¿QUÉ MUNDO VE MAURICIO MACRI?

Hay que hacer cambios y encontrar un buen pateador de tiros libres

Bien futbolera la definición del columnista: "Como si fuera un partido de futbol, Mauricio Macri estaría en el minuto 40, perdiendo por mínima diferencia o en el mejor de los casos empatando, especulando con los 5' restantes y “el tiempo de descuento” para lograr el milagro de cambiar el resultado haciendo los cambios necesarios... Con la diferencia que no existe el límite de 3 jugadores… debería cambiar a unos cuantos y encontrar un buen pateador de tiros libres."

“…Poco quedó de ese romántico espejismo kantiano: solo una multiplicidad de organismos internacionales que continúan inercialmente con su rutinario reunionismo. Hoy el mundo está gobernado por la cruda, casi brutal, política del poder, y cada país debe procurarse su propia seguridad en un contexto de reglas cambiantes y recursos escasos. De la sorpresa inicial hemos pasado a la desconfianza permanente; y la cooperación, antes dominante al menos como principio, se ha vuelto contingente, acotada, casi efímera…”
Sergio Berensztein (La Nación).


El presidente Mauricio Macri hace mérito de la integración de la Argentina al “mundo”, luego del aislacionismo padecido durante la era “K”.

Podríamos decir que su política exterior le esta redituando. El préstamo concedido por el FMI asi lo acreditaría.

También los elogios que él recibe, casi los únicos, vienen del exterior; internamente las críticas de los analistas, salvo alguno del diario “La Nación”, son más bien negativas o en el mejor de los casos no son laudatorias, son híbridas, tal como parecería que se van posicionando el matutino “Clarín” y sus medios satélites.

Ese breve resumen explica porqué Macri se siente más cómodo en ese ámbito. Es como si él sintiera mas comprendido, al contrario de lo que ocurre en el cabotaje político en el que se advierte una cierta lejanía respecto de la gente, salvo ese núcleo que algunos miden en un 25% a 30% que lo consideran como la fuerza que debería revertir nuestra ruta a la decadencia y el fracaso.

Otro segmento de la sociedad lo apoyó, tal como suele decir Jorge Giacobbe, para echar a Kristina del gobierno y llegado el caso lo votaría para impedirle su retorno. Nada más.

Esa franja social constituye el capital de esta frágil coalición meramente electoral que es “Cambiemos”.

Volvamos al tema de la nota: ¿Qué mundo ve Mauricio Macri? ¿A qué mundo pretende llevarnos?

Lo cierto, tal como lo señala Sergio Berensztein, dista de ser un “mundo que funcione bien”, pero tampoco el concepto de cooperación se ha vuelto contingente.

Sin embargo, el sistema de Gobierno y la política occidental, no parecería estar en crisis, más bien parece haber llegado a un punto de reflexión y adaptación.

Ahora bien, este estado de cosas, más bien de incertidumbre por un lado y de ratificación de certezas por el otro, puede generar a su vez “oportunidades” puntuales y una “oportunidad” para los que se dio en llamar “países emergentes”.

La diferencia política entre “oportunidad” y “oportunidades” radica en que estas últimas son puntuales o muy circunstanciales.

Sobre las “oportunidades” no podemos modelar un futuro, sólo aprovechar el presente.

El futuro se elabora a partir de la “oportunidad”.

La llamada guerra comercial que está comandando Donald Trump, obviamente no llevará a buen puerto ya que es difícil que tenga un ganador, más bien tendrá varios perdedores. Será un juego de suma negativa.

No se la puede ver como una “oportunidad”.

Sin embargo, paradójicamente, esa “guerra” generará muchos negocios, circunstanciales por cierto, en el comercio exterior de donde nuestra mínima presencia e influencia de país emergente se convertirá en una suerte de “valor agregado” ya que no seremos vistos por los “beligerantes” como “bando” sino más bien como “terceros ajenos”.

De modo simultáneo, el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Japón que elevará en un 25% el intercambio comercial actual de €86.000 millones, en un momento que el comercio mundial representa el 56% del PIB mundial, parecería ratificar la vigencia de la globalización y desmentiría el concepto de Berensztein de “crisis de la cooperación”.

Este acuerdo debería impulsar el que se está tramitando entre la propia UE y el Mercosur. Es obvio que este acuerdo sería la “oportunidad” para la Argentina y demás países miembros.

Durante esta guerra será negocio ser comercialmente neutral entre los contendientes y militantes del libre comercio.

Si Mauricio Macri tuviera esta visión del mundo, entonces su política exterior iría por el buen camino ya que si supiéramos aprovechar las variadas oportunidades que ya están a la vista, tal como comprar soja a USA y vendérselas a China bajo la forma de “aceite”, generamos recursos por lo que sería una muy oportuna y simple intermediación.

Macri debería saber gerenciar desde la política, con criterio utilitario, la neutralidad comercial de la Argentina y, a su vez, la militancia activa por el libre comercio de modo simultáneo.

En este caso “las oportunidades puntuales” que irán apareciendo por la “guerra comercial” y la “oportunidad” que significaría el acuerdo con del Mercosur con la Unión Europea y de ésta con Japón, nos tendrían que servir para desarrollar una cultura del comercio exterior, ganando protagonismo y prestigio por la calidad de nuestros bienes y servicios y superar nuestra mínima presencia que no llega al 0,4% del comercio mundial.

Obvio la “oportunidad” no sólo debe ser aprovechada desde la presencia internacional, sino debe incluir orden institucional interno que es la causa de la previsibilidad.

En la perspectiva internacional, si Macri se quedara con la mera zalamería, Argentina perdería no solo la “oportunidad” sino las oportunidades que, brinda lo que por ahora es esta incipiente guerra comercial y en la historia quedaría sumergido en la galería de los pavos reales.

Hacernos previsibles, parece ser un “toc” de Mauricio Macri, pero ese “toc” deber ser convertido, como diría Ortega y Gasset en “tarea con afán”, nosotros decimos, en propósito político.

Éste es el punto crítico.

El Gobierno de Mauricio Macri supo cómo ganar elecciones, pero hasta ahora no ha sabido gobernar y lo que él llama “su equipo”, ha fracasado. Ha sido y es un gobierno sin idoneidad profesional ni idoneidad política.

Lo demuestran, respectivamente, todos los indicadores de las variables y las encuestas de opinión.

Macri debe tener presente que ganó el balotaje por una diferencia mínima de menos de 3 puntos.

Como si fuera un partido de futbol, Mauricio Macri estaría en el minuto 40, perdiendo por mínima diferencia o en el mejor de los casos empatando, especulando con los 5' restantes y el tiempo de descuento para lograr el milagro de cambiar el resultado haciendo los cambios necesarios... Con la diferencia que no existe el límite de 3 jugadores… él debería cambiar a unos cuantos y encontrar un buen pateador de tiros libres.

Los actuales pateadores tienen los ojos en la nuca y un dado en la cabeza, diría Dante Panzeri.

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