CAMPAÑA

Macri 2019: No hablar de economía, polarizar sobre seguridad y narcotráfico

3 años de Mauricio Macri y el resultado es decepcionante aunque quienes afirman que no ven alternativas mantienen cierto apoyo al Presidente de modo tal que en medio de una crisis gigante de la economía, él puede lanzar su proyecto de reelección y con posibilidades ciertas de concretarlo. La Argentina volvió a la estanflación de CFK pero Macri habla de "Protocolo Bullrich". Macri es un Presidente inédito que en un mismo mandato provoca 2 recesiones, y la opinión pública se distrae debatiendo sobre violencia en el fútbol profesional. En fin...

La decisión del Gobierno de “blanquear” el llamado “Protocolo Bullrich” para las fuerzas federales de seguridad fue resultado de las encuestas que suele hacer la Casa Rosada para conocer el estado de la opinión pública y los números fueron contundentes: Más de 85% de aprobación a la presencia de fuerzas de seguridad en las calles para evitar manifestaciones y hechos de violencia durante el G20; a tal punto que en las redes sociales (RRSS), tuvo inmensa repercusión el pedido de votantes macristas -y una franja amplia de independientes-, de que el operativo “cerrojo” que se aplicó 3 días, se mantuviera luego de que finalizara la cumbre de líderes mundiales.

De esta forma, el “Protocolo Bullrich” y el proyecto de Ley “Antibarras” se inscribe en el proceso de polarización que impulsa el Gobierno de Mauricio Macri en vista de las elecciones 2019 y, en principio, ambos dieron muy buenos resultados. Por un lado, el “Protocolo Bullrich” causó el enfrentamiento contra las organizaciones de derechos humanos. Por otra parte, el proyecto de Ley “Antibarra” fracasó en su tratamiento de tratamiento en el Congreso y se postergó para el año que viene, ante la falta de consenso con el “Peronismo Federal” y el massismo; y el rechazo simple y directo de los legisladores kirchneristas y de izquierda.

Sin embargo, en este marco de agudizar la polarización, la mejor noticia para la Casa Rosada es que el “Peronismo Federal” o “Alternativo” -eso de no tener un nombre claro comienza a jugarle en contra-, resolvió que va a darle un giro a su discurso político y comenzará a criticar con más fuerza al Gobierno, lo que implica que comienzan a disputarle los votante a Cristina Fernández y al kirchnerismo; en vez de intentar obtener sufragios de parte de los votantes independientes.

Cuidado: también acerca al Peronismo Federal a Unidad Ciudadana para el caso que se inicien negociaciones serias de unidad. Pero la Casa Rosada prefiere no pensar en esto y verlo como un Nosotros vs. Ellos.

De confirmarse esta tendencia que va a comenzar a mostrar el “Peronismo Federal” en las próximas horas, se configura un escenario similar, pero inverso, al que vimos en 2015, cuando dos agrupaciones se colocaron de un lado (el Frente para la Victoria y el Frente Renovador, por distintas versiones de “continuidad”), mientras que el PRO se colocó del lado del “cambio”. Ahora, “Unidad Ciudadana” y el “Peronismo Alternativo” van a encarnar el “cambio” (o sea, el antimacrismo), mientras que el oficialismo hará propio la “continuidad” (o sea, el macrismo).

Es el mejor escenario que buscaba el Gobierno para las elecciones 2019. Ahora, va por el escenario ideal: Que en la campaña electoral no se discutan los fracasos o éxitos de la gestión, las promesas incumplidas por el macrismo o que la economía domine el discurso de los candidatos; pero si se hable de seguridad, combate contra el delito y el narcotráfico, discutir la política de derechos humanos heredada desde el regreso de la Democracia y todo lo que implique la “columna vertebral” del “discurso garantista” sobre el cual legitimó su acción el kirchnerismo.

¿Es posible que en medio de esta inmensa crisis económica y con la cantidad enormes de errores y fracasos económicos que cometió el Gobierno de Mauricio Macri en estos tres años se hable de derechos humanos, combate a la delincuencia o garantismo? Sin duda, es una apuesta desafiante para los futuros candidatos de “Cambiemos”. Pero si el kirchnerismo y el “Peronismo Federal” hablan de economía y el macrismo habla de seguridad y garantismo; la toma de decisión de los votantes independientes, que son quienes definen la elección, será mucho más competitiva para la Casa Rosada.

A decir verdad, a 11 meses de la votación, todo es incertidumbre. El o los ejes de la discusión en la campaña dependerán, en gran parte, de las dimensiones de la crisis económica. Tal como ya se ha dicho, una situación crítica que se mantenga 3 meses y se revierta, aunque sea con lentitud, ayuda más al Gobierno que si tarda 6 o 9 meses. Por el contrario, cuanto más se alargue la recesión, más con las chances de que la opción más antimacrista, es decir, el kirchnerismo, tiene mayores posibilidades de sumar más votos independientes.

Hay otros factores que pueden cambiar todo el escenario electoral. Por ejemplo, que María Eugenia Vidal sea candidata a Presidente de la Nación por “Cambiemos”, o que Cristina Fernández de Kirchner no busque un 3er. mandato, o que se produzca la tan mentada “unidad” entre el kirchnerismo y el “Peronismo Alternativo”; incluso, una decisión extemporánea de Elisa Carrió puede desequilibrar la distribución de votos.

En ese sentido, las candidaturas de José Luis Espert, Alfredo Olmedo y/o Roberto Lavagna, no van a modificar, para nada el escenario, dado que en mejor de los casos, nunca pasarán las PASO.

¿Pueden sacarle votos a Mauricio Macri? Sin duda, pero cada uno de ellos en un segmento socioeconómico diferente, aunque ninguno tan voluminoso que pueda cambiar el sentido de la elección, aún cuando esos puntos de votos que se perderían en las PASO, en la 1ra. Vuelta se van a redirigir.

De allí la necesidad imperiosa que tiene la Casa Rosada para que las Primarias, Abiertas, Simultánea y Obligatoria se lleven a cabo, aunque el discurso oficialafirme lo contrario. En el fondo, fue “jueguito para la tribuna”.

Donde crecen las dudas políticas es en el llamado “Círculo Rojo”, dado que la desilusión con el macrismo es inmensa y los que no están envueltos en el “GloriaGate” tiene sus empresas a un paso de cerrar por la recesión, o los balances acumulan miles de millones de pesos de pérdida, o no logran posicionarse para ninguno de los negocios que suele repartir el Gobierno para sus amigos.

Y, para colmo, quizás, por primera vez en la historia argentina, fueron procesados -y con pedido de detención- el dueño del grupo industrial más grande del país, Paolo Rocca; y el accionista principal del banco privado con mayor cantidad de sucursales, Jorge Brito.

Que los “hombres del poder” podían estar inmersos en decenas de causas judiciales por corrupción, era imposible de pensar en la Argentina. Y que lo fueran en un gobierno encabezado por uno de sus pares, no imaginable. Pero ocurrió. Así, en tres años, el “Círculo Rojo” pasó de no tener diálogo con la Casa Rosada a temer ir presos, o a tener que declararse en default, o acumula pérdida como nunca en los últimos 20 años.

Pero no subestimar: el "Círculo Rojo" tiene herramientas para fustigar durísimo a Macri. Por ejemplo, mantener su decisión de no inversión directa. O multiplicar su no contratación de mano de obra.

En definitiva, el “Círculo Rojo” se divide en 4 partes:

** Los que analizan apoyar o no a CFK;

 

** los que dudan en apoyar una reelección de Mauricio Macri si se mantiene Marcos Peña como Jefe de Gabinete, Nicolás Dujovne como ministro de Hacienda y Finanzas y sin que haya un plan económico que baje realmente la inflación y proteja a los sectores más vulnerables al impacto externo;

** los que evalúan reconciliarse con el Gobierno de Macri para participar de cualquier forma de lo que viene;

** los que prefieren mantenerse prescindentes... todavía.

Por 3ra. vez, la Unión Industrial Argentina le presentará al Gobierno de Mauricio Macri una serie de propuestas para revertir la recesión, el cierre de empresas y la acumulación de pérdidas. Las primeras 2 veces no fueron escuchadas. ¿Qué hace cree que ahora si van a ser tomadas en cuenta por la Casa Rosada?

Si algo queda claro, la gestión del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, en estos 3 meses, no solucionó ninguno de los problemas que enfrenta el sector productivo.

Han pasado 3 años de imposibilidad/incapacidad de diálogo entre los principales funcionarios de Mauricio Macri y la Unión Industrial Argentina.

Mientras el Gobierno reduce trámites aduanales o burocráticos, los industriales piden crédito subsidiado; mientras el Gobierno ofrece un peso más competitivo, los industriales piden Reforma Laboral; mientras la Casa Rosada firma acuerdos de comercio con múltiples países, los industriales exigen baja de presión fiscal.

Han sido 36 meses de un diálogo de sordos entre un Gobierno que no escucha y un sector industrial que repite los mismos pedidos a todos los Gobiernos desde hace 50 años.

Los bancos guardan un cuidadoso silencio. Sus ganancias, que son inmensas y casi todas vienen de operaciones financieras con el Banco Central o con el Tesoro Nacional.

Sin embargo, medido en pesos, aseguran que la rentabilidad está 10 puntos porcentuales por debajo de la inflación y que sus activos, en dólares, valen la mitad.

Pero si los comparamos con empresas quebradas o con comercios cerrados, los banqueros no parecen ver el medio vaso lleno, prefieren mirar el medio vaso vacío.

La destrucción del ecosistema de medios de comunicación es inmensa. Los medios que no quiebran, son vendidos y, los compradores, son grupos más o menos “advenedizos” que están más o menos cerca del macrismo, salvo algunas excepciones. La apuesta es a la pauta oficial, lo mismo que ocurrió durante el kirchnerismo, pero sin las cifras escandalosas o las sospechas de hechos de corrupción.

Sin embargo, el macrismo es tan negativo para el futuro de los medios de comunicación como lo fue el kirchnerismo.

Por su parte, el campo sufre las idas y vueltas de política cambiantes y de una meteorología que, muchas veces, es impiadosa. El año que no hay sequía, suben los Derechos de Exportaciones; y el año que bajan los Derechos de Exportación, suben ABL y los Ingresos Brutos. Pero, en otros años, hay subas de impuestos y mal clima, sumado falta de crédito o financiamientos con tasas que hacen imposible endeudarse. Y todo esto esperando que en el exterior, nadie inicie una guerra comercial, lance una súper semilla o tenga rendimientos inmensos que depriman los precios.

Hoy se cumplen 35 años desde el regreso de la Democracia y 3 años desde que asumió Mauricio Macri. El balance no podría ser peor, no porque la Democracia haya sido mala, al contrario, ha resistido pese a intentonas militares, crisis económicas profundas y proyectos populistas hegemónicos. El fracaso ha sido de una clase política que desde 1983 para acá, creó más pobres, cerró más empresas, aumentó el endeudamiento, redujo el ahorro y la inversión, atrae menos inversiones extranjeras, ofrece menor calidad de vida, salud y educación; y tiene un Estado más grande, bobo y voraz.

En ese sentido, el Gobierno de Mauricio Macri no escapa del resto de la clase política. Pese a no ser peronistas ni radicales, a tener la mayor cantidad de funcionarios de clase alta, con mayor cantidad de títulos universitarios y más extensos pasos por el sector privado que se vio en un Gobierno desde 1983; el macrismo, en los resultados fríos, no es muy diferente de radicales y peronistas. Prometieron cambiar y no cambiaron. Quizás, esa sea la mayor desilusión del votante macrista: su mediocridad.

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