ISLOTE EUFÓRICO EN UN PAÍS DEPRIMIDO

El empleo ya es variable de ajuste de pingües ganancias financieras

Es la moraleja actualizada a la fecha por el economista Federico Furiase, de la consultora EcoGo, ex estudio Bein y Asociados, de una fábula que diría: Había una vez unos islotes de la fantasía habitados directamente por una minoría de jugadores ávidos de rápidas ganancias que contrastaban con las penurias para llegar a fin de mes y poder trabajar que padece la gran mayoría de la población del continente al que pertenecen. Con apenas una calle de por medio, fondos comunes, banqueros, empresas, superahorristas minoristas y no residentes (según la caracterización hecha por el propio titular del Banco Central, Luis Caputo) le sacan viruta a portafolios de Lebacs, Leliq, Novacs, o verdes billetes, mientras en el resto del territorio se contabilizan 154 despidos o suspensiones por día en lo que va de 2018: o sea, 4700 desempleados por mes. La realidad que rodea a la campana de cristal de las finanzas muestra que 1 de cada 8 despidos que hubo en el 2do trimestre de este año se relaciona con cierre de empresas o plantas. En la industria, la proporción sube a 1 de cada 5, con el sector textil como el más afectado, seguido por alimentos y bebidas, automotor y de autopartes y metalúrgico. Luego marroquinería, frigorífico y electrónica y electrodomésticos. El 55% de los despidos y suspensiones en las actividades relacionadas con los servicios lo representa el comercio, al que se suman salud, gastronómicos, estaciones de servicio, comercios mayoristas, seguridad, peajes, medicina, juego, gastronomía, bancario, educación, clubes y obras social, según surge de datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) procesados por el kirchnerista Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

La grieta asume la forma de mucho más que un cráter entre la City porteña o la Bolsa de Rosario, o la cordobesa, y el resto del país. En esos híperselectos reductos, una cofradía de mandatarios de fondos comunes, banqueros, empresas, superahorristas minoristas y no residentes están pasados de estrés orejeando (como si fueran naipes) rendimientos como 3% diario con el dólar y participando en una tómbola de financistas del Tesoro Nacional en una mesa de Lebacs al 45% anual que involucra unos $400 /450 mil millones, a ver si los convierten en plazos fijos, Leliq, Novacs, o en verdes billetes para tomarse el palo a latitudes menos adrenalínicas que la nuestra.

Los puñados de jugadores de elite tendrán para entretenerse, al menos hasta fin de año, con los supermartes, el desarme de la bomba de $976.000 millones de Lebacs, la superlira turca, las medidas de la Fed de USA, etc, además de reacomodar el stock de deuda de Letes más bono dual (vencimientos 2019 y 2020, aplicado, en gran parte, a cubrir los vencimientos de Letes no renovados) equivale al 44% del total del incremento de la deuda pública bruta de 2017, o sea, u$s19.790 millones.

El Fondo Monetario Internacional, es su primera auditoría del stand by, acaba de bendecir a esta superliga.

Cruzando el rubicón del microcentro, la emoción de la montaña rusa financiera paraliza corazones al compás de la caída de los indicadores de actividad y el fortísimo impacto que causa en el mercado del trabajo, que directamente afecta a más de 12 millones de empleados registrados con sus respectivas familias y, de rebote, a las changas y propinas que pueden derramar a los vecinos de la economía informal puedan sobrevivir, según la caracterización emanada de una socia calificada de la coalición gobernante, Cambiemos.

En julio pasado se duplicaron las desvinculaciones y cesantías (6.588), respecto del año anterior, de acuerdo con un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El doble de los 3.129 casos detectados en 2017.

El análisis distingue a 2 sectores de la actividad como los que más problemas tienen: los servicios y la industria, donde se concentran el 77% de los casos.

Si se consideran los primeros 7 meses, los despidos y suspensiones superan en 7.296 a los del mismo período del año anterior, lo cual representa un incremento de casi 30% en 2018, señala el trabajo estadístico.

En el desagregado, de los 32.794 despedidos, sufrieron una merma en el tiempo laboral, 12.532 son empleados públicos y 20.262 privados, lo cual implica un promedio de 4.684 nuevos desempleados por mes.

El antirránking

De acuerdo con datos extraídos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), los despidos y suspensiones se repartieron del siguiente modo:

-en la construcción alcanzan los 292 casos;

-en empresas de capital estatal, 4.880;

-en el sector público, dentro de la órbita del Poder Ejecutivo Nacional, 7.652;

-en la industria, 14.967;

-en el sector primario 366, y finalmente,

-en servicios 4.637.

En el ámbito público hubo despidos en entes descentralizados como Conicet, Vialidad, INTI, Coros y Orquestas y SENASA; en las municipalidades de Tucumán, Morón, Quilmes, Tres de Febrero, La Plata y otras; en los Ministerios de Agroindustria, Desarrollo Social y Economía de la Nación; en el gobierno bonaerense, y en empresas de capital estatal como YCRT, Ferrobaires, Nucleoeléctrica Argentina, YPF, Fadea y FM, enumera el reporte.

Los despidos del sector público resultaron más significativos en los primeros 2 meses de 2018, para luego, en los siguientes 5 meses, dejarle la posta del impulso a los del sector privado, resaltaron los especialistas del Centro.

Sobre cómo la jeringa especulativa chupa con el émbolo a la actividad productiva, el economista de estudio EcoGo, Federico Furiase, diferenció en BAE Negocios que las empresas tienen la presión en costos por la divisa y las tasas de interés que les restringen el margen de maniobra.

"Cuando van al mercado a vender o desarmar inventarios se encuentran con una demanda congelada por la licuación de los salarios reales y las tasas de interés en dicho contexto y, para lamentar, el empleo es también una variable de ajuste", explicó.

Ese planteo le entregará la Confederación General Empresaria de la Argentina (Cgera) el jueves, en ocasión del Día del Empresario Nacional, al ministro de la Producción, Dante Sica.

Son Pymes, si no ver las firmantes que requiere asistencia al Estado para no mandar gente a la calle: Asociación de Curtidores de la provincia de Buenos Aires; Asociación de Importadores y Exportadores de la Argentina (AIERA); Cámara de la Industria del Calzado; de la Industria de Manufacturas del Cuero y afines; de ropa de bebés y niños; y empresarios del sector juguetes. También dará el presente pequeñas y medianas empresas electrónicas, la entidad que agrupa a la industria del sweater; fabricantes de guantes, gorros y bufandas; de herrajes; muebles, tapicerías; y óptica.

La lista de pedidos:

-reducción de impuestos para las empresas que mantengan el personal;

- moratorias para deudas impositivas;

-reducción de las tasas para las pequeñas y medianas empresas;

-un mayor control a las importaciones competitivas y

-una "tarifa pyme" aplicada a los servicios públicos como luz, gas, agua, entre otros.

El CEPA pasa su aviso kirchnerista recordando que el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) computa 82.445 trabajadores menos en el sector industrial entre noviembre de 2015 y mayo de 2018, una cifra casi similar a la que registró para toda la gestión de Cambiemos: unos 81.447De ese total, 24.495 son despedidos, 4.310 por el cierre de empresas; 580 retiros voluntarios; 30 renuncias con indemnización; 3.179 suspensiones, y otros 200 son adelanto de vacaciones.

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