por la balcanización de la economía global.

Además, es un error considerar que el superávit comercial es el equivalente de un beneficio en los negocios, como hace Trump. Las importaciones son el objetivo del comercio. Los superávit comerciales no tienen un mérito intrínseco.

Sin embargo, esta actuación está justificada, en última instancia, por la firme creencia de que USA ha sido víctima de las maquinaciones de otros. Una evidencia utilizada para justificar esta sensación de agravio es la idea de que USA es "la gran economía menos proteccionista del mundo".

Ningún indicador sumario del proteccionismo global es perfecto. Pero el menos malo es el arancel promedio ponderado aplicado. Según la OMC, el arancel promedio ponderado de Japón en 2015 fue del 2,1%, frente al 2,4% de USA y el 3% de la UE. Son cifras muy similares. El de China fue del 4,4%, debido principalmente a que ha sido parte de una negociación global: su acceso a la OMC en 2001, cuando aún se le consideraba un país en vías de desarrollo.

Algunos legisladores estadoundienses se refieren en su lugar al arancel "consolidado". Sobre esta base, la protección estadounidense es relativamente baja. Pero una simple media de los aranceles consolidados -los techos que un país ha acordado para sus aranceles- dice muy poco sobre el nivel real de proteccionismo. Además, USA ha fijado sus aranceles en niveles bajos para obtener concesiones de otros, especialmente protección de su propiedad intelectual.

El otro agravio afecta a los déficit comerciales. Pero éstos son fenómenos macroeconómicos, no el resultado de la política comercial. Trump acaba de aprobar por ley un fuerte aumento del déficit fiscal estructural de USA. Si nada cambia, esto incrementará el déficit comercial. Sobre todo si, como la administración espera, su rebaja fiscal fomenta un gran aumento de la inversión privada estadounidese, mientras el déficit público aumenta.

El Fondo Monetario Internacional lleva la razón al criticar este plan. Impondrá costes sustanciales, afectará a las alianzas y seguramente derive en un proteccionismo aún más costoso, tanto de USA como de otros países. Es el producto de una combinación clásica de autocompasión -el mundo nos trata mal- y grandilocuencia -podemos forzar con facilidad a otros a la sumisión. Lo más probable es que con ello el frágil tejido del comercio muncial se descomponga aún más. Bien hecho, Trump.

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