REELECCIÓN O PARÉNTESIS BANAL

Cuidado con los radicales, no todos son clientelares

Urgente24 ya advirtió que Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, con su 'amigo/enemigo' inspirado en Carl Schmitt, eran la base del trabajo de Jaime Durán Barba, quien nunca fue original, siempre copia de otros manuales aunque luego se queja que lo están imitando. Así nació la grieta famosa, y ahora la búsqueda de los nuevos enemigos que le permitan a Mauricio Macri alcanzar la reelección 2019 aunque la economía no levante. Sobre todo esto escribió el viejo cronista de Jorge Asis Digital. Pero también acerca de la Unión Cívica Radical, devaluada por Néstor Kirchner cuando la circunscribió a los cargos que les ofreció vía Julio Cobos, hasta que el mendocino le descerrajó el 'fuego amigo' durante la 125. Pero Mauricio Macri volvió a devaluar a la UCR en Gualeguaychú, para crear Cambiemos. Les ofreció 3 ministerios, de los que sólo les quedó 1, y hay que ver si Oscar Aguad es tan radical. También sobre esto escribió el cronista Oberdán.

Si Donald Trump echa desde Twitter al Secretario de Estado, Rex Tillerson, no puede asombrar que Mauricio Macri comunique la designación de la Procuradora General, señora Inés Mónica Weinberg de Roca, desde una emisión televisiva de la tarde. Cruzado de piernas, con una media verde y otra roja.
Muestra altiva de poder.
Destacable que Macri -como Trump- juegue fuerte.
El impulso natural de la soberbia sirve para ocultar la ostensible debilidad.
A su manera, Macri cultiva un kirchnerismo tardío.
Crece a partir del conflicto. Desde la autoridad, descubre al enemigo. Los colecciona, para someterlos en el combate desigual.
Cuando los enemigos variados se le amontonan, las causas generan la dimensión de una cruzada. Despierta admiración. Cierto respeto.
Si la cruzada sale mal (como todo en la Argentina), del cruzado queda apenas el desprestigio, la soledad y el aislamiento que se padece después de habituarse a las alturas.

Carolina Mantegari

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“El gobierno es mediocre, pero sólo una catástrofe puede evitar que Macri sea reelecto en 2019”. La conclusión se sostiene en tres columnas jónicas.

> Primera, la condición de imbatible que porta la señora gobernadora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, en la provincia inviable.

A su carisma y atributos, se le debe agregar el  anexo del dinero. 40 mil millones le llegan en 2018. 60 mil millones en 2019.

> Segunda, la transitoria inexistencia de un desafiante fuerte en el peronismo. Tanto para Presidente como para gobernador. Se perciben vacilaciones, tiempismos y amagues.

> La tercera columna jónica es la base indispensable que sostiene la estructura. El favorable universo mediático, que debe mantenerse. En condiciones de desarmar todo aquello que represente un riesgo para la fragilidad establecida.

“El peronismo tiene que improvisar un buen candidato para perder”.

Para constar en actas y legitimar la victoria del imaginario macrista.

Frentes deliberados

El inventariado poder mediático le brinda una extraordinaria cobertura a El Ángel Exterminador. Fortaleza que facilita la apertura simultánea de una temeraria cantidad de frentes deliberados. Mientras se pregona el evangelio oral de la campaña. Unir a los argentinos.

Por la picadora de carne mediática desfila el pecador selectivo que arrastre cuentas oscuras con el pasado. Aunque haya salpicado, con su amistad y tropelías, al Señor Presidente.

Sin ir más lejos, Hugo Moyano, El Charol, el sindicalista que compartió jugosas espiritualidades. Poco importa que Moyano replique con una concentración de protesta. Festival de sociología de camioneros con gremios blancos, con izquierdistas asociados a lo que queda del kirchnerismo, con decenas de miles de desposeídos que aspiran a ser de la clase obrera.

Pero también se respalda la insolencia del ministro Cabrera. Trata a los empresarios, los que aportaron, de ser una manga de llorones que no quieren competir. Y ahora “no le ponen”. Por “ventajeros”, adictos a la manía habitual del subsidio. Y los empresarios pulverizados, preparados para ganar dinero y no para combatir, suelen desahogarse con la almohada. Con la relativa inutilidad del off the record.

Tampoco deben subestimarse las emanaciones del resentimiento que se lanzan, desde el oficialismo, contra el Papa. Columnistas favoritos “de la casa”. Defensores emocionalmente captados, algún legislador.

En el Cambalache vale todo. Se denigran gratuitamente jueces y camaristas. Nunca, en los dos siglos de historia, se registró alguna intromisión superior, desde el Ejecutivo, hacia el Judicial. Descalificaciones, agravios y sospechas por alguna sentencia que no es a la carta. Y que “al Presidente no le gusta”.

Ahora se abre otro frente contra los laboratorios. Una cruzada inspirada por Quintanita, Luz de mis Ojos I, que juzgan muy digna. De las pocas -dicen- que vale la pena.

Schmitt, Laclau, versión Durán Barba

Al final Macri copia, en la práctica, el modelo teórico del kirchnerismo. Kirchner, El Furia, era un provocador instintivo y serial. Los inteligentes después salían con sus interpretaciones justificadoras. Pero primero estaba el exabrupto natural, y luego los intelectuales de Carta Abierta, lo acomodaban.

La receta consiste en crecer y fortalecerse a través del conflicto permanente. Un Carl Schmitt auténtico, con arrebatos trotskistas, perfeccionado por Jorge Laclau y en versión edulcorada de don Jaime Durán Barba, El Equeco. Mientras tanto el Premier Marcos Peña, El Pibe de Oro, tergiversa la brutalidad del teorema con la celebración del diálogo (acontecimiento que nunca ocurre, dialogan entre ellos hasta por ahí nomás).

Es una lástima que, entre tanto progreso artificial, no arranque la economía. Que la inflación se imponga en los supermercados, en los servicios básicos, y se insista con el Esquema Ponzi del endeudamiento perpetuo. Con la desaparición de la confianza que explica el raje nunca asumido de las divisas fuertes, con un descuento módico del 6% cualquier cuevero del mercado coloca el dinero afuera, a salvo.

Mientras se extiende la decepción inconfesable de quienes lo votaron, no pueden pagar las expensas, andan con el traste roto pero volverían, con seguridad, a votarlos. La alternativa, acaso, se les presenta peor.

Crece entonces la bronca asociada a la impotencia. Desde el aislamiento del poder, con la complicidad aplastante de los grandes medios, se mantiene regularmente viva a la sociedad con la polémica oportuna sobre la despenalización del aborto. Con el desfile de los escándalos que remiten al kirchnerismo, mientras se clausuran los escándalos de la casa. Atentan contra la supremacía moral.

Cristóbal López fue otro gran distribuidor de espiritualismo mensualmente compartido. Es quien hoy aporta la magnitud de la tensión. Reelección o paréntesis banal de la historiaEn cuanto disminuya el interés, y Cristóbal sea consumido, habrá que reiniciar la epopeya de Lázaro Báez, El Resucitado, por la inminente libertad. Y en simultáneo proseguir con los ritos del desafuero parlamentario de La Doctora, que “aún garpa”. Entretanto se amaga con la próxima decapitación de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.

Para los enemigos ni Justicia. Sólo prisión. Aunque hayan sido, como Scioli, muy amigos con El Ángel Exterminador.

Radicales menospreciados

El crecimiento a través del conflicto sirve también para provocar con la prisión domiciliaria del emblemático capitán Astiz. Justamente en la víspera del fatídico 24 de marzo. Y cuando comienzan a notarse los ostensibles síntomas de cansancio de los radicales menospreciados, que tienen de socios.

Ellos se jactan, con auténticos motivos, de haber sido los primeros en juzgar (y apresar) a los exponentes del terrorismo de Estado.

El inesperado conflicto interno no lo enarboló nunca Schmitt. Ni Laclau, ni Rozitchner ni Durán Barba. Cuidado con los radicales. Fueron indispensables para que Macri llegara al poder, aunque para convertirse después, durante el ejercicio, en una carga.

Suelen devaluarlos en el PRO al decir, en confianza, que los radicales sólo quieren cargos. Que llegan siempre a las reuniones cargados de curriculums. Mojaron la medialuna como ministros, parlamentarios, embajadores.

Pero los radicales aspiran a más. No pretenden sólo sueldos. Quieren participar de la mesa de las decisiones.

Ellos -los radicales- aportaron experiencia y territorio. Saben que representaron para Macri la llave simbólica de acceso al poder.Reelección o paréntesis banal de la historia Precisamente fue en la convención radical de Gualeguaychú cuando Macri se diplomó como candidato real. Cuando lo sacó a Massa de la pelea grande. Merced al diseño de Emilio Monzó, al que vuelven a necesitar.

Hoy insultan, tratan de b… a “estos muchachos”, entonan ritmos burlones en un encuentro de Mendoza. Critican abiertamente su rol dentro del Colectivo Cambiemos en el refugio gastronómico del Lalín.

“No hay que comerse el amague”, confirma otra Garganta. “Quieren la vicepresidencia. O el ministerio del Interior. Acción Social. La AFI”.

El dilema es político, es también ideológico, pero sobre todo es cultural (razonamiento desacreditado por los superados del PRO, por “antiguo”).

Los radicales se perciben como progresistas, socialdemócratas, miembros venerables de la Internacional Socialista. Y de pronto se ven trasplantados en un gobierno conservador, de derecha, con paracaidistas que no respetan y ni siquiera los tienen en cuenta.

Fueron carne electoral. Efectivos para llegar, inútiles para mantenerse.

Los kirchneristas tardíos del Tercer Gobierno Radical que se reportan al liderazgo de Macri deben esmerarse en cuidar el frente interno con los radicales. Porque conservan la misma llave, que les asegura la continuidad. 2019 representa, si se triunfa, la definitiva consolidación. O se cierra como un paréntesis banal de la historia.

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