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La sangre de La Tablada mancha a Nisman

La necesidad del mundo No K de derrotar al mundo K en 2015 llevó a relatos épicos difíciles de probar, utilizando las mismas técnicas de la izquierda K. Sin embargo hay relatos que no resisten el peso de la realidad.

La última vez que Gerardo Felipe Larrembebere apareció en los medios fue cuando renunció al Tribunal Oral Federal N°3, en noviembre de 2015, y le fue aceptado por Cristina Fernández de Kirchner. Días antes ya se había apartado su colega Miguel Pons.

Genuflexos, ambos investigaron por 2da. vez el atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y, junto al enemigo de los reporteros gráficos, Miguel Gordo, cumplieron con el mandato K de denunciar a Juan José Galeano y a Carlos Menem.

Larrambebere fue clave para su ex colaborador Alberto Nisman, quien aunque no se recuerde fue uno de los fiscales de la 1ra. investigación del 'caso AMIA' que luego se anuló, junto a Eamon Mullen y José Barbaccia.

Consecuencia de que, en muchas ocasiones, la muerte tiene un poder purificador, algunos decidieron olvidar luego del no aclarado fallecimiento de Nisman que 'la familia judicial' nunca le había perdonado aquel salvataje que le hizo Larrembebere, lo que se consideró una suerte de traición a Mullen y Barbaccia.

Nisman sobrevivió gracias a la protección de la Secretaría de Inteligencia representada por Antonio “Jaime” Stiuso, quien le consiguió la Unidad Fiscal especial AMIA.

La antigua relación entre Larrambebere y Nisman es más o menos conocida pero ahora la actualizan las audiencias del juicio por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la recuperación del cuartel de La Tablada.

Cuando Sonia Busassi y Andrés Fidanza relizaron para la revista Anfibia aquella investigación "El rompecabezas Nisman", ellos reprodujeron la historia:

"(...) El 23 de enero de 1989, el Movimiento Todos por la Patria (MTP) asaltó el Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada. La operación liderada por Enrique Gorriarán Merlo terminó con 39 muertos (entre civiles, policías y militares) y cuatro militantes desaparecidos.

El juez Larrambebere llegó al Regimiento poco después que el presidente Raúl Alfonsín, cerca de las 10 del martes 24 de enero. En la Oficina de Logística, sobre los fondos del cuartel de la Tablada, hizo un reconocimiento rápido de los detenidos. Estaban semidesnudos, atados y boca abajo. Al día siguiente constituyó el juzgado en el cuartel y comenzó a tomar declaración a todos los militares.

Nisman, que en esa época tenía 26 años, veraneaba en Florianópolis. Había viajado con un amigo de la adolescencia a quien, años más tarde, le dio un contrato generoso en la UFI-AMIA. Cuando se enteró del copamiento de La Tablada por televisión adelantó la vuelta de sus vacaciones. Larrambebere necesitaba un secretario más que lo ayudara en la instrucción del copamiento: el puesto sería de Nisman.

Larrambebere, jefe de Nisman, investigó el copamiento y la denuncia por apremios ilegales presentada por los militantes del MTP detenidos fuera del cuartel; y la supuesta desaparición de Iván Ruiz y José Díaz.

Sobre las torturas y maltratos, el juez dijo no haber encontrado elementos para imputar a nadie. En el caso de la desaparición de Ruiz y Díaz, le encargó a Nisman seguir su pista junto a los hombres del Ejército que los habían tenido bajo custodia. Según ellos, Ruiz y Díaz lograron salir de la Guardia de Prevención, saltando por una ventana cuando el techo se desplomaba por el fuego que consumía la estructura.

Nisman convalidó el increíble relato oficial: que los dos guerrilleros lograron escapar desarmados y heridos, después de combatir durante ocho horas, en un cuartel rodeado de policías y militares. (...)".

Estas graves irregularidades de Nisman son las que aparecen corroboradas en la crónica de Adriana Meyer, para Página/12, acerca de los testimonios en el juicio a la actuación del ex general Alfredo Arrillaga en aquellas jornadas en el Batallón de Infantería Mecanizada 3.

César Ariel Quiroga, en rol de chofer de ambulancia, y el ex sargento José Almada en rol de soldado, aseguraron en el juicio que Iván Ruiz y José Díaz fueron capturados con vida, torturados y luego desaparecidos.

Quiroga denunció que le hicieron firmar una declaración con hechos que él no vio. Esa testimonial falsa lleva la firma de Alberto Nisman, por entonces secretario del Juzgado de Morón.

Cuando Pablo Waisberg y Felipe Celesia, quienes preparaban el libro "La Tablada. A vencer o morir. La última batalla de la guerrilla argentina", le pidieron una entrevista a Nisman, a cargo de la UFI-AMIA, el diálogo se dirigió hacia el testimonio de los militares a los fiscales intervinientes:

"(...) —¿Entendieron o sintieron que los militares les habían mentido?

—En ese momento, no tanto; bastante después, sí, como que en definitiva a esos tipos los habían sacado del cuartel con vida. Estaban los que opinaban que evidentemente los sacaron y los mataron, y los que no creían para nada en eso. Algunos decían que en el fragor del combate, cotejando con otras declaraciones que los militares habían hecho con anterioridad, más o menos cerraba que hubieran muerto en combate. No te digo cincuenta y cincuenta, pero legalmente se llegaba a ese punto. La duda pasaba por un tema de convicción, pero no basado en prueba del expediente. (...)".

Imposible no recordar esta declaración en diciembre 2018. Quiroga relató que en 1990 él tenía 23 años cuando firmó una declaración testimonial ante Nisman que “no era” fiel a lo que él había declarado y que un “auditor del Ejército” (Marcelo González Roberts), presente en el juzgado de Gerardo Larrambebere, lo llevó aparte y le pidió que consintiera la “versión oficial para no dañar a la institución”.

¿Nisman participó de la coartada al Ejército por igual motivo?

El Movimiento Todos por la Patria (MTP) había atacado el cuartel. Pero la represión pudo acabar sin tanta truculencia ni muertes: esto siempre se sospechó. Y se aplica a los casos de José Díaz, Francisco Provenzano, Iván Ruiz y Carlos Samojedny.

El relato oficial afirmaba que Díaz y Ruiz fueron capturados y subidos a la ambulancia que conducía Quiroga, quien se los entregó al sargento Ricardo Esquivel, que luego apareció muerto.

La coartada que sostuvo el militar Jorge Eduardo Varando hasta su muerte fue que Ruiz y Díaz asesinaron a Esquivel y escaparon del regimiento.

“Esto que conté es lo que yo viví, porque el resto de las cosas que dice la declaración yo nunca las viví. Ahí dice que yo me encontré con un tal Mayor Varando. No lo conocí. No transporté a ningún subversivo”, sostuvo Quiroga ahora.

“Me dieron 2 hojas, dijeron que era un trámite que tenía que hacer por si en algún momento alguien reclamaba algo. Lo firmé por mi poca edad, porque hacía poco tiempo que estaba en la institución, por presión y por miedo, él agregó.

Nisman estaba en la causa a órdenes de Larrambebere.

El ex sargento José Almada: “Los trasladaron a otro lugar y los trajeron luego muy golpeados, los subieron a un Ford Falcon y los sacaron con rumbo desconocido”.

Como premio a su intervención en el 'caso Tablada', ahora tan cuestionado, Nisman pasó a secretario y después Fiscal General ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de San Martín, antes de ser convocado como ayudante de Mullen y Barbaccia para el caso AMIA.

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