"Cuando por fin logro salir de esa cocina, el LOCO ROMERO -N. de la R.: las mayúsculas son textuales- me agarra y me encierra en el baño con él, impidiéndome salir. Se baja los pantalones, saca su miembro afuera y me empieza a pedir que le practique sexto oral. Lo cual me negué reiteradas veces y le suplicaba que me dejara salir. Le llegué a prometer que que otro día lo hacíamos para que me abriera la puerta, golpee las paredes y la puerta para que alguien me abriera. Nadie me ayudó. Éste no me forzó a que le practicara sexo oral, pero si me insistió y no me dejaba salir del baño. Yo estaba desesperada. Este me abrió la puerta cuando escuchó que el Misio había salido del cuarto con mi amiga".
“Me negué reiteradas veces y le suplicaba que me dejara salir. Le llegué a prometer que otro día lo hacíamos para que me abriera la puerta, golpeé las paredes y la puerta para que alguien me abriera. Nadie me ayudó”, agrega.
En ese contexto ella relató la red de complicidades dentro de la organización K, empezando por el responsable de Logística Nacional, Miguel Ángel Despo, quien, según ella, “sonriendo, me dijo que me creía porque sabía que este tipo era así y que no fui la única a la que le pasó”.
Por recomendación de Despo, la joven trasladó lo sucedido al "Misio", propietario de la vivienda donde ocurrió el hecho. Sin embargo, tampoco recibió alguna satisfacción.
Una situación semejante se repitió con otros referentes camporistas y terminó con el alejamiento de ella de la organización, “harta de ver a mi abusador ahí y a los abusadores de mis compañeras”.
Sin duda es un punto relevante de su testimonio: ella, que pidió ser identificada como Stephanie, aseguró que, junto al suyo, hubo otros casos de abuso que "se encubrieron".
Romero admitió “conductas machistas” y aseguró que deja su responsabilidad política y que se somete “a los procesos que determine la aplicación del protocolo que la organización ha generado para éstos casos”.
A través de Twitter, Romero, de Florencio Varela, escribió: "Es por eso que he decidido dar un paso al costado de mis responsabilidades políticas para someterme a los procesos que determine la aplicación del protocolo", afirmó el legislador en Twitter.
Pero fuentes consultadas, señalaron que se trataría de un apartamiento partidario, y no renunciaría a su banca.
"Soy un varón criado en una sociedad patriarcal. Además soy un militante político con responsabilidades. Desde ese lugar, y a la luz del trabajo de visibilizacion que han hecho mis compañeras de la organización donde milito, puedo ver que en el pasado tuve prácticas machistas que en ese momento parecían naturales".
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La declaración, algo ambigua en su formulación, no termina de explicar si la renuncia implica que se pone a “nivel militante” para ser juzgado por sus pares, o si deja de manera definitiva el ejercicio de la política.
El descargo de Romero tuvo un pésimo recibimiento en las redes. Aparecieron comentarios pidiéndole la renuncia a su banca como senador.
“Te rajaron de la organización por intentar violentar, acosar y malos tratos a las pibas”, aseguraron algunos usuarios.
Si Romero reenunciara -él está completando hasta 2019 el mandato de Magdalena Sierra- su banca sería ocupada por Graciela Giannatasio.