COMPLICADO 2019
Ahogo fiscal y máxima presión tributaria por una reforma mal hecha
"Los impuestos, la inflación y los costos laborales están devorando las expectativas y las posibilidades de la sociedad en desmedro del futuro crecimiento y justicia social. Con este nivel cuantitativo de tributos originados por Gobiernos ineptos y la inoperancia operativa de la ventanilla del estado de turno, es imposible el crecimiento económico y social que requiere la Argentina": buena definición del autor.
La presión tributaria sigue siendo el principal obstáculo que tiene al país sin darle una salida ni solución de parte de la Administración de Mauricio Macri.
La gran cantidad de impuestos y contribuciones que debemos afrontar en la Argentina, le resta competitividad al país en el mercado internacional, el cual observa con detenimiento dónde depositar sus futuros capitales de inversión.
Lo único que implementó el gobierno de turno, en materia tributaria e impositiva, fue en diciembre 2017, una reforma tributaria fallida y poco operativa.
Uno de los objetivos de la reforma tributaria tenia como objetivo quitar progresivamente el pie de encima a las empresas para que inviertan más y la recaudación se compensaría con una mayor descomprensión fiscal, reducción de IVA, limitar las cantidades de impuestos y no gravar la renta financiera para que no impacte en el PBI.
¡Esto no sucedió en lo absoluto!
La reforma tributaria, en materia de cargas sociales (estas representan 1/4 de la recaudación nacional) rompió el principio de equidad en el Derecho Tributario en contra de los establecido en la Constitución Nacional cuando alude que las “contribuciones que fija el Congreso Nacional han de ser equitativas”.
La Reforma Tributaria creó un mínimo no imponible, que arranca en $2.400, sobre el cual no se pagarán las contribuciones patronales.
Fijar las cargas sociales con un sentido de progresividad y con la aplicación de un mínimo no imponible, ajustado por inflación, en forma gradual hasta alcanzar los $12.000, a valores de hoy, a partir de enero de 2022, no es lo que se necesita para que suba el empleo en Argentina.
Acrecentar las cargas sociales en las Pymes del 17,50%, incrementándo 0,5 punto porcentual anualmente a partir de 2019 hasta llegar al 19,50% en 2022, “gradualmente”, y unificarlo al tributo de las Grandes empresas, bajando su carga social de 21% a 19.5%, mediante la detracción de un mínimo, no beneficia a las pymes y encubre una suba fiscal en materia de seguridad social, llevándola a la misma mesa que las grandes empresas. Esto corrompe el principio de equidad.
En materia de impuestos a las ganancias, la tasa del 35%, con la que se grava a las empresas en Ganancias se iría reduciendo.
Esto es para los ejercicios fiscales que se inicien el 01/01/2018 y hasta el 31/12/2019 será del 30%. Esto no tiene relato practico a la hora de liquidar el impuesto porque los que inicien en 2020 responderán a una alícuota del 25%. Y los dividendos deberán pagar 7% para las distribuciones realizadas por las utilidades de los años 2018 y 2019 y 13% para los distribuidos por las ganancias del año 2020.
En síntesis, la tasa efectiva total seguirá en el 35% para los que distribuyen utilidades.
Sin perjuicio que, el impuesto a las ganancias no lo tributan todos. Los jueces no pagan ganancias y un jubilado sí debe hacerlo.
Uno de los impuestos más leoninos, el IVA, es un impuesto que siempre es trasladado al consumidor final, por lo que no hay duda que esto va a las góndolas. Los borradores de la reforma que hablaban de una reducción de IVA brillaron por su ausencia.
No se redujo la alícuota de IVA, sigue siendo el 21% y en algunos casos el 27%, este punto es el gran ausente de esta reforma tributaria. EL promedio de america latina en materia de IVA esta entre el 13 y el 16%.
En materia de la renta financiera, el impuesto tendrá un ínfimo impacto, sobre la recaudación total (0,2% del PBI).
Lo peor es que el pequeño ahorrista, para proteger sus activos de la inflación, debe contribuir a este impuesto.
En materia cuantitativa de impuestos, en la actualidad existen un exceso de impuestos (43 impuestos nacional, 21 provinciales y 20 municipales) y regímenes de información que les generan al contribuyente una gran cantidad de costos y problemas en tareas administrativas y no ayuda a las economías locales.
Las cargas sociales (aportes y contribuciones) siguen siendo una pesadilla de todas las empresas que, no solo no pueden pagarlas, sino que se incrementó para el 2019 este impuesto al trabajo y lo igualó a las grandes empresas.
Los impuestos, la inflación y los costos laborales están devorando las expectativas y las posibilidades de la sociedad en desmedro del futuro crecimiento y justicia social. Con este nivel cuantitativo de tributos originados por Gobiernos ineptos e inoperancia operativa de la ventanilla del Estado de turno, es imposible el crecimiento económico y social que requiere la Argetina.
Este gobierno, en el final de su mandato, echando culpas a que “gobierna con minoría en el Congreso” no ha adoptado medidas legislativas acorde a la necesidad y a la cintura impositiva y tributaria.
Las reformas fueron ausentes, y en el peor de los casos, las dos reformas significativas, reforma tributaria y reforma previsional, fueron obsoletas, ineficaces y desarticuladas en virtud de la infección viral que sufre económica actual.
Se requiere tomar políticas de cambio “no maquillaje político” que impacten en la confianza de la gente y en beneficio de una sociedad.