DE LAS REFORMAS A LA 'POBREZA CERO'

Macri 2019: Más terrenal, sin reformas ni utopías

El lanzamiento coordinado de la reelección Macri-Vidal-Larreta 2019 en el encuentro en Chapadmalal -en febrero- está dejando un sabor amargo no sólo en el denominado Círculo Rojo sino también en la clase media que, poco a poco, ve un lento abandono del mensaje reformista. El PRO blanqueó que 'Pobreza Cero' es una utopía, en la previa de los datos que brindará el INDEC el próximo miércoles 28/03. Las últimas señales de Casa Rosada dan por sentado un giro en el mensaje, hacia uno más terrenal.

"Pobreza Cero no existe ni en Finlandia ni en Alemania. Tomá lo de Pobreza Cero como lo que es, una utopía, porque en realidad no hay ningún país con Pobreza Cero", blanqueó el diputado nacional Fernando Iglesias en un tenso mano a mano al aire de C5N. Pero sus declaraciones no son aisladas. Van en la línea oficial de las últimas semanas, que se vio tras el furcio del jefe del bloque PRO Nicolás Massot al aire de A24.

En tanto, el asesor estrella del presidente de la Nación, Jaime Durán Barba, blanqueó a través de su columna dominical en Perfil que el gobierno nacional decidió girar hacia un gradualismo más amigable, que no genere cimbronazos como el que se vio en diciembre con la reforma previsional:

"Desde hace décadas hemos asistido, en varios países, a reuniones en las que algunos economistas dicen que el país se desmoronará si no se aplica un paquete radical de medidas de ajuste económico. Algunos presidentes les creyeron. Gonzalo Sánchez de Losada, que repetía el mantra de la religión tecnócrata: “Hay que hacer lo que hay que hacer” impuso un ajuste brutal que desató la furia de la gente, hubo muertos, está enjuiciado y perseguido desde hace décadas. Su sucesor, Evo Morales, hizo lo que no hay que hacer, pero ha sido reelegido varias veces. Hasta donde se ve, Bolivia no se desmoronó. Pasó lo mismo con Jamil Mahuad que llegó a la cumbre de la popularidad cuando suscribió la Paz con Perú. Aplicó un ajuste asesorado por economistas argentinos preparados, fue víctima de un golpe militar de guerristas que habían perdido su negocio, permanece perseguido desde hace 18 años. En el mediano plazo el ajuste llevó al poder a Rafael Correa, un populista autoritario pintoresco que manejó muy mal la economía, pero fue reelegido dos veces. Dilma Rousseff aplicó su paquete de medidas en cuanto fue reelegida. Esa fue la verdadera causa de su destitución. Le sucedió en la presidencia Temer, que “hizo lo que hay que hacer” de manera ortodoxa, apoyado en un gabinete excluyente de hombres tecnócratas. Logró batir los récords como el mandatario más rechazado de la historia del continente. Si la Justicia no impide la reelección de Lula las reformas pueden desvanecerse. En Perú, la economía creció sensatamente desde hace dos décadas, pero todos los presidentes que pasaron por el Palacio de Miraflores en el período han sido extremadamente impopulares y la mayoría está en prisión. En México Enrique Peña Nieto impulsó cambios que eran indispensables y buenos según los economistas. Termina su período como el presidente peor evaluado de la historia mexicana. Andrés Manuel López Obrador que es el más probable triunfador de las elecciones, tirará por la borda sus reformas. No hay ningún mandatario que haya aplicado ajustes sin que se desplome su gobierno o sin terminar como un pato rengo que agoniza hasta que termine su período. Mauricio Macri es la excepción, tomó medidas de corrección en forma gradual como es posible en las sociedades democráticas del siglo XXI. Si producía un ajuste radical su gobierno habría colapsado y habrían vuelto los populistas de siempre (...).

(...) El gradualismo es una visión que se impone en la sociedad del siglo XXI, más horizontal y democrática que la antigua, en la que los ciudadanos están intercomunicados y tienen más información. Las élites pudieron hacer lo que querían cuando la mayoría de la población era muy ignorante y se podía manejar en una sociedad vertical. Se instala progresivamente un nuevo modelo de convivencia que exige respeto a la alteridad, en el que no habrán más gobiernos de militares de carrera, ni de pibes disfrazados de militares. Los gobiernos deben desarrollar nuevas formas de comunicación y dialogar permanentemente con una población que ha descubierto el encanto de vivir disfrutando las diferencias en una sociedad en la que se sabe que todo es efímero".

El gran problema del gobierno desde que comenzó su etapa en 2015 es su estrategia de evitar un Plan B que asegure sortear esos palos en la rueda que, denuncian, pone la oposición.

"Se abandonó la reforma laboral hasta 2020. Ahora, el objetivo es ganar (en 2019).

Así que, me parece, la agenda electoral se impuso el 28/12/2017. Argentina no debate políticas. Debate elecciones", reforzó el analista político Sergio Berensztein la semana pasada.

¿Qué ocurre con la Justicia?

Según el portal especializado La política online, "cómodo con la mayoría, Macri congela reforma de la Magistratura.

El martes, la Comisión de Asuntos Constitucionales de Diputados, presidida por el macrista Pablo Tonelli, suspendió la reunión que tenía prevista con invitados especiales para debatir el proyecto de ley que reforma la composición del Consejo de la Magistratura que en su momento envió la Casa Rosada (ver documento adjunto).

Mauricio Macri lo envió en diciembre pero el descanso veraniego lo hizo cambiar de idea, por una sencilla razón: con la actual composición del Consejo, logró tejer una sólida mayoría que no está interesado en arriesgar. 'Nunca estuve tan cómodo', se sinceró el jefe de Estado".

La realidad es que con 30% de pobres, una inflación galopante, con crisis económica, energética y partidaria, Cristina Fernández de Kirchner está logrando mantenerse firme con un núcleo duro del 30%-35% de imagen positiva.

"¿Qué sentido tiene avanzar con una agenda desgastante, si CFK fue por su lado y logró una base electoral muy sólida?", simplifican en el macrismo.

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