Las encuestas de opinión anticipan una victoria del diputado Jair Bolsonaro. De confirmarse esa tendencia, se completaría el inicio de un nuevo ciclo político en América del Sur desde la inauguración de la democracia en la región, en particular en el Cono más austral del continente. Es probable que esta nueva circunstancia obligue a actualizar las agendas diplomáticas.
ROBERTO GARCÍA MORITÁN
La alianza estratégica entre Argentina y Brasil seguirá vigente
En el diario Folha de S. Paulo, la periodista Patrícia Campos Melo fortaleció su denuncia sobre el fraude electoral cometido vía cataratas de 'fake news' por WhatsApp, a cargo de partidarios de Jair Bolsonaro, como el empresario Luciano Hang, contra Fernando Haddad. Una de las empresas contratadas, Croc Services, formalizó una propuesta de R$ 8,7 millones a la campaña de Geraldo Alckmin, del PSDB, usando nombres y números de celulares obtenidos por la propia agencia, y no por el candidato, lo que es ilegal. Pedro Freitas, socio-director de Croc, una de las empresas contratadas para esos disparos masivos de WhatsApp afirmó no saber que la práctica era ilegal (¡¿?!). Falta 1 semana para la votación definitiva, y Bolsonaro ronda un 59% del total de los votos, luciendo casi inalcanzable pese al escándalo. Acerca de Bolsonaro en el Planalto, aquí un análisis:
Sin embargo, más allá de los signos políticos y las opiniones que merezcan las características de las renovaciones democráticas en cada país lo significativo en términos de política exterior es el mantenimiento de atmósferas estables y el fortalecimiento de ejes centrales de cooperación y relacionamiento.
En ese sentido, Brasil es y será el socio especial y principal de la Argentina en términos diplomáticos y comerciales, más allá de quien haya sido electo para asumir en el Palacio de Planalto.
La llamada telefónica del candidato presidencial Jair Bolsonaro al presidente Mauricio Macri (la primera a un líder político en plena campaña electoral), tiene particular significación política y permite presumir que, de ser electo, la alianza estratégica entre Argentina y Brasil se mantiene vigente.
El tiempo dirá si la dinámica de esa relación, inaugurada con Raúl Alfonsín y profundizada en las administraciones subsiguientes, adquiere una nueva actualización. También si el Mercosur, resultante del eje bilateral, necesita de nuevas transformaciones y estrategias ante las características más complejas que ha adquirido el comercio internacional e incluso el mundo globalizado.
Es poco lo que se conoce del pensamiento de política exterior de la próxima Administración de Jair Bolsonaro. Algunas manifestaciones son consideradas polémicas y poco convencionales conforme a la tradición diplomática del Brasil. Sin embargo, es probable que el tinte expresado se vaya aproximando a actitudes más pragmáticas.
También que Itamaraty logre prevalecer con las tradición que heredo del Barón de Rio Branco. La presencia anunciada de una mayor participación de las fuerzas armadas, también permite interpretar que se mantendrán ciertas tendencias históricas en particular en términos geopolíticos regionales.
Desde esa perspectiva, se afianzaría también una tónica americanista que tendría entre sus ejes centrales una mayor aproximación a Estados Unidos.
Los desafíos que plantea el futuro entre Buenos Aires y Brasilia serán interesantes y probablemente requerirán de un amplio y profundo gerenciamiento diplomático para fortalecer y profundizar la convergencia de intereses.
También de visiones creativas e imaginativas como las que impulsaron Raúl Alfonsín y José Sarney en Foz de Iguazú en 1985.
Desde la Declaración de Foz, las relaciones bilaterales y la integración regional adquirieron un momentun de evolución histórico particularmente atractivo. Con la creación posterior de la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), los dos países convirtieron las bases para que la competencia nuclear evolucionara a un proceso de confianza mutua.
Las relaciones entre la Argentina y Brasil llevan más de tres décadas de crecientes vinculaciones estratégicas que habrá que seguir estimulando para beneficio de ambos y de la región en su conjunto. También esa alianza quizás necesitaría acomodarse a los turbulentos tiempos globales. Todo indica que las intenciones están positivamente en el horizonte diplomático de los dos países.
Es de esperar que, en demostración de la continuidad de los lazos especiales que existen entre Buenos Aires y Brasilia, el primer viaje al exterior del próximo Presidente del Brasil, tal como lo hicieron algunos predecesores, sea a la Argentina.