GRADUALISMO EN DIRECCIÓN OK

La carrera salario/inflación en el año no electoral

En las redes sociales hay simpatizantes de la Administración Macri que afirman que el periodismo no difunde las noticias positivas. Más allá de polemizar con los críticos, aquí una apreciación optimista, basada en datos razonables, acerca de lo que espera 2018, en un escenario de gradualismo en dirección correcta, según afirma el autor:

En un año no electoral, el gobierno encaró una dura negociación paritaria con la referencia de la meta de inflación del 15%, con el objetivo de encarrilar las cuentas fiscales y ayudar al proceso de desaceleración de la inflación. Y, ciertamente, por ahora, el grueso de las negociaciones paritarias se vienen cerrando en torno al 15%, claro que en algunos casos con cláusula de revisión y, a partir de una inercia que dejará el aumento de los salarios, al final del año en la zona del 20% anual. De alguna manera, el régimen de metas de inflación ha ayudado a coordinar las negociaciones paritarias en torno al 15%, a pesar de que las expectativas de inflación vienen ajustando al alza y ya se ubican en la zona del 20% para este año.

En el medio de las negociaciones paritarias, la suba del dólar desde $17,30 a a $20,20, luego del cambio en las metas de inflación y el impacto de la suba de tarifas, aceleraron la inflación, junto con el aumento en los precios de productos primarios y de energía. Mientras tanto, la mayor tensión en los mercados globales, la saturación de bonos argentinos en los mercados de deuda luego de la colocación de enero de US$9.000 millones y la incertidumbre en torno a la autonomía del BCRA para subir la tasa de interés si la inflación no baja, metieron presión cambiaria en un contexto de sequía en la oferta de dólares de la cosecha. En este sentido, el BCRA lleva vendidos en torno a US$2.000 millones para poner “techo transitorio” al dólar y calmar las aguas mientras se negocian paritarias y la suba de tarifas pasa factura en la inflación.

En este contexto, la inflación acumulada de los primeros cuatro meses del año probablemente se ubique cerca del 8,5% a 9%, en un contexto de “precios nuevos” y “salarios viejos” dado que todavía no impactarán los aumentos de paritarias.

Una vez pasado el efecto inflacionario de la suba de tarifas y del dólar del primer semestre, la inflación volverá a desacelerar si el dólar se mantiene tranquilo frente a la “amenaza” del BCRA de actuar con una suba de la tasa de interés. De todas formas, en una economía donde el proceso de formación de precios tiene inercia y donde el financiamiento del déficit fiscal sigue mordiendo en los agregados monetarios a pesar de la esterilización del excedente del BCRA vía Lebacs, pases pasivos y Leliqs, el ritmo de desaceleración de la inflación va a ser más lento que el consistente con la meta del 15%. Por eso, es clave que el BCRA refuerce en estos meses el compromiso anti inflacionario para moderar los efectos de “segunda ronda” en precios por la suba de tarifas, dólar y salarios, para evitar reapertura de paritarias que nos lleven a un equilibrio con mayor inflación.

Recapitualndo: en la “película” del año, la carrera salarios/inflación va estar muy apretada dado el aumento de tarifas requerido para bajar el déficit fiscal y la utilización de las paritarias como semi ancla de precios junto a la señal de la tasa de interés y la apertura comercial gradual de la economía. En este contexto, desde Eco Go, proyectamos una inflación en torno a 21,7% anual en diciembre, consistente con salarios aumentando en torno a 20% en la punta (en línea con paritarias en torno a 15%), dólar de $23 a fin de año, tasa de interés de la política monetaria con poco margen para bajar y tarifas aportando en torno a 3,5 puntos a la inflación.

Por eso, para un gobierno que tiene que navegar entre la construcción de capital político y las señales de sostenibilidad al mercado, será clave la coordinación en la agenda del gradualismo para amortiguar los efectos de la corrección de precios relativos, de la baja de la inflación y de la reducción del déficit fiscal, sobre el bolsillo de los consumidores.

En este sentido, si la expectativa de baja de tasas Lebacs del BCRA una vez que la inflación se desacelere habilita un desarme gradual de Lebacs que permita financiar parte del déficit fiscal y la demanda del crédito al sector privado, el financiamiento del déficit fiscal se podría dar sin deteriorar el tipo de cambio real de las exportaciones y sin aumentar el crowding out (efecto desplazamiento) al sector privado, teniendo en cuenta el alto tamaño del déficiti fiscal antes de intereses en relación al tamaño del mercado financiero local. Clave en un año donde será el crédito el que moverá el amperímetro del crecimiento: para que el crédito al sector privado en pesos se expanda en 1 punto del PIB nominal, tiene que crecer al 37% anual en la punta de diciembre, con un PIB nominal creciendo en torno al 26% en promedio, y eso equivale a $484.000 millones, algo más que el total de Lebacs en poder de las entidades financieras.

Mientras tanto, el aumento del déficit de la cuenta corriente externa desde 2,7% a 4,8% enciende una luz de alerta mientras se navega el gradualismo fiscal, teniendo en cuenta que en Argentina, la corrección cambiaria requerida para mejorar los desequilibrios externos terminan deteriorando el poder adquisitivo de los salarios y bajando el nivel de importaciones y de la actividad. Por eso será clave que las cantidades exportadas acompañen el boom de importaciones por el salto en la inversión y que el empleo acompañe el crecimiento del producto mientras se intenta mejorar la productividad y abrir gradualmente la economía. Los datos de enero/febrero de exportaciones de manufacturas de origen industrial creciendo al 11,2% anual en cantidades con la ayuda de un mayor dinamismo en Brasil y la baja del desempleo al 7,2% en el último trimestre de 2017, consistente con un aumento en la elasticidad empleo/producto, marcan la dirección correcta del gradualismo.

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