OPERACIÓN MEETINGHOUSE

El día que Harvard carbonizó a 183.000 personas en 3 horas

2do. tomo de 'Los Mitos de la Segunda Guerra Mundial': Urgente24 comenzó la lectura de atrás hacia adelante. El capítulo 20 refleja así el mito: "El bombardeo de Hiroshima fue por lejos el más mortífero que Japón haya sufrido jamás", por Constance Sereni.

2do. tomo de 'Los Mitos de la Segunda Guerra Mundial', bajo la dirección de Jean Lopez y Olivier Wieviorka, que meses atrás publicó Éditions Perrin en Francia, y aquí presenta Editorial El Ateneo, con traducción de Jaime Arrambide.

Sin duda, hay un 2do. tomo porque fue un éxito el 1er. tomo, que apunto a desmitificar 23 afirmaciones afianzadas en el consciente colectivo mundial durante más de 70 años, y que Lopez y Wieviorka afirman que "salieron directamente de las oficinas del doctor (Paul Joseph) Goebbels" (ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del 3er. Reich entre 1933 y 1945).

En esta ocasión, son 20 afirmaciones compiladas por Lopez y Wieviorka.

En el caso de Jean Lopez, él estudió Historia, se convirtió en oficial de la marina mercante, trabajó durante varios años en el norte de África, y regresó a Francia para trabajar como periodista. Se convirtió en editor en jefe de 'Science et Vie' en 1994, realizó investigaciones sobre la historia militar, y en marzo de 2011, presentó una suerte de suplemento que bautizó 'Guerres & Histoire'. Hoy es una revista con 60.000 ejemplares de tirada, referencia en los países de habla francesa.

Precisamente, el texto es un conjunto de enfoques de historiadores básicamente franceses. Hubiese resultado interesante involucrar a historiadores de Alemania, Rusia y Japón, por ejemplo, para conocer lo que ellos consideran mitos de la gran contienda de la mitad del siglo 20.

Para precisar mejor este concepto, aquí el listado de los convocados en este tomo 2:

> Nicolas Aubin es conocedor del ejército estadounidense.

> Vicent Bernard escribió la conocida biografía 'Robert E. Lee, la légende sudiste'.

> Benoist Bihan es redactor en jefe adjunto de la revista 'Défense & Sécurité Internationale' y coordinador editorial de la revista 'Histoire & Stratégie'.

> Philippe Buton es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Reims, y un especialista en comunismo durante la 2da. Guerra Mundial..

> Johann Chapoutot es profesor de Historia Contemporánea en la Soborna.

> Christian Deporte es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Saint-Quentin-en-Yvelines-Versailles.

> Christian Destremau es autor del ensayo 'Le Moyen-Orient pendant la Seconde Guerre Mondiale'.

> Pierre Grumberg es redactor en jefe adjunto de la revista 'Guerres & Histoire', especializado en Guerra del Pacífico.

> Eric Jennings es profesor en la Universidad de Toronto (Canadá), autor de 'La France libre fut africaine'.

> Franck Liaigre es autor de libros sobre los partisanos; por ejemplo, 'Les FTP. Nouvelle histoire d'une résistance'.

> Jean Lopez es fundador y director de la Redacción de 'Guerres & Histoire'.

> Jean-Christophe Noël es oficial retirado de la Fuerza Aérea de Francia, y realizó seminarios en el Institut d'Études Politiques de París.

> Lasha Otkhmezuri es consejero de la Redacción de la revista 'Guerres & Historie'.

> Robert O. Paxton enseña Historia de Europa Contemporánea en la Universidad de Columbia (Nueva York, USA), y escribió 'La France de Vichy'.

> Marc Perrenoud es doctor en Letras por la Universidad de Ginebra (Suiza) y fue consejero científico de la Comisión Independiente de Expertos 'Suiza-Segunda Guerra Mundial'.

> Davide Rodogno es profesor del Departamento de Historia y Política Internacionales del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra (Suiza), autor de 'Fascism's European Empire'.

> Régis Schlagdenhauffen es catedrático en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales, titular en la cátedra de Sociohistoria de las Categorías Sexuales.

> Constance Sereni enseña Historia de Japón en el Siglo 20 en la Universidad de Ginebra (Suiza).

> Bénédicte Vergez-Chaignon es autora de una biografía famosa de Philippe Pétain.

> Olivier Wieviorka es un especialista en la Resistencia y autor de 'Histoire de la Résistance' y también de 'Histoire du Débarquement'.

A causa del cercano aniversario del bombardeo a Hiroshima (06/08/1945), Urgente24 comenzó la lectura de atrás hacia adelante. El capítulo 20 refleja así el mito: "El bombardeo de Hiroshima fue por lejos el más mortífero que Japón haya sufrido jamás", por Constance Sereni.

Ella afirma que, si bien ocurrieron 2 bombas atómicas sobre Japón (Hiroshima, con entre 70.000 y 80.000 muertos) y Nagasaki (40.000 a 60.000 muertos), no es posible olvidar las 100 incursiones aéreas sobre Tokio que ocurrieron en la noche del 09/03/1945 al 10/03/1945, durante la Operación Meetinghous e, la más mortífera de la historia. La información inicial fue que murieron 100.000 personas en una noche pero un informe japonés posterior llevó a 183.000 víctimas.

Esto quiere decir que:

1. Las bombas atómicas no fueron lo peor que le ocurrió a Japón.

2. Con bombas convencionales pudo ocurrir en la Meetinghouse más mortandad que con los artefactos nucleares porque con los explosivos ocurre lo mismo que con los terremotos: la mortandad está vinculada a la densidad de la población, la capacidad de prevenir la catástrofe y las construcciones donde ocurren.

Entre la medianoche del 09/03/1945 y las 3:00 del 10/03/1945, 279 bombarderos pesados B-29 de la US Air Force lanzaron 1.665 toneladas de bombas incendiarias sobre la Shitamachi, la ciudad baja de Tokio, la más densamente poblada y donde los edificios eran de madera.

Al amanecer, 41 Km.2 eran cenizas. De acuerdo a las estimaciones japonesas, fueron quemados 267.171 edificios, 25% de la ciudad, más de 1 millón de japoneses perdieron sus hogares, y los propios informes estadounidenses consideraron aquel bombardeo "la catástrofe más grande que se haya desatado contra la ciudad".

Al igual que las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, las bombas lanzadas por USA sobre Tokio también eran de última generación: un gel desarrollado en la Universidad de Harvard en 1942, por el equipo del químico Louis Fieser, que mezclaba la naftalina y un derivado del ácido palmítico.

Los artefactos que portaban el gel, las bombas M-69, también fueron inventados para un uso incendiario: un cilindro que medía 50 cm. de largo y 7,5 cm. de diámetro, equipado con un disparador retardado que se retrasaba de 3 a 5 segundos entre el impacto en el suelo y la explosión de una carga de fósforo que proyectaba el napalm en fuego a más de 10 metros de alto.

Para entender la dimensión de aquel horror que provocaron los estadounidenses sobre Tokio: cada gota que caía, a una temperatura de entre 800 ºC y 1.000 ºC podía ser el inicio de un incendio.

El Ejército estadounidense había probado el explosivo en 1943, en Dugway Proving Ground (a 140 km al sudoeste de Salt Lake City, Utah), donde construyeron 2 complejos de viviendas: uno, casas típicamente japonesas; y otro, casas típicamente alemanas.

Las viviendas contenían todo el mobiliario frecuente en las casas japonesas y en las casas alemanas. Luego lanzaron los explosivos. Resultó que las bombas generaron un efecto devastador sobre las casas japonesas porque el 70% del material utilizado para construirlas era combustible. Así se desarrolló la bomba M-69, y se decidió estrenarlas sobre Japón.

Sin embargo, antes de Tokio ocurrió la Operación Gomorra, un bombardeo masivo de Hamburgo (Alemania), donde se mató a 40.000 personas en algunas horas de julio de 1943. El bombardeo básicamente estadounidense provocó una columna de fuego de 500 metros de alto.

Los bombarderos que viajaron a Tokio llevaban clústers E-46, que contenían los grupos de bombas: 1 cluster, 38 bombas M-69, cada bombardero llevaba 40 clusters, o sea 1.520 M-69.

Durante las horas siguientes, los 326 B-29 arrojaron clusters por un equivalente a entre 450.000 y 500.000 M-69.

Los B-29 eran de 3 pisos de alto, 2 veces más pesados que el B-17, y 2 veces más potente.

Fue el 1er. avión militar con cabina presurizada, y el pionero de las largas distancias a más de 30.000 pies (10.000 metros de altitud). Desarrollarlo había demandado US$ 3.000 millones de la época, bajo responsabilidad del general Henry Harley Arnold. Se utilizaron contra Tokio desde noviembre de 1944, con una base en las islas Marianas, pero no se lograba obtener el efecto esperado (el general Arnold escribió que estaba desalentado)... hasta aquella noche del incendio de Tokio cuando, a las órdenes del general Curtis LeMay, se decidió el "bombardeo en alfombra", masivo, 325 unidades enviadas a la vez.

Hasta entonces, por un problema que tenía el B-29 para seleccionar blancos, los bombarderos sólo habían sido diurnos. Pero al cambiar la estrategia, y ya no haber un blanco específico sino uno área geográfica completa, la 1ra. bomba cayó a las 0:08. Los B-29, protegidos por la oscuridad, pudieron volar a baja altura, sorprendiendo a todos, de manera tal que las sirenas de alarma se escucharon recién a las 0:15.

El Museo Edo-Tokio conserva rastros del incendio, de la gran carbonización pero muy alejado de lo que fue la realidad, un apocalipsis.

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