Los datos revelados por la revista de música Rolling Stone fue que en los últimos recitales en vivo que dio en el estadio Rose Bowl, en California el 18/05/18, el equipo de seguridad de Taylor Swift instaló un sistema tecnológico de alta complejidad para reconocer facialmente posibles acosadores de la cantante.
EN LOS RECITALES
Taylor Swift utiliza tecnología oculta para reconocer acosadores
La cantante estadounidense, Taylor Swift, cuenta con más de 113 millones de seguidores en Instagram. Muchos de ellos son acosadores o "haters" (odiadores) que la hostigan permanentemente. Su equipo de seguridad instaló una tecnología de reconocimiento facial en sus recitales para detectar a aquellos que acosan u hostigan a Swift a través de las redes sociales y no dejarlos ingresar. ¿Cómo funciona?
13 de diciembre de 2018 - 20:40
El sistema funcionaba escondido bajo la apariencia de una especie de tienda o quiosco donde la gente se paraba hipnotizada a mirar videos de los ensayos de su ídola. Sin embargo del otro lado había cámaras que tomaban fotos de ellos y las enviaban a un centro de mando en Nashville donde se comparaba esas caras con una gran base de datos de acosadores históricos de la cantante, hostigadores y demás personas que pudieran hacerle daño.
Mike Downing, la fuente de información de la revista, es el Director de Seguridad de la empresa Oak View Group y por ello pudo comprobar de primera mano cómo se utilizaba el reconocimiento facial en el concierto de Taylor Swift. "Todos los que pasaban se detenían y lo miraban, y el software entonces comenzaba a funcionar", había declarado Downing.
Pese a que muchos de los asistentes fueron "víctimas" de este software, ninguno de ellos sabía que la artista estaba haciendo esto en el concierto. Los espectadores lo ignoraban, pero eso no quiero decir que la decisión de Swift y su equipo de seguridad fuese ilegal.
Aunque el análisis de los asistentes con el reconocimiento facial no fuese ilegal, eso no ha evitado que algunos defensores de los derechos humanos hayan criticado el comportamiento de la artista y su equipo. Un ejemplo es Sarah St. Vincent, de Human Rights Watch, que mostró su punto de vista en unas declaraciones a Slate:
"Las empresas tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, y deben asegurarse de que cualquier vigilancia que realicen esté realmente limitada a lo que es estrictamente necesario para lograr un objetivo legítimo."
Las quejas de estos críticos aumentarán seguramente en el futuro, ya que compañías dedicadas a este tipo de eventos, como Ticketmaster, han comenzado a invertir en reconocimiento facial. La empresa mencionada, por ejemplo, acaba de hacerse con firma Blink Identity para utilizarla en el futuro.
Sus dueños están fascinados con esta nueva tecnología ya que, según la revista, la idea será no solo la seguridad sino la agilidad a la hora de entrar a un recital, que no haya filas.