CLAVE PARA LO QUE VIENE

Renegociar lo acordado sin que parezca que se rompen los contratos

La Argentina inició su acuerdo con el FMI, incumpliéndolo: la inflación de junio superó las previsiones. No hay antecedentes semejantes  en los acuerdos del organismono supone una situación irrecuperable. Sin embargo, Camilo Tiscornia mantiene un enfoque condicionalmente optimista acerca de lo que es posible para la Administración Macri. Aquí va el texto completo:

"Es muy difícil que baje la inflación si no se tiene una trayectoria de reducción del déficit fiscal. El gradualismo en la parte fiscal trae como costo un gradualismo en la baja de la inflación. Todo esto más allá de que la inflación en la Argentina está sostenida por un tema de expectativas: la gente espera determinado nivel de inflación y torcer esa percepción es muy difícil. Por eso, muchos proponen que tiene que haber un shock. Ejemplo de eso fue la convertibilidad, pero hoy algo de ese estilo es imposible. Dicho esto, creo que el Gobierno debería ser más veloz en la reducción del déficit fiscal"
Camilo Tiscornia a La Nación, 11/03/2018 
 
“Yo pienso que no se van a cumplir las metas y que hay un costo de credibilidad. Sin embargo, habrá que ver de qué manera se van a incumplir, es decir cuan lejos quedará el porcentaje a fin de año y la trayectoria de la inflación. Si el Central no cumple las metas por poco margen y las perspectivas continúan siendo a la baja, es una cosa. Pero si llegamos a diciembre con una inflación en 21%, clavada en 1% mensual, será algo muy negativo”. 
Camilo Tiscornia a Portfolio Personal, 16/03/2018.

 

El acuerdo con el FMI incluye numerosos compromisos por parte del gobierno, pero las metas más relevantes se refieren a cuestiones fiscales, monetarias y de inflación, obviamente todas relacionadas entre sí.

En lo que hace a inflación, el acuerdo contempla un primer techo de 29% interanual hasta fin de año, y otro de 32%

Los datos de inflación recientemente conocidos marcan que con el 29,5% de junio se excedió el primer límite.

El mismo acuerdo establece que “el BCRA discutirá con el staff del Fondo la respuesta de política apropiada”, aunque el Ministro de Hacienda aclaró en conferencia de prensa que no habría mayores problemas en justificar el desvío.

Sin embargo, debe notarse que esta situación probablemente persista durante el resto del año, y no exceder el 32%, que obligaría a una “consulta con la Junta Ejecutiva del FMI”, será desafiante, sobre todo hasta noviembre.

En diciembre de 2017 la inflación mensual había sido muy elevada (3,1%), lo que favorece el cumplimiento de la meta en ese momento; de hecho, con una inflación promedio mensual de 2% se podría cerrar el año en 30%.

¿Es factible esa tasa mensual, que es significativamente menor que el reciente 3,7%?

Sí, si el tipo de cambio sube moderadamente de acá a fin de año y si el BCRA relaja gradualmente su política monetaria.

En este sentido, debe recordarse que el acuerdo incluyó la eliminación de toda asistencia monetaria del BCRA al Tesoro, lo que acota los factores de expansión, esencialmente quedando las Lebac y la eventual compra de divisas.

Justamente estos puntos son los que lucen como críticos para el cumplimiento del acuerdo: ¿en qué medida va a poder el gobierno cerrar sus cuentas sin la ayuda del BCRA y cómo evolucionará el stock de Lebac?

Lo primero requiere fundamentalmente que el gobierno pueda cumplir con las metas fiscales pautadas: déficit primario de 2,7% del PBI este año y de 1,3% el año que viene.

La meta de este año no parece difícil, incluso podría sobrecumplirse en 2,5%, pero la de 2019 es el desafío.

Más allá de lo complejo que pueda resultarle al gobierno conseguir el apoyo político para hacerlo, hay dos temas clave: subsidios y tarifas.

En los últimos años, la principal fuente de ahorro fiscal fue la reducción de subsidios a servicios públicos con contrapartida en aumento de tarifas.

El salto que tuvo el tipo de cambio en estos meses ocasionó un fuerte aumento de costos de dichos servicios que requiere más subsidios, complicando la meta fiscal, o más tarifas, amenazando la ya desafiante meta inflacionaria.

Habría un tercer camino que es el que el gobierno parece estar explorando: renegociar lo acordado con las empresas del sector para que, asumiendo ellas parte de los mayores costos, se atenúe el impacto fiscal e inflacionario.

Suena políticamente más digerible, pero debe hacerse con precisión quirúrgica para no generar la percepción de que se rompen los contratos, una afición bastante común en la historia argentina y que puede complicar el segundo punto crítico mencionado:  las Lebac.

La dinámica de vencimientos de las Lebac actúa como un fuerte condicionante para la evolución macroeconómica.

El acuerdo con el FMI contempla la gradual reducción del stock de Lebac mediante su reemplazo por deuda de mayor plazo emitida por el Tesoro.

Que el Tesoro pueda emitir esa deuda en condiciones razonables requiere confianza, al igual que la renovación de los $ 500.000 millones que vencen todos los meses de Lebac, y que si no son renovados, obligan al BCRA a una emisión monetaria que atenta contra la moderación del tipo de cambio y la contención monetaria que requiere el cumplimiento de la meta de inflación.

Entonces, ¿se pueden cumplir las metas acordadas con el FMI? Sí, pero será difícil y requiere, sobre todo, confianza.

¿Qué puede generar esa confianza? La clave: el ajuste fiscal.

En la medida en que se vaya verificando, tal como viene ocurriendo hace ya varios meses, la dinámica financiera puede tornarse más favorable, lo que facilitaría el ajuste fiscal y reforzaría la confianza.

El tipo de cambio en el nivel actual también ayuda ya que eliminó el atraso previo, reduciendo (aunque no eliminando) los incentivos para otra corrida contra el peso. Finalmente, una buena cosecha, que luce muy probable, proveería actividad y divisas para contribuir a esa eventual mejora.

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