CRISIS BRITÀNICO/RUSA

De apretones de mano y nuevos misterios en Salisbury

La policía investiga como asesinato la muerte del exiliado ruso Nikolai Glushkov, de 68 años, el lunes 12/03 en su domicilio de Londres, según Scotland Yard. La decisión se produce después de que la autopsia revelara que la causa de la muerte del socio del fallecido oligarca Boris Berezovski fue “una compresión en el cuello”. El 04/03, en Salisbury, al sur de Inglaterra, ocurrió un envenenamiento del espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, que continúan ingresados a un hospital en estado crítico. La relación británico-rusa se complicó. Hernando Kleimans descubrió y tradujo el siguiente artículo en el medio de Moscú, “Komsomólskaia Pravda”:

 

Relato del Komsomólskaia Pravda”:

"Mientras el rubicundo Borís Johnson, ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, rompía hoy el protocolo y se negaba a estrechar la mano del convocado embajador ruso Alexandr Iakovenko, en Moscú comenzaba a tomar cuerpo una versión lanzada por un destacado especialista ruso, que descartaba todas las otras vagas e indignadas explicaciones del gobierno inglés.

Igor Nikulin, ex miembro de la comisión de armas químicas y biológicas de la ONU, afirmó hoy que Serguéi Skripal, el ex espía ruso al servicio del MI-6 inglés pudo ocuparse de contrabandear armas químicas.

Salisbury se encuentra en las cercanías de Porton Down, donde radica el mayor laboratorio europeo para la producción de armamento químico y biológico. Hace 17años, recordó Nikulin, en Salisbury, en misteriosas circunstancias, fue hallado muerto otro fugitivo ruso, el biólogo Vladimir Pasenchik.

El especialista ruso, además, calificó de inconsistente la versión de “TheTelegraph” que afirmó que el elemento tóxico llegó a Gran Bretaña en la valija de Iulia, la hija de Skripal. “Si alguien hubiese intentado ejecutar esta operación-advirtió- hubiese ocurrido el atentado terrorista más grande de la historia: centenares de cadáveres. Hubiera afectado a todos los que estaban cerca: los pasajeros del avión, los visitantes del aeropuerto, sus empleados”…

La hipótesis que refirió el químico Vill Mirzaianov, fugado hace años a los EE.UU. y considerado como uno de los creadores de “Novichok”, acerca de que el elemento pudo ser trasladado por partes y luego mezclado, también fue descartada por Nikulin.

“Para mezclar los componentes de un arma química binaria –explicó- los organizadores del atentado necesitaban su propio laboratorio en Londres, escafandras, equipo especial. Hacer esto en condiciones de campo no es real. Tanto menos es posible imaginarse que la mezcla de componentes ocurrió por sí misma, durante la entrega de un regalo a Skripal”.

El experto está convencido que Rusia no fue el único país que disponía de la receta para crear un elemento nervio-paralizador como el que afectó a Skripal. “La planta en Uzbekistán donde se fabricaba el arma química soviética, fue liquidada por representantes del cuerpo de ingenieros de las fuerzas armadas de los EE.UU. Se sobreentiende que ellos de allí se llevaron todo lo que representaba algún interés: equipamiento, materiales, ejemplares de elementos venenosos, reglamentos técnicos, etc.”, puntualizó Nikulin.

Según el especialista ruso, el material pudo ser producido en Gran Bretaña y en suma no ser el “Novichok” soviético. De otra forma, adujo, los británicos no tendrían motivo para ocultar los modelos a Rusia.

El embajador Iakovenko se tomó con calma el desplante de Johnson, para quien evidentemente “el representante de Rusia no se merece que le estrechen la mano”.

Pero el diplomático aprovechó la oportunidad, pese a la desagradable circunstancia, para preguntarle al ministro de relaciones exteriores inglés acerca de sus declaraciones sobre la culpabilidad rusa y, en particular, “sobre cómo debe considerarse sus declaraciones y amenazas en el parlamento, de asestar un cibergolpe a Rusia”.

Johnson sólo le respondió: “Señor embajador, por lo visto usted no ha comprendido correctamente”.

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