08/03/1835

Rosas: Los 2dos. mandatos no acostumbran ser buenos

¿Las reelecciones son necesidades de una sociedad o de un líder que precisa satisfacer su ego? ¿Los 2dos. mandatos siempre desnudan la ambición de permanecer en el poder o no es por el poder? Este interrogante va para todos los casos: desde el Presidente al sindicalista, desde el legislador al dirigente de una asociación civil. El caso del hacendado Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio, más conocido como Juan Manuel de Rosas, es significativo.

A fines de 1832, la Legislatura de Buenos Aires reeligió gobernador al rico hacendado Juan Manuel de Rosas (su nombre verdadero era Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio y revelaba su condición social importante) pero él rechazó continuar porque quería imponer su proyecto político, que dentro de lo que podía llamarse 'el partido federal' tenía opositores, además del rechazo de todos los unitarios.

Rosas le dejó su lugar Juan Ramón Balcarce, héroe de la guerra de independencia, y líder de los críticos de lo que luego sería el 'rosismo'. Esto sucedió el 18/12/1832.

Rosas consiguió el 06/02/1833 la aprobación de un endeudamiento público por 1,5 millón de pesos m/c, para costear los gastos de una expedición al territorio de los indios, campaña para la que Rosas y su socio, Juan Nepomuceno Terrero, suministraron ganado vacuno y caballar; y sus primos también hacendados Anchorena, Miguel Mariano de Villegas, Victorio García de Zúñiga y Tomás Guido donaron dinero en efectivo.

La campaña incorporó científicos que reunieron información sobre la zona recorrida. Por ejemplo, Charles Darwin, quien en su diario de viaje ("Viaje de un naturalista alrededor del mundo", 2 tomos) describió parte de la campaña:

"(...) Los indios formaban un grupo de unas 110 personas (hombres, mujeres y niños); casi todos fueron hechos prisioneros o muertos, pues los soldados no dan cuartel a ningún hombre. Los indios sienten actualmente un terror tan grande, que ya no se resisten en masa; cada cual se apresura a huir por separado, abandonando a mujeres e hijos. [...] Sin disputa, esas escenas son horribles, ¡pero cuánto más horrible todavía es el hecho cierto de que los soldados dan muerte a sangre fría a todas las indias que parecen tener más de veinte años! Y cuando yo ―en nombre de la humanidad― protesté, se me replicó: "¿Qué otra cosa podemos hacer? ¡Tienen tantos hijos esas salvajes!" (...).

Con su campaña, Rosas logró la simpatía del ejército, los estancieros y la opinión pública. Y el agradecimiento de las provincias de Mendoza, San Luis, Córdoba y Santa Fe, que sufrieron menos saqueos.

Sin embargo, los ranqueles siguieron siendo vistos como un problema para los habitantes de estas provincias.

El precio a pagar por la paz fue sostener a las tribus amigas con entregas anuales de ganado, caballos, harina, tejidos y alcohol. Rosas cumplió los pactos celebrados, ganándose el respeto de los caciques.

El jefe Cipriano Catriel declaró:

"Juan Manuel es mi amigo. Nunca me ha engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien."

Años después de la caída de Rosas, Catriel dijo:

"Nuestro hermano Juan Manuel,indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos."

Rosas instaló su campamento en la orilla del río Colorado, mientras en la ciudad de Buenos Aires su mujer, Encarnación Ezcurra, hacía el proselitismo que él propiciaba para regresar al poder. En concreto: el regreso de Rosas no fue una casualidad.

Rosas/Ezcurra fueron por el control del Partido Federal. Rosas/Ezcurra, al mando de los federales "apostólicos", conspiraron contra el gobernador Balcarce, y cuestionaban a sus ministros Enrique Martínez y Félix Olazábal, y a personajes tales como Tomás de Iriarte, federales "liberales" a quienes llamaron "cismáticos" por no aceptar el mando de Rosas.

Los "cismáticos" eran herederos de Manuel Dorrego, y se acercaron a jóvenes intelectuales influenciados por el romanticismo tales como Juan B. Alberdi, Vicente F. López, Miguel Cané, Carlos Tejedor, Esteban Echeverría y Juan M. Gutiérrez, la futura la Generación del '37.

Encarnación Ezcurra.

Rosas desconfió siempre de estos jóvenes intelectuales aunque estos todavía no manifestaban su rechazo a Rosas. Tampoco los de la Asociación de la Joven Argentina.

En 1837, Alberdi todavía describiría a Rosas: “El señor Rosas, considerado filosóficamente, no es un déspota que duerme sobre bayonetas mercenarias. Es un representante que descansa sobre la buena fe, sobre el corazón del pueblo. Y por pueblo no entendemos aquí la clase pensadora, la clase propietaria únicamente, sino también la universalidad, la mayoría, la multitud, la ‘plebe’”.

Pero Rosas/Ezcurra hacían cantar en las calles: “Cielito, cielo y más cielo/ cielito del Federal/ al que no lo sea neto/ que huya a la Banda Oriental”.

En Montevideo habrían de terminar los jóvenes románticos, a quienes Rosas consideraría “salvajes unitarios” y condenaría al destierro.

El futuro 'rosismo' lanzó una campaña de prensa con tabloides muy agresivos, mientras Encarnación Ezcurra reunía a sus aliados en su casa, y organizaba movilizaciones 'populares' contra sus adversarios. Ella creó la Sociedad Popular Restauradora.

Cuando Balcarce promovió el juicio contra publicaciones tales como "El Restaurador de las Leyes", Ezcurra hizo empapelar la ciudad con la noticia de que iba a ser enjuiciado "el Restaurador", y los sectores más populares, donde hacía pie Rosas, interpretaron que su carismático líder sería llevado a juicio. Fue una exitosa 'fake news' con graves consecuencias políticas: ocurrió una gran movilización, que logró el auxilio del general Agustín de Pinedo, quien sitió la ciudad, y provocó la renuncia de Balcarce.

Luego ocupó la Gobernación el general Juan José Viamonte, quien no pudo impedir que el brazo armado de la Sociedad Popular Restauradora, La Mazorca, atacara las viviendas de los opositores a Rosas, causando desmanes y agresiones físicas.

Cuando volvió Rosas a Buenos Aires, Viamonte tuvo que renunciar. En su lugar fue elegido Rosas, pero él no aceptó y fue el turno de quien era su amigo Manuel Vicente Maza, presidente de la Legislatura bonaerense, quien terminaría asesinado por La Mazorca.

Asesinato de Manuel Vicente Maza a manos de la Mazorca - Oleo de B.F. Rawson, Museo de Luján.

Ocurrió un conflicto entre Salta y Tucumán, y Rosas convenció a Maza que enviara como mediador al riojano Facundo Quiroga, quien residía en Buenos Aires.

Pero en el trayecto, Quiroga fue emboscado y asesinado en Barranca Yaco, provincia de Córdoba, el 16/02/1835 por Santos Pérez, un sicario vinculado a los hermanos José Vicente, Francisco Isidoro, José Antonio y Guillermo Reynafé (de ascendencia irlandesa, el apellido original era Queenfaith), quienes gobernaban Córdoba.

La muerte de Quiroga fue un magnicidio que conmovió a todo el territorio. Maza presentó su renuncia el 07/03/1835. La Legislatura de Buenos Aires llamó a Rosas, quien Rosas condicionó su aceptación a que se le otorgase la "suma del poder público".

Rosas reclamaba la representación y ejercicio de los 3 poderes públicos en forma simultánea, sin necesidad de rendir cuenta de su ejercicio. La Legislatura aceptó esta imposición, dictando ese mismo día la correspondiente ley.

La suma del poder público se le otorgó con el compromiso de:

> Conservar, defender y proteger la religión católica.
> Sostener la causa nacional de la Federación.
> El ejercicio de la suma del poder público duraría "todo el tiempo que el Gobernador considere necesario".

No había Constitución y los poderes de Rosas fueron superiores a los de un Presidente de facto porque incluyó el de administrar justicia. En principio, Rosas no disolvió ni la Legislatura ni los tribunales. Ya habría tiempo para ello.

El gran perjudicado por la acción de los Reynafé fue su protector, el santafecino Estanislao López, quien quedó muy cuestionado y terminaría muriéndose en 1838. Así podría afirmarse que el gran beneficiado por la muerte de Quiroga fue Rosas, porque asumió el poder fáctico de todos los federales.

Rosas exigió que se realizara un plebiscito, que se concretó los días 26/03/1835 y 28/03/1835. Rosas ganó 9.713 votos a favor y 7 en contra, en un territorio de 60.000 habitantes, pero no votaban ni las mujeres ni los niños.

La Sala de Representantes nombró gobernador a Rosas el día 13/04/1835 para el quinquenio 1835/1840.

Rosas logró que las provincias le delegaran el ejercicio de las relaciones exteriores y se convirtió en árbitro de los conflictos provinciales.

Prueba de ello resultó que los hermanos Reinafé fueron ejecutados en la Plaza de la Victoria de Buenos Aires. El uso del término "Provincias Unidas del Río de la Plata" comenzó a desaparecer en los documentos oficiales, usándose la palabra “Confederación”.

Ejecución de los hermanos Reinafé.

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