CLARÍN OMITE, LA NACIÓN DISIMULA

Glu-glu-glu que el INdEC haya corregido en alza el PBI de Macri

Los diarios que el gobierno privilegia en el reparto de la pauta publicitaria se ganaron el día al titular por el lado del crecimiento y las inversiones que el crecimiento del PBI terminó siendo del 2,9% el año pasado, según publicó ayer el INdEC, tras haber revisado el cálculo del EMAE de noviembre pasado, como le reclamaban la mesa chica económica que funciona en la Jefatura de Gabinete y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aduciendo errores técnicos relacionados con la estacionalidad de los datos. El escándalo internacional que hubo en torno de las estadísticas oficiales argentinas por presuntas injerencias y patoteadas del ex secretario de Comercio hubiese ameritado explicaciones que justificaran las correcciones, no sólo para no dejar mal parado al Presidente que ponderó la “transparencia y seriedad” del nuevo INdEC, sino porque hace apenas tres meses el presunto responsable de intervenir el instituto oficial para manipular los índices, Guillermo Moreno, fue absuelto por la Justicia de tan graves acusaciones, y la argumentación principal sobre que no hubo dolo con las estadísticas la habían aportado los abogados de Hacienda y Finanzas cuando Alfonso Prat Gay estaba al frente. Macri, cuando se enojó con los empresarios hace poco acusándolos quejarse del gobierno, pero no invertir y aumentar los precios, también hizo apología de los rudos procedimientos de Moreno para persuadirlos. Los cambios sobre la marcha en las ponderaciones que se hicieron en el convulsionado organismo, donde hubo remociones de funcionarios que políticamente respondían a la anterior conducción y embates de la militancia K, eran observados primero con recelo, luego con desconfianza y ahora con suspicacia.

Las estadísticas se acomodaron a favor del relato macroeconómico oficial y le arrimaron una satisfacción comunicacional, aunque tardía, vinculada al broche del primer medio término del gobierno de Mauricio Macri: el signo más del PBI, que pegó en el palo literalmente del 3% anhelado por el Presidente y su equipo. Hubo claro alguna ayudita providencial

Surgió una corrección al alza en las estimaciones previas que manejaba el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INdEC) y, contra lo que se percibe, y se había ido informando en mediciones sectoriales durante 2017, quedaron posicionadas la inversión y el consumo privado como las variables que se cargaron al hombro el nivel de actividad durante 6 trimestres consecutivos, generando un rebote en la estancada demanda heredada del último mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

En gran parte, siguiendo las curvas de los gráficos resultantes, la oferta se nutrió más de las importaciones, que venían reprimidas desde el cepo instalado por el kirchnerismo en 2011 y levantado por Cambiemos al asumir en diciembre de 2015, antes que del vigor de la producción nacional, de modo que logró en los números elevó el porcentaje de crecimiento respecto de los cuatro años de interdicción de la economía.

Contribuyó a la mejora estadística el replanteo que hizo la Dirección de Cuentas Nacionales del INdEC para que se volvieran a procesar los datos de 2016, que fue cuando se pusieron en prácitica los cambios en los instrumentos de medición de la inflación, en el marco del sinceramiento estadístico encarado por la gestión en el instituto de Jorge Todesca.

La conciliación de los valores encuestados, reelaborada sobre la que había sido reconstruida durante la intervención y politización del organismo técnico por parte del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, arrojó conclusiones dispares tanto en la cocina de Diagonal Julio A. Roca y Perú como en otros laboratorios del propio gobierno que reportan a la Jefatura de Gabinete, como el de sus incondicionales Ministerio de Hacienda y el de la Producción.   

Desde 2016 ya se venía planteando cuando los abogados del entonces ministro Alfonso Prat Gay defendieron ante la Justicia el cálculo del Índice de Precios al Consumidor desarrollado a las órdenes de Moreno, desmintiendo de ese modo que hubiese sido adulterado.

Derivó en que, concluidos los comicios, los datos en los que se basaba la liquidación de cupones de los bonos de los canjes ajustados por CER, a fin de desestimar la demanda de pequeños colectivos de holdouts que reclamaban la diferencia, si bien el 70% de esos títulos está en poder de ANSESterminaran siendo validados judicialmente.

En todo caso, más que como un hecho doloso, el destino de inversión a bonos CER aparece como una mala praxis de los gobernantes de turno que contribuyó a que la caja de los jubilados haya sido aun más deficitaria y los actuales administradores se “hayan visto obligados”, en diciembre, a decidir un recorte  en el ajuste de los haberes de los propios damnificados.   

De paso, la revisión estadística hizo carambola en el hombre fuerte del cepo K y lo absolvió en la causa por haber los dibujos el IPC. Y hasta podría dejarlo limpio de polvo y paja respecto de las presuntas prácticas de intimidación que se le endilgaron mediáticamente.

Cuando recibió Jorge Todesca la posta del último director K, Norberto Itzcovich, la consigna política era poner patas para arriba el organismo y mostrar rápidamente resultados, tanto con los índices cuanto con la limpieza interna en los equipos más comprometidos con la, en general, demonizada gestión precedente.

Desde entonces ya no están una ex lugarteniente de la conducción, Beatriz Pagliaro, ni Cynthia Pok, quien hizo una sugestiva declaración a la agencia de noticias de la CTA Autónoma, Acta, el 15 de diciembre: elogió el proceso de reconstrucción de credibilidad y saneamiento de las estadísticas que lleva adelante el titular del INdEC, Jorge Todesca, para disparar que “resulta inaceptable que un gobierno presente objeciones técnicas que se plasmen cuando los datos no son convenientes o no dan como los responsables políticos desearían".

Fue categórica: "No podemos encubrir en consideraciones técnicas lo que es un liso y llano cuestionamiento de los resultados en sí mismos por sus implicancias", señaló en relación a las presiones que denunció provenientes de la provincia de San Juan.

Las idas y vueltas con las metodologías determinaron que en casa central se hicieran 3 cambios en la elaboración del IPC-INdEC durante esta gestión, y se anunció otro para medir la evolución del costo de una canasta representativa de consumo, que es definida con una Encuesta Nacional de Gastos, el año próximo, según recordó el Centro de Economía Política Argentina.

La actual administración del Instituto utiliza la canasta de 2004-2005 al descartar la realizada en el 2012-2013, pese a que fue avalada por el FMI. Como la elegida está desactualizada, subestima la fuerte carga que los servicios públicos representan hoy en el presupuesto de los hogares. El índice de precios resultante de la medición de esa canasta también está subestimado.

El IPC se calculó utilizando la estructura de consumo diseñada hace casi 15 años, que no hay dudas de que ha cambiado.

De rebote, habían quedado algunas lecturas contradictorias del EMAE publicado en noviembre por el INdECLa comparación desestacionalizada contra octubre daba 0,4%, lo que implica que se retomó el sendero hacia la recuperación y que ya se está cerca de alcanzar el punto en el que comenzó la gran caída, allá por junio de 2015.

Pero además el INdEC corrigió los datos de septiembre y octubre, lo que mostró que en el trimestre septiembre-noviembre se registró un virtual estancamiento.  El nuevo cálculo interanual dio 3,9%, con lo que el acumulado para lo que va del año llegó a 2,9%, que no alcanza al 3% de la meta corregida.

Al cierre de esta edición, seguía latente la realización de algún acto oficial de desagravio a Moreno, que el propio Presidente Macri, enojado con los empresarios, anticipó al justificar la mano dura que empleaba para persuadirlos de no aumentar los precios.

Parches y empalmes

Aplicando el deflactor toqueteado al valor agregado de la producción y el consumo, los equipos técnicos que reportan a las directivas del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, que ya venían repasando los estimativos entre la vieja encuesta vigente hasta diciembre de 2015 y la nueva que vio la luz en junio de 2016, lapso en el que estuvo interrumpida la difusión de los índices mientras la gestión entrante los reconstruía, informaban a sus jefes de un alza del PBI en 2017 superior a la basada en las series empalmadas por el INdEC.

La ensalada de números había aturdido hasta a los propios organismos internacionales, como el FMI, que venían reestimando a la baja el comportamiento del PBI justamente en la última parte del año, hasta llegar al 2,5%, y ahora se encuentran con la sorpresa de que es del 2,9%

Es que, a la postre, el instituto oficial finalmente corrigió el resultado del primer año, y de una caída del 2,2% que se había anunciado bajó al 1,8%, con lo cual el tigre de la recesión inicial admitió tener un par de manchas menos.

A partir de estas marchas y contramarchas en el punto de partida de la gestión, ha sido en el 4to trimestre del año (1% desestacionalizado contra el 0,3% que pronosticaba el EMAE del INdEC) cuando se potencia el arrastre estadístico previsto para 2018, que pasa de 0,9% a 1,3%, según publica hoy La Nación.

La línea de largada del PBI del año en curso, en consecuencia, presenta disparidades de casi un punto entre la ahora aunada estimación oficial, en la que se hicieron converger con forceps los datos de INdEC y Hacienda, lo cual da un colchón para amortiguar la repercusión que llegue a tener la sequía agropecuaria en la tasa de crecimiento, aunque de todos modos el gap sería entre el 2 y el 3% según el cristal con que se mire, de lo que La Nación rescata que, de cualquier manera, el PBI repetirá el signo positivo y dará continuidad al crecimiento.

Distinta percepción sobre lo que significa cada décimo de punto de discrepancia albergan los fondos buitres que aún tienen pendiente de cobro el cupón que ajusta por PBI correspondiente a los bonos del canje de deuda soberana 2010, justamente porque la administración K cambió a 2012 el año de referencia para calcular los indicadores, a fin de que los tenedores de esos títulos no pudieran cobrar el “gatillo” del 3% y la participación en el comportamiento de la economía que les había sido conferida en los prospectos evitara que la fórmula automática de liquidación no tuviera en cuenta el amesetamiento que caracterizó a ese período.

Hoy la diferencia acumulada se llama US$ 4.500 millones, y el ministro de Finanzas, Luis Caputo, está más interesado en dar explicaciones a esos poderosos acreedores externos ya que, en caso de presentarse en los tribunales de Nueva York, podrían comprometer la calificación del país a emergente casi cocinada con el MSCI, que a prestarse a un show mediático en el Congreso para hablar de su reciente pasado por los paraísos offshore.

Será la nueva base que ahora adoptó INdEC, que sitúa el PBI a fines de 2017 en $728.624 millones (constantes), a partir del reacomodamiento en el 4to trimestre que transfiere algo más de un punto al 1ro en curso, la que asimile los movimientos que se registren este año, que el repunte de la inflación, que acumula 8% entre enero y marzo, tornará confusos para pasar en limpio.

En la lectura interna que hace la mesa chica de la economía a partir de ese ajuste de datos compatibilizado, el consumo privado creció 3,6% interanual y fue el mayor aportante al PBI.  Y rescata que crecieron 13 de los 15 sectores relevados, argumento a favor de la gestión que se viene esgrimiendo oficialmente desde el retiro espiritual de Chapadmalal en adelante, incluido el mensaje presidencial de apertura de las sesiones ordinarias legislativas.

El equipamiento empresario en bienes de capital importados que mencionó el gobierno para justificar el peso que tuvo el incremento del 14% en las compras en el exterior en el déficit récord de la balanza comercial, incide en la estimación de la demanda agregada, lo mismo que la inversión y el gasto estatales.

El arrastre para este año repite a la construcción y la actividad automotriz como motores del indicador de producción, pero deja puntos suspensivos en salarios, cumplimiento de metas fiscales, en la atracción que pueda ejercer la recuperación brasileña a nuestra exportación industrial y, la más incierta, las cosechas de soja y maíz como consecuencia de la sequía.   

Al menos es la explicación que dio la directora ejecutiva de la consultora privada Eco Go, Marina Dal Poggetto, a La Nación.

La clave de los números corregidos es el avance 11,3% interanual de la inversión, que aportó 2,1 puntos porcentuales al crecimiento. En términos corrientes, la inversión está en un 14% del PBI, impulsada por el rubro maquinaria y equipo y por la construcción.  

El Ministerio de Hacienda aclaró, además, que la inversión también lideró el crecimiento en el 4to trimestre del año, cuando se expandió 20,7% interanual y 7,4% sin estacionalidad con respecto al 3er trimestre del año.

En el 2do semestre se develarán algunos de los interrogantes y, en los 3 últimos meses, se cerrarán los números de PBI, cuyo punto de partida retocado confirmaría estadísticamente la afirmación presidencial de que lo peor ya pasó. Pero para asegurarse la reelección necesitará que la inversión, sobre la que pivotea su apuesta macroeconómica, escale por lo menos 5 puntos en el PBI (al 20%) y que la inflación se porte mejor en serio, con la nueva meta también incumplida, pero por debajo del 20% anual.

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