RÍVER-BOCA, CON LA MÚSICA EN OTRA PARTE

La Libertadores, un botín ofrendado en la Madre Patria

La final de la copa sudamericana que los clásicos rivales argentinos, Ríver y Boca, no pudieron disputar en su país, y que terminó siendo llevada al estadio Bernabéu del Real Madrid, discurrió con toda normalidad, el operativo de seguridad no tuvo mayores problemas y, por si hiciera falta, desnudó que los negocios colaterales de ¿800? barrabravas, amparados por la Justicia, los dirigentes políticos y los del fútbol (el mismo perro con diferente collar) pudieron más que la pasión de más de 60 mil espectadores que iban al Monumental a ver el partido, o los 350 mil abonados de la región a Fox Sports que lo seguirían desde sus hogares. Que un operativo de seguridad que costó $6 millones y desplegó 2300 efectivos no lograse evitar que la parcialidad millonaria agrediera al micro que trasladaba a los jugadores visitantes para que pudiera arribar sano y salvo al estadio, como sí pudo hacerlo el jefe de la 12, Rafael Di Zeo, cuando lo escoltó exitosamente al aeropuerto de Ezeiza para que embarcaran a Barajas, es demasiado sugerente, como para no ponerse a pensar en el botín que, como consecuencia, se mudó allende el Atlántico, donde se instaló el marketing del gran superclásico que enfrenta a 2 clubes de una misma bandera, como Real-Barca, Juve-Inter, Nacional-Peñarol, etc., que en el caso de Ríver-Boca se hallan entre los top 10 del mundo. Aunque no se dio a conocer oficialmente la recaudación que dejó una concurrencia de 62.282 espectadores, se estima que rondó los US$ 6 millones (en euros), frente a los US$2,5 millones (en pesos) que habían juntado las boleterías del Monumental para la definición suspendida por los incidentes. Claro que, además de enjugar los gastos perdidos en las jornadas truncas de Buenos Aires y reintegrarle a Ríver el valor de los ticketes vendidos para que lo devuelva (liquidándole en el mismo acto la multa de US$400 mil con que lo sancionó por los sucesos), los 2,5 millones de euros que cuesta alquilar el Bernabéu “all included” deberán salir de la recaudación madrileña. Pero por otro lado, embolsó los $500 millones de la Fox Sports por los derechos a transmitir la final, cuyo alcance de audiencia se habría visto ampliado a 200 millones de teleespectadores, gracias al numeroso aporte que le arrimó el acoplamiento comercial de Movistar y Orange para Europa. La Conmebol hasta se dio el lujo de reconocer en la adición el costo del viaje y estadía de las delegaciones completas con jugadores, asistentes, dirigentes y allegados, de ambos partenaires del espectáculo exportado.

Buenos Aires amaneció el día siguiente de la final de la copa Libertadores 2018 entre los clásicos rivales, Ríver y Boca, con vallas de seguridad aún colocadas en las calles de las inmediaciones del Monumental y con los ecos de incidentes, heridos y detenidos aún flotando en el obelisco. Aunque el partido se haya jugado en la víspera, muy lejos, al otro lado del Atlántico, en Madrid, y acá haya habido sólo festejos.

Como contraste, en la capital española se vivió una jornada deportiva normal, en absoluto orden antes, durante y después del encuentro en el estadio Santiago Bernabéu, ante 62.282 espectadores, según el parte difundido, entre los que se contaban unos 10 mil simpatizantes de ambos clubes que viajaron desde Argentina, más los que se pudieron haber sumado de los 350 mil residentes por esos lares, de acuerdo con la información del embajador Ramón Puerta, y el refuerzo de la afición local que invirtió entre 80 y 300 euros para no perder la oportunidad de presenciar la definición de la copa sudamericana en su tierra. 

No fue necesario que estuviera en Madrid el capo de la 12, Rafael Di Zeo, para garantizar la seguridad del micro de Boca, como lo hizo en la caravana que lo trasladó al aeropuerto de Ezeiza para embarcar rumbo a Barajas.

Si bien no tenía restricción de salida, iba a tener problemas en España y prefirió no forzar las cosas. Halló el modo de no perder presencia al apelar a sus influencias en la barra Ultra Sur del Real Madrid, a cuyos líderes él mismo instruyó, al igual que a otras latinoamericanas, en los negocios que se pueden hacer desde el tablón, de los que daba cátedra en la Universidad de las Hinchadas de su creación.

Se las arregló muy bien la policía española aún cuando tuviera que extremar algunos controles, en especial en la calle Marcelino Santa María, de la zona de Castellana abajo, en Raimundo Fernández Villaverde, pintada de azul y amarillo, que fue donde se concentraron los simpatizantes boquenses hermanados con los merengues.

Estaban bien lejos de donde paraba la parcialidad riverplatense, en la  plaza de Castilla, quienes recién para la hora del café se hicieron notar con abundantes latas de cervezas y los minis. En la parte norte del Bernabéu se juntarían con los pares de los Bukaneros de Rayo Valenciano.   

Igual, en los lugares céntricos madrileños y las adyacencias del estadio alegremente se fotografiaban juntos los hinchas de Ríver y de Boca, cuando en su país se muestran beligerantes a punto tal que desde hace más de 5 años se mantiene prohibida la asistencia de público visitante a las canchas.

Aun con esta veda, según informaron por las autoridades, para el primer partido hubo unos 1.500 efectivos y también formaron parte del dispositivo 200 integrantes del programa Tribuna Segura, con un costo estimado del operativo de $4 millones. Y eso que iba únicamente la gente de Boca.

En la cancha de River, hubo 2.300 efectivos policiales para un operativo que insumió $ 6 millones (50% más) e igual fracasó: no se pudo jugar el partido.

La confraternidad que mostraron en España ambas parcialidades, en un marco de controles para el que el operativo de seguridad destacó 4 mil agentes que representarían unos US$800 mil.

Faltaron espectadores

Los antecedentes violentos que determinaron la decisión de trasladar el encuentro a Madrid hicieron extremar medidas de precaución que terminaron limitando los accesos.

Así, en la transmisión televisiva era visible que una de las bandejas superiores estaba prácticamente vacía, lo cual hizo resentir seguramente la recaudación, de los 50 millones de euros que se habían estimado en los cálculos previos.

En ningún medio especializado español ni por supuesto compatriota se dio a conocer la cifra final de recaudación, una ausencia de transparencia que no llama la atención cuando está la Conmebol a cargo de la organización.

En la previa, las elucubraciones de taquilla daban cuenta que se estaría en torno de los US$6 millones, resultantes de la venta de localidades desde 70 a us$260. En la ida, en la Bombonera, había sido del equivalente a US$1,6 millones, y en el doblemente suspendido match del Monumental los 66.266 tickets truncos reportaron unos US$2,6 millones, que ahora deberán ser devueltos por Ríver, aunque la Conmebol podría de hecho condonarle los US$ 400 mil que le fijara en concepto de multa para colaborar con esa restitución.

Las cuentas entre disputar la final en España y haberlo hecho en el país no le dieron tan mal al nuevo campeón de la Libertadores. Neta, obtuvo una diferencia a favor de US$4,5 millones (3,95 millones de euros) entre ambas recaudaciones, de los cuales tuvo que resignar unos US$ 660 mil por los costos de haber abierto el estadio con los respectivos operativos de la organización en las 2 jornadas de suspensión originadas en la agresión de un grupo de su parcialidad al micro de Boca Juniors, y le costó más de US$500 mil adicionales contratar en Madrid la seguridad pública (US$100 mil), seguridad privada (80 mil), estacionamientos (60 mil), seguros de espectador (80 mil) y otros 200 mil en gastos en personal, que deberían estar incluidos en el alquiler que cobra el Real Madrid por el Bernabéu, 2,5 millones de euros en total, si fuera ese el arreglo finalmente hecho por su presidente, Florentino Pérez, con Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol, que será quien deba pagarle al Real la factura completa.

O sea que que, reduciendo los costos que demanda organizar el partido, la taquilla madrileña podría dejar US$3,4 millones limpios sin contar el caché merengue.

De ese monto, el dirigente paraguayo advirtió que la entidad reconocerá a River los gastos que hizo constituyendo un fondo con el saldo del movimiento económico del superclásico en España y “después deberá decidir qué hacer con ello, ya que el resto fue para cubrir los gastos del traslado de hasta 40 personas en clase ejecutiva, los hoteles, la comida, los transportes de este partido más todo lo que sale abrir las puertas va a correr por parte de la administración. Y lo demás, va a ir para el fondo que se va a poner aparte, va a estar auditado y se va a destinar a combatir la violencia", señaló.

Por fuera de este acuerdo, ambos clubes destinaron la misma cantidad de dinero a pagar por su cuenta delegaciones excedentes.

Aunque nada se precisó al respecto, es probable que de ahí salga la cancelación de las multas que la Conmebol había aplicado sucesivamente a los millonarios y suman unos US$110 mil.

La televisión fue un capítulo aparte dentro del cambio de escenarios. A nivel local, Fox Sports, que posee los derechos de televisación en el país y la región, había pagado unos $300 millones por el primer partido y para la revancha en Núñez el estipendio se fijó en $500 millones, pero al jugarse en España agregó #Vamos y Movistar Liga de Campeones, que se contratan en Movistar y Orange, y por internet se emitió en directo también por as.com.

De modo que la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, se situó en la 2da y la 3ra posición del ránking de audiencia con la prórroga (5.3% y 984.000) y el partido (4.8% y 864.000), emitido en el canal #Vamos de Movistar, según vertele.eldiario.es.

Logró 11.7% de promedio de cuota en el total día, que lo situó en 2da posición sólo por detrás de Telecinco (12%) y superando al resto de cadenas.

En Argentina, Fox promedió los 37 puntos de rating y tuvo picos de 40 en su transmisión oficial por cable, cuando en el partido de ida, el 11 de noviembre en La Bombonera, los guarismos habían sido 30 y 37.

La publicidad nacional que percibió el canal fue estimada por Infobae, no bien se supo el traslado a Europa del trascendente match sudamericano, en $800 millones.

La Confederación Empresarial de Madrid -CEOE- estimó que la audiencia televisiva total alcanzó los 200 millones, precisamente por el rebote de haberse disputado la final en la capital española y ser propalada por la red europea.  

Inclusive, el presidente de CEOE, Juan Pablo Lázaro, informó a Europa Press que a su país el superclásico le representó unos ingresos totales de 92 millones de euros, de los cuales 42 se percibirán de forma directa y otros 50 de forma indirecta, además del rédito turístico que capitaliza Madrid, según publica 5Días, en virtud de que el evento equivaldría a una "gran campaña de publicidad multicanal a nivel mundial".

Las finales de la UEFA Champions League, para tener una idea del impacto económico que produce en ciudades europeas, han superado los 50 millones de euros.

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