ETAPA MICROECONÓMICA EN CIERNES

Test N°1: ¿Sica echa a Braun? ( y qué pito tocará YPF en la mesa energética)

Dos grandes interrogantes se abren a partir de la puesta en funciones de los nuevos ministros de la Producción y de Energía, Dante Sica y Javier Iguacel: si ya encadenada la política macroeconómica al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y alineado el manejo financiero y cambiario con Wall Street , la Administración de Mauricio Macri se concentrará en la microeconomía. El eje de la economía real parece haberse mudado ahora a la Diagonal Julio A. Roca, en la que coinciden geográficamente los comandos de Energía, Industria y Comercio, además del INdEC. Es clave el papel que tendrá Sica, quien asumió convalidando el dólar a $28 como un buen punto de partida para acomodar el comercio exterior, la estructura de precios relativos y las inversiones, a partir del refuerzo externo al mercado local de capitales que traen el primer desembolso de US$15.000 millones del FMI y la recalificación a país emergente que dispuso el MSCI, que podría ir abriendo la cartera de los fondos de inversión a títulos públicos y privados argentinos hasta US$6.000 millones. El espacio del que dispondrá el hasta ahora director de Abeceb.com, a quien recomendó Francisco Pancho Cabrera y recibió la propuesta del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, será puesto a prueba de inmediato, cuando deba decidir sobre si siguen el secretario de Comercio, Martín Braun, y sus asesores, como le dejó atado su antecesor, o si accede al cuestionamiento que les hacen en la UIA y los reemplaza, despejando el camino a una mesa de negociación con los formadores de precios. Iguacel también tendrá que encarar en sintonía fina el reparto de trastornos entre productores, distribuidores y el fisco como consecuencia del desvío del 65% que acumuló el despegue del barril del crudo a nivel mundial y el tipo de cambio doméstico planchado para el trade carry implementado desde 2016. Los tarifazos trasladados al consumidor en esos 2 años y medio requerirían ahora de más tarifazos, que el Tesoro reponga subsidios o que los jugadores de la cadena de valor acepten resignar una parte de su esquema de rentabilidad. La clave del replanteo energético será el papel que asuma YPF como regulador estatal del mercado, otro de los test al que será sometido el relevo parcial del gabinete.

En el mismo día que la selección argentina juega gran parte de su chance para quedar entre los 16 equipos que definen el Mundial FIFA 2018, Mauricio Macri inicia otro partido de la gestión, crucial para lo que resta del mandato: el de la microeconomía.

Deja para ello en funciones a dos experimentados hombres de la actividad productiva que no integran su círculo áulico, como el ingeniero petrolero ex Pluspetrol, Javier Iguacel, en el Ministerio de Energía, y a un ex secretario de Industria que conoce al dedillo las entrañas de la industria y las relaciones bilaterales con Brasil, Dante Sica, quien con su consultora Abeceb.com riega de informes sectoriales a todo el arco empresarial, en la cartera de Producción.

En sendos relevos de funcionarios que gozaban de la confianza personal del jefe de Estado, como Juan José Aranguren y Francisco Cabrera, se trasluce un nuevo enfoque en la conducción de dos áreas muy vinculadas a la traducción que hubo de los movimientos financieros y cambiarios en la economía real, empezando en lo inmediato por el nuevo y precario escalón referencial en el cual las turbulencias especulativas situaron al dólar, en torno de los $28, una tasa de interés del 47% y una inflación implícita del 30%.

En esa inestable pista doméstica aterriza el primer desembolso del Fondo Monetario Internacional de US$15.000 millones y el casi simultáneo ascenso en la calificación a emergente del país dispuesta por el Morgan Stanley Capital Investor (MSCI), que habilita la incursión de las carteras de los fondos de inversión internacionales en los títulos argentinos que cotizan simultáneamente en Wall Street y el Merval.

El crucial desafío que se le presenta a la Casa Rosada a partir de ahora es conseguir en el menor tiempo posible un ordenado reacomodamiento de los precios relativos en función de esos parámetros, a fin de establecer un nuevo punto de partida a la economía, a fin de detener la espiral de la inflación y la devaluación.

La sintonía fina de los derrames de la macroeconomía en la formación de precios y una etapa de mayor intervención directa estatal en los mercados regulados constituyen la impronta de la etapa que empiezan hoy Sica e Iguacel, quienes a diferencia de sus antecesores no fruncen la nariz cuando escuchan hablar de YPF y, por lo tanto, la ven como activa pivote de un replanteo que se impone en la política energética definida en los tiempos en que el crudo Brent externo y nuestra paridad cambiaria estaban alrededor de 65% abajo respecto de hoy.

Sentar a una misma mesa a petroleras, distribuidoras y al Tesoro para barajar y dar de nuevo en cuanto a tarifas, inversiones y subsidios entraña un ejercicio que le implicaba al ex Ceo de Shell abandonar la partitura que traía desde el comienzo de la gestión, descartar prebendas de las que gozaban allegados a la Casa Rosada, escuchar a las partes y convencerlas de la necesidad de encontrar entre todos un plan B.

La clave pasa por descartelizar a YPF y que en lugar de tirar en yunta con los privados, como PAE, se ponga la camiseta estatal a fin de equilibrar las fuerzas a la hora de negociar y que la salida cómoda y a la mano no sean los subsidios, como impulsan los viejos bucaneros del sector, lo cual en principio fue congelado por Aranguren para posteriormente declararse prescindente a la hora de arbitrar.

No sólo la inversión en Vaca Muerta quedó stand by, sino que los auditores del FMI y su correlato en Hacienda pararon las antenas cuando se habló de volver a apelar a los subsidios. Desenganchar los tarifazos del Índice de Precios al Consumidor no representa actualmente sólo una demanda social y política, sino una condición sine qua non para arribar a un punto de equilibrio, aunque precario, en la estructura de los precios relativos.

Tiempos de orfebres

Y ahí es donde juega Sica, quien contra reloj tendrá que hacer lo que nunca se propuso siquiera su antecesor Pancho Cabrera: conseguir que industriales y comerciantes que hegemonizan las cadenas de valor que desembocan en el consumidor resignen algo de sus ambiciones de lucro y acepten meterse en un molde reductor de remarcaciones, un poco lo que intentó a comienzos de año el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, con los principales gremios amigos del gobierno, cuando impuso un tope del 15% a las convenciones colectivas. En ese momento, la hipótesis oficial era que la pauta inflacionaria recalculada en diciembre dependía de parar el taxi de las paritarias.

El nuevo ministro de la Producción, a quien antes de tomar posesión del cargo le endosaron la Secretaría de Minería, encontró un primer escollo, que BAE Negocios pone de relieve: los empresarios ligados a la Unión Industrial Argentina “empujan con fuerza para que el secretario de Comercio, Miguel Braun, y su equipo más cercano dejen esa área, a la que consideran clave para un cambio a favor de la producción nacional”.

Primo de Marcos Peña y miembro de la familia propietaria de la cadena comercial La Anónima, a Braun se lo vincula además con intereses representados por la Cámara de Importadores.

Fuentes de poder dentro de la central fabril son invocadas por BAE Negocios para destacar que la permanencia en el nuevo esquema de Braun, Shunko Rojas (subsecretario de Comercio Exterior) e Ignacio Pérez Riba (jefe de Gabinete del Ministerio de Producción) "dejará atado de pies y manos a (Dante) Sica para imponer un plan de acción que sea consecuente con su mirada industrialista".

El equipo que legó el ahora titular del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y nuevo morador de la Casa Rosada tiene, además, un tufillo a preeminencia de los supermercadistas en la pulseada que se debería librar en las góndolas con los proveedores de canasta básica, que concentran más del 70% del abastecimiento en un puñado de firmas.

Una prueba del reparto equitativo que hubo hasta ahora por impericia del organismo de contralor fue que alimentos, bebidas y demás artículos de primera necesidad aumentan a un ritmo superior al índice general de precios, en detrimento del valor que se les reconoce a los productores por las materias primas.

Pero la industria nacional le achaca a Braun y sus asesores su inclinación por los importadores en la puja con las fábricas nacionales, que los llevó a cruzarse de brazos cuando el atraso cambiario afectaba la competitividad y los exponía a la avalancha importadora.

Descalifican el argumento oficial de la oposición de la Organización Mundial del Comercio al uso de herramientas de protección, como las DJAI y otras reconfiguraciones técnicas, con el que se desactivó el reclamo fabril por apelar a barreras a la importación.

La UIA alega que es factible establecer simetrías con reglamentos que están en funcionamiento en otros países o bloques comerciales cuando se trata de producciones afectadas por la libertad comercial desleal al trabajo local. Los biocombustibles argentinos han sido víctima de esas represalias en Estados Unidos y antes en la Unión Europea, y otro tanto sucedió con producciones regionales, tanto en el país del Norte como en Brasil.

Sica conoce bien el paño y no se ve a sí mismo como un ideólogo fundamentalista del libre comercio, y tanto por sus antecedentes en la función pública, el último junto a Eduardo Duhalde, como en la actividad privada como consultor, se lo identifica como un hombre afecto a la labor profesional antes que a la pasiva contemplación de los derrames.

Sin embargo, el hecho de haber entrado recomendado por Cabrera y que la propuesta proviniera del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, abre interrogantes sobre la libertad de acción que dispondrá cuando toque pisar algunos callos.

Aunque el ex Farmacity hoy parece más cercano a la mesa de Horacio Rodríguez Larreta que a la de Peña, el hecho de que siga llevando papelitos por la intimidad del poder siembra dudas sobre la verdadera autonomía de los nuevos integrantes del gabinete.

La influencia que le haya quedado a Cabrera en la Administración Cambiemos atravesará por una prueba inminente en la suerte que corra su recomendado Javier Tizado en el equipo económico de María Eugenia Vidal, aunque BAE Negocios aclara que mantiene buenas relaciones personales con los industriales bonaerenses por más que no tenga juego para darles nada.  

En los mentideros prooficialistas le asignan a Macri otra ficha para jugar en el tránsito de la macroeconomía a la microeconomía: la reforma a la ley de ministerios no sólo permitiría achicar estructuras, sino que daría la oportunidad para orientar la gestión hacia prácticas más operativas suprimiendo funcionarios que no comulgan con esa dinámica.

Los ministros del por ahora abortado proyecto de la reelección, como Marcos Peña y Guillo Dietrich, podrían descender de categoría en la interna gubernamental y en el organigrama, pasando a revistar como secretarios de Estado, y Agroindustria quedaría a tiro para ser fusionada con Producción, pase para el cual sería determinante alguna medida en barbecho vinculada a cancelar la eliminación de las retenciones o inclusive a reimplantarlas en algunos casos para compensar la devaluación.

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