A los 45 años, Johan Norberg es escritor, profesor y cineasta documentalista nacido en Suecia, egresado de la Universidad de Estocolmo, miembro honorario del Cato Institute estadounidense (una definición polìtica importante, que lo ubica cercano al libremercado) y del Centro Europea de Economìa Polìtica Internacional en Bruselas (Bélgica).
"GRANDES AVANCES DE LA HUMANIDAD"
El futuro puede ser mejor de lo que pensamos
No hay que perder las esperanzas en la contribución del conocimiento aplicado a la vida humana: el sueco Johan Norberg despliega una cantidad de datos para leer en momentos de depresión o pesimismo sobre el futuro de la Civilización. Para Urgente24 el tema es polémico porque hay un problema moral/espiritual de arrastre, que termina afectando el impacto del desarrollo tecnológico. Por ejemplo, el egoísmo/la avaricia limita la distribución y el acceso equitativo al conocimiento y la riqueza. Pero eso será para otro ensayo. Vamos con Norberg:
Él mismo se referencia en Benjamìn Franklin, cuando dijo:
"El progreso del conocimiento humano será rápido y se descubrirán cosas hoy inconcebibles. Empiezo a lamentar haber nacido tan pronto, ya que no alcanzaré la felicidad de conocer lo que se conocerá en 100 años".
Él o relativiza o rechaza los relatos pesimistas y decidió escribir un ensayo acerca de lo que él llama " los triunfos de la humanidad."
Desde su enfoque ideológico (Cato Institute simpatiza con muchas de las propuestas del Partido Republicano estadounidense), Norberg cree en lo que se conoce como progreso:
"(...) Los terroristas y los dictadores hacen todo lo posible para socavar las comuunidades abiertas, pero también hay amenazas internas en nuestras sociedades. Los populistas, tanto de la izquierda como de la derecha, tienen un resentimiento generalizado contra la globalización y la economía moderna. Podemos ver la conocida hostilidad hacia la sociedad cosmopolita, urbana y fluida que siempre ha habido por parte de aquellos que son conservadores socialmente, pero hoy se combina con la sensación que el mundo exterior es peligroso y de que debemos construir muros en sentido literal y figurado. (...)".
En este punto, es obvio que hay disidencias entre Norberg y amantes de los muros tal como el presidente Donald Trump, aún cuando éste represente a los republicanos.
10 capítulos y una conclusión hacen un libro de 302 páginas que editó El Ateneo.
El inicio es con la alimentación, y aquí 8 fragmentos para comprender la propuesta:
> "Un día de invierno de 1868, mi tatarabuelo, Eric Norberg, regresó a Nätra, en el norte de Angermanland, en Suecia, con varias bolsas de harina de trigo en su carreta. Provenía de una familia de "carreteros del sur", agricultores del norte que burlaban los monopolios y las barreras comerciales de Suecia con largos viajes comerciales. Eric Norberg vendía lino tejido en el campo en el sur de Suecia y regresaba con sal y cereales.
Sin embargo, rara vez era tan esperado su regreso como en esta ocasión. Era un año de hambruna. Las cosechas habían sido un fracaso en todo el país, y quienes tenían muy poca harina debían mezclar corteza de árbol en su pan. (...) Las malas cosechas eran frecuentes en Suecia. Una sola hambruna, entre 1696 y 1697, se cobró la vida de 1 de cada 15 personas, y en alguunos relatos orales hay referencias al canibalismo. (...)".
> "(...) Francia, uno de los países más rico del mundo, sufrió 26 hambrunas nacionales en el siglo XI, dos en el siglo XII, cuatro en el XIV, siete en el XV, 13 en el XVI, 11 en el XVII y 16 en el XVIII. En cada siglo, hubo también cientos de hambrunas locales (...) en 1662, en la Francia central, "algunos comìan carne humana" (...) (N. de la R.: el entrcomillado es del historiador francés Fernand Braudel en 'Las Estructuras de lo Cotidiano: Lo Posible y Lo Imposible").
10 razones para mirar al futuro con optimismo
> "(...) Hace 100 años, en un hogar común y corriente de la provincia de Angermanland, de donde eran mis ancestros, había cuatro comidas: papa, arenque y pan para el desayuno; avena o gachas (harina tostada en aceite, leche y caldo) para el almuerzo; papa, arenque y pan para la cena; y avena o gachas para el refrigerio de la noche. Esto era lo que todos comìan cada dìa, excepto los domingos, cuando tomaban sopa de carne (si había alguna carne) mezclada con granos de cebada. A falta de una vajilla de porcelana, todos comían del mismo plato, con una cuchara de madera que luego se limpiaba con la lengua y se guardaba en el cajón de la mesa. (...)".
> "(...) A fines del siglo XVIII, una típica familia francesa tenía que gastar la mitad de sus ingresos solo en granos, generalmente en gachas. En esa época, como lo estudia Robert William Fogel en 'Escapar del hambre y la muerte prematuura 1700-2100: Europa, América y el Tercer Mundo', los franceses y los ingleses consumían menos calorías que el promedio actual en África subsahariana, la región más atormentada por la desnutrición. (...) Las personas trabajaban tanto como podían. El principal factor limitante era que no tenían acceso a las calorías necesarias para que los niños crecieran adecuadamente o para que el cuerpo de los adultos se mantuviera saludable. Nuestros ancestros eran raquíticos, delgados y de estatura baja, así que necesitaban menos calorías, lo cual hacía posible que trabajaran con menos alimento. (...)".
> "(...) Angus Deaton, economista y ganador del premio Nobel, uno de los principales expertos mundiales en salud y desarrollo, habla en 'El Gran Escape: salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad" de una "trampa nutricional" en Gran Bretaña en el siglo XVIII y principios del siglo XIX: debido a esta falta de calorías, las personas no podían trabajar tanto como necesitaban para producir suficiente alimento para poder trabajar. Se ha calculado que hace 200 años, un 20% de los habitantes de Inglaterra y Francia no podían trabajar en absoluto. A lo sumo, tenían energía suficiente para caminar lentamente durante unas pocas horas por día, lo que condenaba a la mayoría a una vida de mendicidad. La falta de una nutrición adecuada también tuvo graves efectos en el desarrollo intelectual de la población, ya que el cerebro de los niños necesita grasa para desarrollarse como corresponde. (...)".
> "(...) Una de las armas más poderosas contra el flagelo del hambre fueron los fertilizantes artificiales. El nitrógeno ayuda a las plantas a crecer y un poco puede obtenerse del estiércol, aunque no mucho. Durante más de un siglo, los agricultores del mundo utilizaron excremento de aves quue se había acumulado durante cientos de años en la costa de Chile y contenía enormes cantidades de nitrato de sodio, pero no había tanto disponible. (...) El primero en resolver el problema fue el químico alemán Fritz Haber, que trabajaba para la empresa química BASF. A partir de su trabajo teórico, y luego de varios años de experimentos, en 1909 logró producir amoníaco a partir del hidrógeno y nitrógeno atmosférico. El problema era que solo podía hacerlo a una escala muy pequeña; no había grandes contenedores que funcionaran a las temperaturas y presiones necesarias. Un colega de BASF, Carl Bosch, llevó a cabo más de 20.000 experimentos en más de 20 reactores antes de llegar al proceso adecuado para sintetizar el amoníaco a escala industrial. El proceso de Haber-Bosch logró que los fertilizantes artificiales fueran económicos y abundantes, y pronto comenzaron a utilizarse en todo el mundo (...)".
> "¿Cuál fue el invento técnico más importante del siglo XX?", pregunta Vaclav Smil en 'Enriching the Earth'. Rechaza sugerencias como las computadoras y los aviones, y explica que nada ha sido tan importante como la producción industrial del nitrógeno (...). A mediados del siglo XIX, el promedio de ingesta calórica diaria en Europa occidental era de entre 2.000 y 2.500 calorías. un indicador de salud es la estatura promedio, ya que el cuerpo humano crece menos si no recibe la cantidad necesaria de alimentos nutritivos. Los registros históricos muestran que la diferencia de estatura entre Europa occidental y el resto del mundo era mínima hasta alrededor de 1870. Luego, el europeo occidental promedio creció en estatura cerca de un centímetro por década, de 167 centímetros a 179 centímetros un siglo después. (...)".
> "(...) nadie luchó más valientemente por la humanidad que Norman Borlaug, un agrónomo de Iowa obsesionado con el problema del hambre en el mundo. (...) La historia de Borlaug y la revolución verde mundial a la que dio inicio comenzó en México en 1944, cuando empezó a trabajar allí para la Fundación Rockefeller en el desarrollo agrícola. (...) Borlaug estaba obsesionado con obtener mejores cultivos de alto rendimiento. (...) Después de miles de cruzas de trigo, Borlaug llegó a un híbrido de alto rendimiento que era resistente a los parásitos e insensible a las horas de luz del día, por lo que podía crecer en climas variables. Cabe destacar que se trataba de una variedad enana, ya que el trigo alto gastaba mucha energía para desarrollar los talles no comestibles y también colapsaba cuando crecía demasiado rápido. (...) El nuevo trigo se introdujo en poco tiempo en todo México, y los resultados pronto estuvieron a la vista: la cosecha de 1963 fue seis veces mayor que la de 1944. (...)".