PERSPECTIVA CLIMÁTICA 2018/2019

Por ahora, no se verifican los rumores del invierno riguroso

La Niña es un fenómeno climático que tiene 2 extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, conocida como La Niña. Cualquiera de ambas condiciones se expande y persiste sobre las regiones tropicales por varios meses y causan cambios notables en las temperaturas globales, y especialmente en los regímenes de lluvias a nivel global, en ciclos plurianuales de alcance no regular. Durante un episodio de La Niña, hay condiciones más secas respecto a lo normales típico observar condiciones más secas respecto a lo normal sobre la parte centro-ecuatorial del océano Pacífico. Aclarado esto, vamos a la evaluación de Eduardo Sierra:

Algo que es importante aclarar cuando se va a hablar del clima, es que la naturaleza no se rige por calendario civil, que va de Enero a Diciembre, sino que sigue un ritmo natural, que va aproximadamente desde Abril de un año, hasta Marzo del siguiente.

Por eso, en este artículo se habla de la temporada 2017/2108, que acaba de terminar, y de la temporada 2018/2019, que apenas está comenzando.

Durante la primavera 2017 y la mayor parte del verano 2018, el clima argentino fue afectado por una combinación de factores que incluyó un moderado enfriamiento del Pacífico Ecuatorial, que no alcanzó el nivel de “La Niña”, y un marcado enfriamiento del Océano Atlántico.

Aunque ninguno de estos factores, en forma aislada, hubiera causado efectos sensibles, su acción conjunta produjo una intensa sequía, que recortó en más de un 25% la producción de los dos cultivos que más aportan a la economía agrícola nacional, la soja y el maíz, inscribiéndose entre los más más severos registrados hasta el momento.

Una de estas super-sequías fue la que se desarrolló en la temporada 1988/89, terminando de debilitar al Gobierno del Dr. Raúl Alfonsín, y forzándolo a la entrega anticipada del Poder.

Otra fue la que se desarrolló durante la temporada 2008/2009, cortándole el “viento de cola” a la Administración Kirchner, cuyo intento de arreglar las cuentas mediante la “Resolución 125”, generó una reacción adversa, que comenzó a minar el sueño de Presidencia vitalicia del matrimonio presidencial.

Sin duda, cuando llegue el momento de comercializar la cosecha 2017/2018, que recién empieza a levantarse, y se hagan las cuentas, las mermas sufridas pondrán a prueba la capacidad de resistencia de la Administración Macri.

Cambio de signo del escenario climático

Podríamos seguir enumerando toda una larga lista de sequías intensas, que ocurren recurrentemente cada 10/20 años, pero es necesario pasar a prestarle atención al futuro.

Durante el final del verano y lo que va del otoño, el escenario climático cambió de signo, en forma contrapuesta.

El enfriamiento del Océano Pacífico ecuatorial disminuyó considerablemente, asumiendo un estado neutral levemente frío.

Paralelamente, el Océano Atlántico Sur se calentó debido al avance hacia el sur de la corriente marina cálida del Brasil, mientras la corriente marina fría de Malvinas retrocedió hasta casi desaparecer. Este proceso fue potenciado por la descarga de aguas calientes, procedentes de la alta cuenca de los grandes ríos Paraná y Uruguay, que vierten su caudal en el río de La Plata.

Esta recombinación de factores invirtió la marcha del clima.

Una intensa racha de precipitaciones abundantes, que se extendió a lo largo de Abril y lo que va de Mayo, reponiendo las reservas de humedad de los suelos, aunque al mismo tiempo, entorpeció la cosecha de los cultivos de verano.

No obstante, este alivio no fue total y, hasta el momento, la Región del Chaco y el norte de la Mesopotamia no han recibido precipitaciones suficientes para compensar la sequía.

De mantenerse esta combinación de factores, la campaña agrícola 2018/2019, podría desarrollarse en un escenario climático mucho más cercano a lo normal que el registrado durante la campaña precedente.

El régimen de lluvias tomaría un nivel cercano a su promedio histórico, aunque mostrando algunas perturbaciones.

Lo mismo sucedería con el régimen de temperaturas que, pese a algunos rumores sobre un posible invierno riguroso, apunta más bien a un nivel benigno, que no afectará significativamente la actividad agrícola ni la salud humana.

¿Qué factores podrían afectar la evolución del clima hacia la normalidad?

Debido a que se atraviesa la transición entre la campaña agrícola 2017/2018, que termina, y la campaña agrícola 2018/2019, que está comenzando, la tendencia positiva descripta, todavía no se encuentra firme, y podría sufrir ajustes positivos o negativos.

En particular, debe tenerse en cuenta que, el fenómeno de “La Niña”, que fue uno de los principales factores que se hicieron sentir durante la campaña 2017/2018, no se disipó, sino que migró hacia el Hemisferio Norte, donde viene afectando a los cultivos de invierno en los EE. UU. y manteniendo una tendencia firme en los mercados agrícolas.

Si este impacto en los EE. UU continuara y, posteriormente, impactara sobre los cultivos de verano de ese país, estaría indicando el riesgo de que “La Niña” mantenga su actividad en el Hemisferio Norte y, en la primavera próxima, retorne con fuerza al Hemisferio Sur, volviendo a perturbar la marcha del clima.

La temperatura del Atlántico es otro factor cuya evolución todavía no puede darse por firme.

El presente calentamiento se debe en parte a la descarga de aguas calientes aportada por los grandes ríos de la Cuenca del Plata, pero este proceso irá en disminución hasta alcanzar su mínimo valor hacia el mes de Agosto, por lo que su persistencia no puede asegurarse.

Por lo tanto, aunque la tendencia actual es positiva, habrá que continuar monitoreando la evolución del clima, hasta tanto su signo e intensidad se estabilicen.

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