CELSO AMORIM

"El nuevo canciller coloca a Brasil en la Edad Media"

Ernesto Fraga Araújo fue anunciado por el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, como futuro canciller. Él es el autor de un ensayo breve "Trump y el Occidente", de 36 páginas, que reivindica a Donald Trump como alguien que representa “la recuperación del pasado simbólico, de la historia y de la cultura de las naciones occidentales." En plena campaña presidencial, el nuevo canciller comenzó a publicar un blog con fuertes críticas al PT del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (para él, el "Partido Terrorista") y elogios a Bolsonaro. Araújo es el jefe del departamento para Estados Unidos, Canadá y Asuntos Interamericanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, un rango intermediario del sistema diplomático brasileño. Entre las posiciones controvertidas del diplomático se menciona una gran admiración al antiglobalismo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el rechazo a valores considerados por él "decadentes", como "democracia", "cooperación", "tolerancia" y "políticamente correcto" -opiniones emitidas por Araújo en el artículo "Trump y Occidente", publicado en una revista especializada en 2017-. El embajador Celso Amorim criticó la nominación de Araújo para encabezar el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Jair Bolsonaro. Amorim, alguna vez considerado "el mejor canciller del mundo" por la revista estadounidense Foreign Policy, le dijo a la web Brasil de Fato: "Yo leí un poco sobre el ministro nombrado y él niega la importancia de las normas internacionales. Entonces, estamos volviendo a la Edad Media. El debate se vuelve imposible, es como ver una película surrealista con connotaciones de pesadilla".

S. PAULO (Brasil de Fato). El presidente electo Jair Bolsonaro anunció la designación del diplomático Ernesto Fraga Araújo para el cargo de ministro de Relaciones Exteriores de su gobierno. El nombramiento viene siendo cuestionado debido a la inexperiencia y las opiniones polémicas y conservadoras de Araújo.

Entre las posiciones controvertidas del diplomático se menciona una gran admiración al antiglobalismo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el rechazo a valores considerados por él "decadentes", como "democracia", "cooperación", "tolerancia" y "políticamente correcto" -opiniones emitidas por Araújo en el artículo "Trump y Occidente", publicado en una revista especializada en 2017-.

Para el ex ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, que actuó durante 2 períodos de la redemocratización brasileña, por 8 años en el gobierno del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, y durante 2 años del gobierno de Itamar Franco, si las posiciones de Araújo y de Bolsonaro se pusieran en práctica, representarían la "vuelta a la Edad Media".

Las opiniones de Fraga Araújo fueron divulgadas en artículos escritos y publicados tanto en los "Cuadernos de Política Exterior", del Instituto de Investigación de Relaciones Internacionales (IPRI), como en un blog personal, creado en septiembre de este año por el diplomático, llamado "Metapolítica 17 - Contra el Globalismo".

En los textos, Araújo llega a afirmar que él es contrario a un supuesto "marxismo cultural" que invade las relaciones exteriores, que el nazismo fue una experiencia socialista y que el ambientalismo, la preocupación por el cambio climático, es una "táctica globalista de instalar miedo para obtener más poder ".

Según Amorim, un posicionamiento anti-globalización y sometido al gobierno de EEUU sería perjudicial para las relaciones brasileñas con la gran mayoría de los países del mundo. "Creo que el problema de todo esto no es sólo lo que va a suceder ahora, pero que la credibilidad de Brasil quedará afectada por mucho tiempo, por décadas. Será muy negativo para la integración latinoamericana, que implica el reconocimiento de otras culturas, potencialmente muy negativo con nuestras relaciones con África, porque la manera en que habla tiene que ver sólo con el pasado europeo", afirmó.

El nombramiento de Araújo fue anunciado por Bolsonaro a través de su cuenta en Twitter. "La política exterior brasileña debe ser parte del momento de regeneración que Brasil vive hoy", escribió, clasificando al diplomático como "un brillante intelectual". Ernesto Fraga Araújo tiene 51 años, nació en Porto Alegre y está formado en Letras. Más recientemente, el diplomático sirvió en Alemania, Canadá y Estados Unidos, actuó como subjefe de gabinete del entonces canciller Mauro Vieira, de 2015 a 2016.

La entrevista completa a Amorim:

-¿Qué piensa usted sobre las posiciones pro-Trump, antiglobalismo y contra un supuesto "marxismo cultural" defendidas por el futuro ministro de Relaciones Exteriores?

-En el caso de que no se trate de una fantasía, que si no fuera trágica sería cómica, desgraciadamente es trágico porque traerá consecuencias para Brasil y para su inserción en el mundo, para la paz mundial, a la que Brasil contribuye. No estoy hablando sólo con respecto a la política que hemos hecho en los últimos 12 años, sobre todo en los 8en que estuve con el ex-Presidente, Luiz Inacio Lula da Silva, pero en relación a otros períodos. No hay comparación.

Yo fui embajador en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, tenía divergencias pero era todo en el plano de lo racional. Aquí estamos en el plano de una total fantasía, pero desgraciadamente es una fantasía dañina, porque tendrá consecuencias prácticas, atravesando nuestra política totalmente una persona que ya es objeto de restricciones en todo el mundo, en todos los países civilizados y democráticos hay críticas fuertes a Donald Trump.

Ahora él pasó por París marcó -en la conmemoración del final de la 1ra. Guerra Mundial-, ya tuvo otro episodio con (Emmanuel) Macron [Presidente de Francia]. Es una persona que quiere destruir todo lo que fue creado, en gran parte por el propio Estados Unidos, que es la estructura normativa mundial.

He leído un poco sobre el ministro nombrado y él niega la importancia de las normas internacionales. Estamos volviendo a la Edad Media, es una especie de Derecho Internacional pre-Hugo Grocio (un famoso pensador que fue precursor del Derecho Internacional moderno). En este caso el debate se vuelve imposible, es como ver una película surrealista con connotaciones de pesadilla.

-¿Qué significa que un ministro de Relaciones Exteriores se declare contrario al globalismo / la globalización?

-Es vivir en otro mundo. No tiene cabida. Usted puede, incluso, ser crítico de ciertos aspectos de la globalización. Nosotros mismos somos críticos, cuando defendemos la agricultura familiar, que el comercio internacional tiene que tener ciertas reglas. Ellas son necesarias para disciplinar la globalización, para que los beneficios sean distribuidos de manera más justa. Pero no se puede negar la globalización. Usted no puede negar la vida, decir que ella era mejor cuando no había escritura, o no había prensa. Es algo parecido a eso.

Lo que marca este punto de vista es también una adhesión al trumpismo, una reproducción sin crítica de lo que Trump hace en Estados Unidos, que a mi modo de ver no es bueno ni allá: es contra inmigrantes, contra mujeres, perjudicial para los negros. Pero, en términos de política exterior, también es una política de confrontación permanente, no es política de diálogo, y no es pilar para una relación internacional. Trump está sentado sobre 5.000, 6.000 ojivas nucleares y tiene la economía más fuerte del mundo. No es nuestro caso. Entonces necesitamos la cooperación de nuestros vecinos, para mantener nuestras fronteras, por ejemplo.

Yo siempre defendía el nacionalismo, pero un nacionalismo desarrollista y solidario con otros países, no este nacionalismo estrecho ... No sé, es tan fantástico que es difícil imaginar, pero creo que puede crear un problema con nuestros vecinos. Si sumamos eso a las otras declaraciones que ya hemos escuchado de (Jair) Bolsonaro, de que el Mercosur no es prioridad, todo esto genera una inmensa preocupación. Yo fui por casi diez años jefe de aquella casa, también fui ministro en el gobierno de Itamar Franco y embajador en el gobierno FHC. Tengo mucha pena de los jóvenes diplomáticos que van a tener que enfrentar un Brasil que nunca conocí.

-En otros artículos Ernesto Araújo elogia mucho el occidentalismo, aprecia mucho por la historia de Occidente ...

-Esta es una noción totalmente superada, incluso he visto citar a (Ostwald) Spengler, un autor pre-nazi (Der Untergang des Abendlandes. Umrisse einer Morphologie der Weltgeschichte - La decadencia de Occidente), es una obra en dos volúmenes que habla de la decadencia de Occidente, una visión que no tiene nada que ver con la realidad. La idea de la decadencia es contraria al ascenso del pueblo, de las masas, les gustaría una realidad completamente elitista.

Creo que causa tanta perplejidad que todavía no sé ni lo que va a suceder, porque es fuera de lo común. No he visto nada semejante. Nadie de Itamaraty procesa ideas semejantes. Nadie con peso, con autoridad. Puede ser que haya personas excéntricas pero si se trata de aplicar esas ideas a la política exterior será un desastre absoluto.

Él construyó una teoría cultural individual, que no tiene nada que ver con el mundo real. Y es negativo porque coloca a Brasil como un siervo intelectual y cultural del trumpismo, que es algo hecho hasta para los EEUU de forma equivocada. Pero que aún es posible comprenderlo desde el punto de vista de un país más fuerte, que puede rechazar estar sujeto a las normas. Sin embargo, [Brasil] no tiene fuerza para ello.

Será muy negativo para la integración latinoamericana, que implica el reconocimiento de otras culturas. Será potencialmente muy negativo para nuestras relaciones con África, porque la manera en que él habla tiene que ver sólo con el pasado europeo. Cuando decimos que Brasil es un país occidental, ¿qué quiere decir? 51% de nuestra población es de origen africano, ¿qué vamos a hacer con esa población? ¿Arrojarla al mar?

-¿Podría citar programas y políticas específicas relacionadas con las relaciones internacionales que serán impactadas por el discurso y posibles medidas del nuevo gobierno?

-Muchas cosas ya han sido afectadas durante el gobierno de Michel Temer, por inacción, por una servidumbre a Estados Unidos, pero que no era a Trump y sus ideas, era algo más amplio. Por ejemplo, la nula prioridad dada a los BRICS. Todo eso ya venía ocurriendo. Pero ahora temo que eso se agrave y gane un carácter teológico, que será difícil de revertir. Creo que el problema de todo esto no es sólo lo que va a suceder sino la credibilidad de Brasil, que quedará afectada por décadas.

-Con la gran mayoría de los países del mundo...

-Sí, con todos los países del mundo, y le diré la verdad: creo que incluso con Estados Unidos, porque ellos nos pasaron a respetar, e inclusive dialogar, cuando defendimos nuestra opinión. Hemos tenido muy buenas relaciones hasta con George W. Bush, discrepando mucho respecto de varias posiciones que él tomaba, pero nuestra relación, tanto en el comercio como la inversión, la creación del G20, fue intensa con Estados Unidos y la Unión Europea, porque ellos respetaban a Brasil. Ahora, descubro una actitud que es hasta difícil de calificar, porque no quiero ofender al muchacho, que es de otra generación. Pero siento algo entre perplejidad y piedad.

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