CUADERNOS K

Oyarbide y Bonadio, 2 polémicos frente a frente por la corrupción política

"Siendo un ex colega, espero que Bonadio me atienda personalmente", dijo Norberto Oyarbide antes de entrar a declarar, en la causa por los cuadernos K, que no recibió ningún dinero y que no conoció al exministro Julio de Vido. Claudio Bonadio y Oyarbide fueron colegas hasta la renuncia del segundo para evitar el juicio político. Ambos fueron nombrados en 1994 durante el menemismo, fueron acusados por sus vínculos con el poder político, tuvieron enemigos en común, y hasta fueron pensados como objetos de "negociaciones políticas". Dos vidas que se cruzaron, que chocaron y que supieron mantener en vilo a la opinión pública.

"Vengo a ponerle el pecho a las balas", afirmó el ex juez federal Norberto Oyarbide, que aparece mencionado en las anotaciones del chofer Oscar Centeno, antes de su ingreso a Comodoro Py para declarar en la causa de los Cuadernos K. 
 
La semana pasada, el excéntrico exjuez definió como "una calumnia" que Claudio Bonadio lo cite a prestar declaración indagatoria en una causa por el presuntos pago de coimas de empresarios contratistas de obra pública a funcionarios púbicos. 
 
"¿Qué cosa?" No tengo la más pálida idea, es una sorpresa absoluta. ¿Millones de dólares? ¿Bolsos? De qué están hablando? Jamás. Por el amor de Dios, es una cosa magnífica de imaginación", afirmó al ser consultado sobre la imputación en su contra.
 
Aseguró que iba a "responder absolutamente todo", y dijo: "siendo un ex colega, espero que Bonadio me atienda personalmente".
 
Bonadio y Oyarbide se conocen desde hace años. Ambos fueron nombrados jueces federales en 1994 durante el gobierno de Carlos Menem.
Sin embargo, Bonadio tuvo primero su salto en la política, y luego en el Poder Judicial. En septiembre de 1992 Carlos Corach fue designado secretario Legal y Técnico y nombró a Bonadio como su secretario de Asuntos Legales. Al año siguiente, mientras continuaba trabajando para el gobierno de Carlos Menem, el Senado aprobó su pliego para ser Juez Federal en lo Criminal y Correccional de Morón, pero Bonadio nunca asumió ese cargo.
 
Ese mismo año, Menem amplió a doce la cantidad de Juzgados Federales Criminales y Correccionales de primera instancia. Esto le abrió una oportunidad a Bonadio, que, por tener aprobado su pliego para juez de Morón, no necesitó de acuerdo del Senado y fue nombrado por decreto del entonces ministro de Justicia Jorge Maiorano al frente del Juzgado Federal N° 11.
 
Oyarbide y Bonadio tienen enemigos comunes, muchos de los cuales los acusaroy acusan por sus lazos con el poder político. 
 
Desde la 'Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia', por caso, siempre insistieron en que ninguno debería ser juez federal.  "En numerosas ocasiones hemos dicho y sostenido que jueces como Bonadio y Oyarbide no pueden seguir ocupando el cargo de magistrados. No pueden seguir siendo Juez de la Nación quienes demoran las causas o permiten que prescriban las acciones penales, como hizo Bonadio en los casos “Boffil” y “Yoma”, o como hizo Oyarbide en las causas “FONCAP”, “Jaime” y “Sueños compartidos”. El Poder Judicial no puede tener más jueces que cierren causas sin investigar adecuadamente, como Bonadío en la causa “Alderete”, como Oyarbide en la causa “Kirchner”.
 
Ello, justamente por lo que se evidenció nuevamente en los últimos días: la relación de estos jueces con el poder político coyuntural. La lógica que siguen estas relaciones de poder suele consistir en una simbiosis en la que tanto los jueces como los funcionarios se necesitan y se benefician mutuamente. Cuando los jueces dejan de ser “protegidos” por un sector de poder, suelen buscar otro que los ampare."
 
Aquella crítica data de 2014. Entonces, era Cristina Fernández de Kirchner la que se sentaba en el sillón presidencial. 
 
Incluso han tenido que prestarse colaboración mutuamente. Así ocurrió, por ejemplo, en 2010 cuando la Cámara Federal porteño ordenó a los jueces federales investigar al jefe de los camioneros y de la CGT, Hugo Moyano, por presuntas anomalías en la obra social de su gremio, prestándose la "debida colaboración" y actuando con "responsabilidad" para "evitar disputas estériles, desgastes y demoras" en la pesquisa.
En ese momento, se habían cruzado porque Bonadio investigaba supuestas irregularidades en la obra social de los camioneros, y le había reclamado a Oyarbide material del expediente de la "mafia de los medicamentos" donde se trataba de determinar si Moyano estaba implicado, pero Oyarbide se lo negaba.
 
Durante el Gobierno kirchnerista se planteó en una oportunidad, luego de que Oyarbide confesara públicamente que había frenado un allanamiento a una financiera por un llamado telefónico del entonces subsecretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Liuzzi, segundo de Carlos Zannini, la posibilidad de soltarle la mano al ahora exjuez "negociándolo" por Bonadio, quien en ese momento incomodaba seriamente al Gobierno en otras causas.
Hoy uno es juez, y otro ya no. Y el segundo declaró ante el primero en la causa que se acapara toda la atención: la de los cuadernos de las coimas.
 
Oyarbide negó haber recibido dinero para vender resoluciones vinculadas al kirchnerismo. Y dijo también que no conoció a Julio De Vido, aunque admitió que sí conoce a Roberto Baratta y a Nelson Lazarte, pero que nunca se reunió con ellos.
 
Cabe recordar que el magistrado renunció para no enfrentar un juicio político, y a diferencia de Bonadio, el exjuez que se hizo famoso con su 'Spartacus', hoy tiene su lugar en 'Wikipedia'... Bonadio todavía no dejó su huella.
 

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