EXPECTATIVA GLOBAL

Bergoglio está a punto de lograr acuerdo entre el Vaticano y China

Al parecer, el momento llegó: Una delegación vaticana se está preparando para ir a China antes de que termine septiembre, con el objetivo de firmar el acuerdo tan esperado sobre los procedimientos para el nombramiento de los futuros obispos católicos, según Vatican Insider.

Según el influyente medio chino 'Global Times', citando "fuentes que tienen familiaridad con el argumento, una delegación vaticana se está preparando para ir a China antes de que termine septiembre, con el objetivo de firmar el acuerdo tan esperado sobre los procedimientos para el nombramiento de los futuros obispos católicos.

Rescatado por el medio vaticano Vatican Insider, después de tantas “falsas alarmas” lanzadas por grupos y agentes en contra del acuerdo entre Pekín y el Vaticano, esta vez la indiscreción parecería creíble, precisamente por la fuente que la difunde: el periódico en línea en lengua inglesa que es considerado órgano semi-oficial del Partido Comunista chino, utilizado para dar a conocer en el Occidente el pensamiento y las instancias del liderazgo chino en relación con los escenarios globales.

El 'Global Times' refiere que entre ambas partes no hay "disputas sobre cuestiones de principio", y, "si el encuentro sale bien, el acuerdo podría ser suscrito". El periódico en línea chino refiere que forma parte del acuerdo la legitimación canónica de los 7 obispos chinos consagrados en el pasado sin el consenso papal, incluidos los obispos para quienes se había extendido la pena de la excomunión. Además, concluye el diario, el diálogo se está llevando a cabo "a nivel religioso", dejando a un lado el nivel político sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Pekín y el Vaticano.

Las indiscreciones del 'Global Times' contienen indicios útiles para apreciar la naturaleza real del posible acuerdo entre China y la Santa Sede. Mientras existen algunas personas que se dedican sin descanso para tratar de imponer una clave de lectura exclusivamente política al posible acuerdo entre Pekín y los Palacios vaticanos, los pasajes más significativos del artículo del 'Global Times' confirman indirectamente que los criterios pastorales que mueven a la Santa Sede en la negociación sobre la delicada cuestión del catolicismo en China: ayudar a mejorar la condición de los católicos chinos en el contexto político y social en el que se encuentran, abriendo a todos nuevos espacios para vivir y expresar públicamente el vínculo de comunión con la Iglesia de Roma.

Curiosamente, el mismo periódico indicó en la primavera de 2010 los puntos de un posible acuerdo sobre los procedimientos para nombrar a los obispos católicos en China, que ya desde entonces, en pleno Pontificado ratzingeriano, eran el centro de las negociaciones entre la Santa Sede y el gobierno chino. El acuerdo, explicó en esa época el académico chino Liu Peng, director del Instituto Pu Shi para las Ciencias Sociales, habría comenzado por los mecanismos para seleccionar “in loco” (mediante consultas entre los representantes de las parroquias) los nombres de candidatos al episcopado. Después estos habrían debido contar con el visto bueno del gobierno de Pekín, antes de ser sometidos a la evaluación de la Santa Sede para la decisión definitiva. La Santa Sede, explicó el profesor chino en 2010, dando la impresión de estar bien informado, habría podido rechazar a los candidatos que no le parecieran indicados para el papel de obispo. Entonces se habrían tomado en consideración otros nombres, con otros rounds de consultas, hasta que se encontrara al candidato ideal.

El “sistema” que presentaba desde 2010 el 'Global Times' potencialmente habría podido archivar para siempre la eventualidad de ordenaciones episcopales ilegítimas, celebradas sin el mandato pontificio. Y las indiscreciones que han circulado hasta ahora tanto en medios de comunicación chinos como occidentales dejan suponer que también los procedimientos que se podrían probar con el nuevo acuerdo sobre el nombramiento de los obispos católicos en China no deberían ser muy diferentes de los que ya se habían delineado en 2010.

En esa época, el posible acuerdo que presentó el “Global Times” no tuvo éxito. Y poco tiempo después volvió a caer un telón de hielo entre Pekín y el Vaticano, en el más enigmático de los “tira y afloja” que sostienen el difícil camino de las relaciones sino-vaticanas. Pietro Parolin, que en el pasado se encargó de guiar las negociaciones con los chinos en calidad de “viceministro del Exterior” vaticano, precisamente en ese momento crucial fue enviado como nuncio apostólico a Venezuela (a partir del otoño de 2009). Después, desde noviembre de 2011 hasta junio de 2012, los funcionarios chinos impusieron una serie de ordenaciones episcopales ilegítimas, celebradas sin el consenso del obispo de Roma, y, por primera vez, la Santa Sede declaró públicamente que para los obispos ordenados ilegítimamente se disponía la pena canónica de la excomunión automática.

En ese momento tan difícil, el Papa Benedicto XVI, en su libro-entrevista “Luz del mundo” (2010), indicó entre "los factores que han promovido el desarrollo positivo de la Iglesia en China" "el vivo deseo de estar en unión con el Papa", que "siempre ha estado presente en los obispos ordenados legítimamente", y "esto les ha permitido recorrer el camino hacia la comunión, a lo largo del cual han sido acompañados por la obra paciente que ha cumplido cada uno de ellos individualmente". Así, hace más de ocho años, el Papa Ratzinger se refería a los factores dinámicos que ahora podrían ayudar a reconocer el posible acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino, como un paso importante en el camino hacia la plena reconciliación entre los católicos chinos. Que están llamados (todos ellos) a reconocer la común pertenencia a la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

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