EL CAMPO QUIERE REVANCHA

Radiografía de una sequía dura e inesperada

El campo argentino acaba de sufrir una de las peores sequías de la historia. Ahora las expectativas están puestas en que el reinicio de las lluvias posibilite un buen comienzo para la campaña fina. Los recurrentes fenómenos extremos que afectan la producción obligan a debatir medidas preventivas que disminuyan el impacto económico.

La sequía que acaba de sufrir nuestro país ha sido inesperada y la peor en medio siglo. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), con un avance del 30% en la cosecha, la producción de soja llegaría a las 37 millones de toneladas, el volumen más deprimido de la última década y 20 millones por debajo de la campaña pasada.

Nuestro extenso territorio hace que los daños sean heterogéneos. Hay zonas con pérdidas del 60%, del 30% y otras que no llegan al 10%. En soja de primera, por ejemplo, hubo lotes que ni siquiera pudieron cosecharse, y lo peor está en soja de segunda. Los peores casos se encuentran en el centro de la provincia de Buenos Aires, como también en gran parte de Córdoba y Santa Fe.

En cambio, las áreas que mejor afrontaron este fenómeno climático se encuentran en el este cordobés, el NOA y NEA, donde hubo más lluvias. También hay otros lugares, yendo hacia el oeste bonaerense, que tenían buena reserva de agua producto de las fuertes inundaciones que habían sufrido durante el año pasado. Esa situación, con perfil de agua excelente, les permitió afrontar mejor la ausencia de precipitaciones. Pero dentro de un mismo municipio hay realidades individuales muy diferentes.

Además la sequía dejó secuelas en la calidad de esta cosecha. Notamos una alta presencia de granos verdes de soja. Eso se debe a que muchas plantas murieron antes de que los granos terminen su maduración. Mientras que en maíz, si bien vemos granos más chicos, la problemática no es tan grave.

Centrándonos en lo que será la campaña fina, podemos decir que afortunadamente ha caído una buena cantidad de agua y los perfiles de humedad se están recuperando. Asimismo, hay pronósticos de lluvia para los próximos días, especialmente para la provincia de Buenos Aires. Esa noticia es muy aliviadora, porque generalmente hay escasas lluvias durante mayo, junio y julio.

En ese sentido, estamos viendo una recomposición en toda la pampa húmeda y claramente la sequía se ha cortado. Si bien no estamos en un escenario ideal, hay mayor optimismo que hace dos meses, cuando estaba latente el riesgo de no poder afrontar la próxima siembra.

Vale destacar que además se estima una intención de siembra muy interesante en trigo. Según la consultora Agritrend, podrían alcanzarse entre 5,8 y 6 millones de hectáreas, lo que representaría una suba interanual del 10% en la implantación del cultivo.

Esta intención de siembra nos dice que el campo siempre apuesta al futuro y que vamos a ir por la revancha. Seguramente el congreso A Todo Trigo, que organiza la Federación de Acopiadores cada dos años en Mar del Plata, será la caja de resonancia de estas sensaciones, donde todos los actores de la cadena triguera se darán cita para intercambiar datos y opiniones que ayuden a tomar las mejores decisiones en la siembra de la fina. La cita imperdible es el 10 y 11 de mayo en el Hotel Sheraton de Mar del Plata.

Ciertamente los recurrentes fenómenos climáticos que vienen afectando la producción año tras año nos llevan a debatir sobre la necesidad de contar con coberturas de riesgos agrícolas que permitan apaciguar el impacto de inundaciones y sequías.

Sin embargo, hoy es inviable que la mayoría de los productores puedan afrontar los costos que tienen ese tipo de seguros más complejos. Por eso se necesita que el Estado subsidie una parte de la prima para tener una cobertura amplia a nivel nacional. Esa medida podría solventarse, por ejemplo, con una parte ínfima de los derechos de exportación que el campo le aporta al Estado a través de la soja.

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