EL SISTEMA ESTÁ CRUJIENDO

La Casa Rosada no está leyendo el nuevo escenario global

La Argentina participa del 0,6% del comercio global, o sea es casi inexistente, mal que le pese al ego criollo. La Argentina no fija los precios de sus escasas exportaciones y mucho menos los de sus importaciones. Por lo tanto, es menester seguir en detalle los acontecimientos que ocurren en el escenario global. El autor precisamente relaciona los acontecimientos exteriores con la situación doméstica.

Para muchos analistas internacionales, el mundo está viviendo unos de los momentos momentos de mayor debilidad democrática.

Desde la caída del muro de Berlin y la crisis del mundo comunista, sumada a la crisis financiera de 2008, en Occidente se han erosionado los valores democráticos y republicanos, vigentes desde la Revolución Francesa a la fecha.

Hay que hacer un poco de historia reciente para comprender la coyuntura: La aparición en el mundo comunista de grandes empresas beneficiadas en detrimento del bienestar del pueblo soviético, coincidió con el costo que tuvieron que absorber los ciudadanos del mundo por manejos distorsivos del mundo financiero capitalista, la creación de bancos de inversión con nombres y protocolos de bancos comerciales, fondos en paraísos fiscales innominados, todos instrumentos utilizados para esquivar las normas y controles de los banco centrales de cada región.

La quiebra de algunas instituciones, y subsidios a otras grandes empresas para evitar un colapso mundial, fueron financiados por las clases medias de muchos países, generando una concentración de la riqueza sin precedentes, sólo comparado con las épocas monárquicas.

El desprestigio de los organismos post guerra mundial (Naciones Unidas, FMI, Banco Mundial, OCDE), han demostrado que, a pesar de los buenos objetivos de su fundación, sólo tienen una visión que favorecen a aquellos países centrales que financian esas instituciones.

La Guerra de Malvinas nos demostró que las resoluciones de Naciones Unidas resultaban intrascendentes cuando del otro lado se encuentra una potencia que integra el Consejo de Seguridad.

La autocrítica del FMI sobre la crisis de 2008, argumentando que no lo dejaron analizar las finanzas de USA, centro de la crisis, al igual que la reciente confesión de Paul Romer -luego de su renuncia a economista jefe del Banco Mundial- de cómo alteraron datos para favorecer el proselitismo del nuevo Presidente de Chile, sólo confirman la subjetividad de estos organismos.

Y la OCDE, otro de los organismos multilaterales pero con sede en Europa, es criticada por una auditoría propia, a causa de no objetar los abusos de las empresa multinacionales pero sí reclamar reformas laborales y previsionales, tal como ocurrió en países como Grecia, Italia y España.

Entonces, tal como podrá apreciarse, estos organismos apuntan a bajar, principalmente, los costos de la mano de obra y jubilados, pero no realizan una sola mención, por ejemplo, sobre las especulaciones financiera en el mercado de la energía, que han llevado el valor del barril de petróleo de US$ 20 a US$ 140, para luego bajarlo a US$ 60, ajustando la producción a sus estimaciones de rentabilidad, siempre con el argumento de algún peligro de guerra en Medio Oriente, que de inmediato es aprovechado por especuladores financieros que transfieren los ajustes a los miles de millones de habitantes del planeta.

Tampoco se hace mención de los manejos fraudulentos de la tasa Libor sobre una cartera de más de US$ 10 billones en préstamos, que provocaron sanciones a un grupo de bancos que lograron utilidades a expensas de la población.

En el ámbito local, el gobierno no pudo capitalizar los apoyos internacionales de un FMI devaluado ni de otros altos funcionarios internacionales, ya que la guerra comercial y la aprobación de un presupuesto deficitario, decisiones de USA que anticipó esta columna, han eclipsado cualquier otro objetivo de los ministros de Economía mundiales.

Esta situación sí obligó al gobierno, a través de un 'blooper casual' en un medio amigo, y a través de un jefe de bloque legislativo, a pesar de las encuestas de opinión negativas para el gobierno, al lanzamiento de la reelección, que luego han decidido respaldar una serie de encuestadores amigos.

La apuesta de reelección del Presidente -todo un alarde de optimismo a casi 2 años del futuro comicio-, lamentablemente no fue del conocimiento de los ciudadanos que reciben las nuevas facturas con aumentos de los servicios públicos.

Tampoco se enteró del escenario tan positivo el mercado que terminará este mes con un Banco Central vendiendo casi US$ 2.000 millones para mantener el precio estable del dólar y no potenciar la inflación.

Y tampoco evaluó en su justa dimensión la renuncia de Alberto Abad, quien aturdía con su silencio, en especial cuando a la semana de su anuncio quedó en libertad el llamado 'Zar del Juego', y se nombró su sucesor de Abad a un funcionario que había participado en el fondo de inversiones del supuesto comprador de las empresas del excarcelado, aunque luego se aclaró que el comprador sólo era directivo del recién liberado. Todo un lodo que ahora se quiere encapsular con el enojo por el fallo judicial de Cámara, sin tener en cuenta todos estos antecedentes.

Como si fuera poco, esta semana el Gobierno quedó bajo la lupa de la oposición dispersa, el Cambridge Analyticgate: se sospecha que la Big Data generadora de grandes satisfacciones electorales para la Administración Macri, pudo haber participado activamente en los comicios, una denuncia en desarrollo.

Según podrá apreciarse, las detenciones y renuncias de distintos presidentes y expresidentes de los distintos continentes, convalidan los pronosticos de la debilidad democrática del planeta. Por ese motivo, la oposición debería preocuparse más en fortalecer las instituciones democráticas que en comenzar una atemporal carrera electoral que sólo apunta a postergar las transformaciones necesarias para el beneficio de la ciudadania.

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