POMPEO POR TILLERSON

Un halcón en la política de USA con Rusia

Benjamín Netanyahu es el principal aliado exterior de Donald Trump. Juntos militan en el objetivo de Jerusalén capital de Israel, fragmentación de Siria y eliminación del poder nuclear y cualquier proyección regional de Irán. Podría afirmarse que esto explica, en parte, la salida de Rex Tillerson de la cancillería estadounidense para que ingrese Mike Pompeo. También podría especularse que, en el nuevo contexto, no hay posibilidad alguna de un acuerdo entre USA y Corea del Norte; y que las relaciones de la Casa Blanca con el Kremlin irán aún peor. Hernando Kleimans encontró y tradujo este texto de Viktoria Zhuravleva que explica la visión de Rusia sobre el cambio en USA.

El “rumor informativo” que predecía que Donald Trump se libraría rápidamente de Rex Tillerson surgió ya hace varios meses y desde entonces fue objeto de fuertes discusiones. Una serie de fuentes en los Estados Unidos apuntaba a la incompatibilidad de personalidades entre el Presidente y su secretario de Estado como causa del seguro despido de este último.

Sin embargo, es más probable otro motivo: Tillerson se convirtió en la “víctima” de turno de la histeria antirusa, desatada contra Trump en los EE.UU.

Mike Pompeo, por su parte, resultó ser la única candidatura aceptable para reemplazar a Tillerson.

Todas las investigaciones política de “vinculaciones con Rusia” en los EE.UU. se asientan en que alguna vez “hablaron con rusos” o visitaron Rusia.

Tillerson anteriormente trabajó en el sector petrolero y contactaba con bastante asiduidad con “Rosnieft” (N. de la R.: la cuasi monopólica petrolera estatal rusa), así que había suficientes motivos formales para minar su figura. A Mike Pompeo, en este sentido, no se le puede enrostrar nada. Por lo que con seguridad, el Congreso estadounidense aprobará su candidatura.

El presidente Trump en su cuenta en Twitter escribió que Rex Tillerson abandona el cargo de jefe del departamento de política internacional de los EE.UU. y que en su lugar llega el director de la CIA, Mike Pompeo; a quien, en la agencia de inteligencia, a su vez, lo reemplaza su vice Gina Haspel, convertida en la primera mujer que ocupa este cargo. “¡Él cumplirá un fantástico trabajo!”,
exclamó Trump sobre el trabajo de Pompeo en el cargo de secretario de Estado.

Mike Pompeo.

Para los congresistas estadounidenses su Presidente sigue siendo incomprensible e impredecible, por lo que se plantean como objetivo limitarle al máximo el espacio para maniobrar. Toda la investigación sobre los vínculos con Rusia, que ya se prolonga por 2do. año, está justamente dirigida a esto. La parte de política internacional de esta historia apenas si crea la necesaria atmósfera en la sociedad estadounidense, conteniendo el posible crecimiento de la simpatía sus ciudadanos hacia Trump.

Una gran parte del establishment sigue sin reconciliarse con la victoria de Trump; y el Partido Demócrata de los EE.UU. continúa inflando el escándalo para aumentar su rating en los futuros comicios. Trump desde un principio proclamó que accedía al poder con “su” equipo, el que compartía sus concepciones y criterios y respaldaría todos sus emprendimientos. Tillerson fue prácticamente el último miembro del grupo inicial de partidarios que llegaron con el Presidente.

De esa gente que respaldó al Presidente en la Casa Blanca sólo quedan su hija Ivanka y el yerno Jared Kushner, quienes están apretados en todos los frentes.

Pompeo y las relaciones de los EE.UU. con Rusia

El hecho que el único reemplazante de Tillerson en el cargo de secretario de Estado podría ser sólo Pompeo ya había sido instalado por los medios estadounidenses en el otoño (N. de la R.: boreal) de 2017.

Rex Tillerson (65 años), anterior presidente del consejo de directores y CEO de la corporación petrolera ExxonMobil, pese a carecer de experiencia en la diplomacia, producía al principio la
impresión de un político racional, capaz de acordar, buscador de modos razonables de resolución de problemas. Argumentaba con frecuencia en favor de la cooperación con Rusia en la regulación de la crisis siria y resolvió presentar a consideración del Congreso el acuerdo sobre Irán, en lugar de salirse de inmediato del convenio nuclear.

El ahora ex director de la CIA, Mike Pompeo, tiene reputación de “halcón” y conservador, con una muy dura predisposición contra Rusia. Ha criticado severamente los convenios nucleares con Irán y los analistas predijeron que, en caso de arribo de esta persona al cargo de secretario de Estado, el acuerdo con Irán sería muy probablemente denunciado. También Pompeo se ha pronunciado con dureza en relación con el programa nuclear de Corea del Norte, así que las perspectivas de negociación entre Pionyang y Washington DC, ya de por sí no demasiado grandes, ahora definitivamente se tornan fantasmales.

A Trump lo han debilitado consecuentemente, “extrayéndole” uno tras otro a los integrantes de su equipo. Es decir que la guerra del Congreso con Trump se desarrolla no en favor del Presidente de los EE.UU.

Con toda probabilidad, la retórica de Pompeo en relación con Rusia se hará mucho más dura que la de Tillerson. Desde el punto de vista del desarrollo del diálogo de Washington con Moscú esto,
por cierto, es un cambio no favorable para nosotros. Por otra parte, las relaciones de la Federación Rusa con los Estados Unidos son ahora tan malas que difícilmente Pompeo sea capaz de empeorarlas aún más. Mi impresión es que ellas ya no pueden ser salvadas por ninguna personalidad en el cargo de jefe del Departamento de Estado.

Se hace complejo predecir cómo habrá ahora de actuar Trump en condiciones de un cerco hostil. Aunque él, de todas formas intenta maniobrar, y Pompeo más de una vez se expresó en respaldo del Presidente de los EE.UU. Es decir que no es él un elemento del todo hostil para Trump, lo que significa que sigue intentando “revolverse” y aguantar los golpes. Es decir que continúa la contraposición interna en los Estados Unidos.

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