SEGÚN ESTUDIO

Tener el teléfono cerca, aún sin tocarlo, también puede volverte ausente

Estoy cenando con un amigo o con mi pareja. Por las dudas, apoyo el teléfono sobre la mesa. Ni lo miro. Ni lo toco. Lo tengo ahí solo por las dudas. Se sabe que estar mirando todo el tiempo el teléfono cuando uno comparte tiempo con su pareja o con alguien con quien quiere mantener una conexión profunda, es perjudicial respecto de ese objetivo. Pero, tenerlo ahí, aún sin tocarlo, ¿también lo es? Según estudios, sí.

La tecnología es la herramienta que nos permite sentirnos más cerca de aquellos que amamos cuando no los tenemos presentes. Podemos compartir una foto del lugar donde estamos, de la comida que estamos por comer, podemos mostrarles cómo nos sentimos a través de una videollamada, o solo hacerles saber que los tenemos presente a través de un mensaje. Sin embargo, estudios recientes muestran que la tecnología también puede ser una herramienta que nos aleja de las personas que amamos cuando las tenemos presentes, explica la revista Psychology Today.

Esto es especialmente cierto en el caso de una relación romántica. Es sabido que estar mirando todo el tiempo el teléfono, puede ser un hábito muy molesto para tu pareja, pero, ¿qué pasa cuando tenemos el teléfono cerca y no lo miramos? ¿Aún así puede resultar perjudicial respecto de la conexión e intimidad que deseamos tener con nuestra pareja? Estudios recientes muestran que .

En el mundo anglosajón se inventó el término "phubbing" para describir el fenómeno por el cual le prestamos más atención al teléfono que a la persona que tenemos enfrente. Todos lo hemos hecho, y a todos nos lo han hecho.

Un estudio publicado en el Journal de Psicología Social Experimental en septiembre de 2018, asegura que los teléfonos celulares socavan nuestra capacidad de disfrutar de los encuentros sociales cara a cara. Para comprobarlo, Ryan J. Dwyer, Kostadin Kushlen y Elizabeth W. Dunn, juntaron a los participantes a compartir una cena en un restorán.

Los investigadores pidieron a algunos de los participantes que estuvieran atentos a sus teléfonos, con la excusa de que les llegaría una encuesta, mientras que a otros les pidieron que los silenciaran y guardaran. Tras la comida, los participantes completaron una encuesta relatando su experiencia. Los resultados mostraron que los que habían mantenido el teléfono sobre la mesa, se habían sentido más aburridos y habían disfrutado menos que aquellos que habían guardado los teléfonos. Esto era explicado por lo distraídos que estaban por la presencia de sus teléfonos.

En un segundo estudio, los participantes respondieron preguntas varias veces durante una semana, indicando lo que habían estado haciendo en los últimos 15 minutos y cómo se sentían. Lo distraídos que se sentían los participantes al usar sus teléfonos, se relacionaba con menores niveles de disfrute, más aburrimiento y menos conexión.

En 2012, otro estudio, de Andrew K. Pryzybylski y Netta Weinsetin, también halló que la mera presencia de un teléfono es un problema para la conexión y la intimidad. Los investigadores pidieron a pares de participantes que conversaran sobre un hecho significativo o simplemente de manera casual. La mitad de ellos tenía el teléfono con ellos y la mitad no.

Subsiguientemente, midieron los niveles de cercanía, calidad relacional, confianza y empatía de los participantes. Los resultados mostraron que la mera presencia de un teléfono fue suficiente para interferir con la conexión interpersonal. Cuando había un teléfono presente, los participantes reportaban menor cercanía, calidad relacional, confianza y empatía.

Así que ahora ya sabemos, si deseamos construir una intimidad con alguien, estar ahí 100% presentes, en conexión con esa persona, lo ideal es silenciar/apagar el teléfono, o dejarlo en otra habitación.

 

Para Sherry Turkle, profesora del Instituto Tecnológico Massachussets, el problema es que escapamos del aburrimiento huyendo hacia el teléfono. Pero terminamos atrofiando esos ricos momentos de soledad, que necesitamos para saber quiénes somos -clave para luego acercarnos verdaderamente a otras personas-.

"El aburrimiento es tu imaginación llamándote. Es importante ir hacia adentro, es importante cultivar tu vida interior. Cuando experimentás aburrimiento, tu cerebro no está para nada aburrido. El cerebro está disponiendo de esas partes del cerebro asociadas a una memoria autobiográfica estable. Por lo que no es bueno huir de cualquier momento de aburrimiento hacia el teléfono, sin embargo eso es lo que está pasando", plantea Turkle, según Mindful.org.

Turkle considera que necesitamos pasar tiempo solos y permitirnos estar aburridos para poder formar relaciones. De lo contrario, terminarás buscando tu auténtico ser en los demás, y no podrás percibir quiénes son verdaderamente ellos. Terminás sintiendo que no te escuchan, y no podés saborear a la otra persona.

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