La causa de los desplazamientos es la alta emisión de gases de efecto invernadero. Por década, las poblaciones de peces se mueven unos 70 kilómetros. Esto modifica el escenario del mercado, porque los animales salen del territorio de un país y entran a otro. El mayor riesgo es el de explotación indiscriminada y la sobrepesca. Actualmente, no existen organismos internacionales que se dediquen a regular la explotación de este recurso global cuando ocurren estas migraciones.
GUERRAS PESQUERAS
La redistribución de cardúmenes de peces pone en riesgo la paz la 50 países
A causa del calentamiento global, miles de animales acuáticos se trasladan entre las aguas exclusivas de los Estados. La migración excede el control de los países y esto genera tensiones entre las naciones que se dedican a la pesca. El océano Atlántico es el más afectado del mundo por este problema, y esto también condiciona la actividad en el Mar Argentino.
17 de junio de 2018 - 19:51
Si bien este estudio no menciona al Atlántico Sur, en nuestro país la actividad ictícola también podría verse afectada por los problemas ambientales. Afortunadamente, Argentina no está entre los países más perjudicados por el calentamiento global. Según un estudio publicado el año pasado, liderado por el investigador de la Estación Biológica de Doñana (España), Francisco Ramírez, hay seis áreas más vulnerables se encuentran repartidas por todo el globo pero están más cercanas a los trópicos y los polos: como el Mar del Norte entre Europa y América, la costa este de EE.UU. y Canadá, la zona del ecuador (especialmente en Perú), o el sureste de Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, la actividad en el Mar Argentino también deberá adaptarse a los cambios que siga provocando el cambio climático.
El año pasado, el subsecretario de Pesca de la Nación, Tomás Gerpe, asistió al congreso internacional que analizó el problema del cambio climático a nivel global y su impacto en las pesquerías. En aquel momento, el funcionario aclaró que cualquiera de esas variables hay que seguirlas de cerca mediante distintas campañas de investigación. Por el momento, no hay traslados de cardúmenes en las aguas del Mar Argentino. Sin embargo, el calentamiento global sigue creciendo y esta problemática podría afectar la actividad nacional en el futuro.
Así lo explicó Malin Pinsku, autor principal del trabajo que analiza el potencial conflicto en la revista Science y ecólogo de la Universidad de Rutgers (EE.UU.): "Es similar a cuando dos niños se enfrentan por la última porción de una tarta. Si ambos se lanzan por la porción, probablemente terminen desparramando el glaseado y la tarta por toda la mesa, ninguno recibirá tanto como en el caso de cortar la torta prolijamente y compartirla". El problema es que hoy no existe ningún organismo responsable de dividir y administrar los peces de modo que las naciones puedan "compartirlos" de forma prolija. La migración de peces no solo va a continuar existiendo durante las próximas décadas, sino que hay posibilidades de que se acelere.
Hay antecedentes en "guerras pesqueras". en 1990, grandes cardúmenes de salmón migraron desde la Columbia Británica (Canadá) hacia aguas estadounidenses. Para contrarrestar sus pérdidas, los pescadores canadienses recurrieron a la sobrepesca durante años. En 1997, un ferry fue bloqueado en Alaska y el gobierno provincial de la Columbia Británica demandó a al de Estados Unidos.
En 2007 también hubo un conflicto, en el que estuvieron involucrados tres países: las Islas Feroe, Islandia y Escocia. Los dos primeros aumentaron su pesca a partir de una importante migración de verdel. El problema culminó en un bloqueo de barcos por parte de Escocia, y con el respaldo de la Unión Europea. Un político escocés acusó a los países nórdicos de "actuar del mismo modo que sus ancestros vikingos", al "saquear" el recurso. Como consecuencia, Islandia revisó sus planes para convertirse en miembro de la Unión Europea. Sin embargo, en 2011 el país nórdico inició formalmente los trámites necesarios para su adhesión a la Unión. En el año 2015, hubo un cambio de gobierno en la isla, que modificó las políticas con respecto a la Unión Europea. Actualmente, no hay avances en cuanto a la incorporación de Islandia a la comunidad política internacional.
También hay un conflicto interno en Estados Unidos. Hay bancos de peces que migraron desde las aguas de Carolina del Norte a las de New Jersey, ambos estados de la costa atlántica. El último se encuenta, hace varios años, negociando con los reguladores federales para incrementar su cuota de pesca.
En 1982, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, clasificada como la "Constitución de los océanos", fue aprobada. En el texto, los países son obligados a cooperar para manener la conservación de las especies y los recursos naturales. Sin embargo, el tratado no prevé el movimiento de los bancos de peces de un territorio a otro.
La sobrepesca, que es principal riesgo que se corre con los conflictos, puede producir la reducción de la cantidad de alimentos, de ganancias y de empleo que la actividad pesquera proporciona. Además, hay un gran riesgo con respecto a las relaciones internaciones de los países, ya que el conflicto puede exceder el ámbito de la pesca y generar tensiones en otros.
El problema es que los organismos nacionales y regionales de gestión pesquera son los que suelen decidir sobre el derecho de capturar especies de peces particulares. "Esos cuerpos han establecido reglas basadas en la idea de que determinadas especies de peces viven en aguas particulares y no se mueven mucho", señana Malin Pinsky, "bueno, ahora se están moviendo porque el cambio climático está calentando las temperaturas oceánicas”.
Según el estudio, es necesario un futuro con menores emisiones de gases de efecto invernadero. Este, además, es uno de los objetivos establecidos en el acuerdo climático de París 2015. Los autores del estudio sugieren también la incrementación de algunas políticas por parte de los países. Por ejemplo, los gobiernos podrían permitir la comercialización de permisos de pesca o cuotas a través de fronteras internacionales. “Necesitamos acuerdos internacionales para la monitorización colaborativa y el intercambio de la explotación pesquera a medida que se mueven, de forma muy similar a como comenzó el acuerdo de conservación antártica”, plantea también el estudio.
La migración, por causa del calentemiento de las aguas, se produce en dirección sur-norte. Los peces buscan ecosistemas más fríos. En 2014, el Instituto de Investigación Marina de Noruega (IMR, en sus siglas en inglés) publicó un estudio que prevé que, en el futuro, las especies marinas “colonizarían” el océano Glacial Ártico profundo cuando quede sin hielo.
Un año antes, en el Congreso Internacional sobre el Ártico, ya se alertó sobre esta problemática. Entonces, se declaró como prioridad realizar investigaciones sobre la vida subacuática en este océano, cada vez menos glacial.
Los gases de efecto invernadero se encuentran a un nivel 14% superior al que deberían tener en 2020. La concentración de gases causantes del calentamiento global, como el dióxido de carbono (CO2) han aumentado en la atmósfera hasta un 20% desde el 2000.
“Tenemos la oportunidad de evitar el conflicto sobre las pesquerías que podría escalar las tensiones internacionales, amenazar nuestro suministro de alimentos, y reducir las ganancias y el empleo en todo el mundo", dice Pinsky, "evitar los conflictos pesqueros y la sobrepesca en última instancia, proporciona más pescado, más alimentos y más empleos para todos”.