3 TIMONELES EN UN AÑO

Al final, la política energética había sido un mero arbitraje de negocios

No es que la Administración Macri modificara la política energética, sino que cambiaron los negocios. Hasta 2017, en un escenario de recuperación en el precio internacional y de cierto plafond interno para sustituir subsidios por tarifazos, todos los actores armonizaban. Pero bastó que el valor mundial retrocediera y el peso se devaluara más del 100% este año, para que todos presionen por su tajada y provincias productoras, como Neuquén, se planten en defensa de las regalías que perciben. Por un lado, Tecpetrol, del grupo Techint, y la Compañía General de Combustibles, de Eduardo Eurnekian, percibían un subsidio de US$3 por millón de BTU del gas extraído en áreas de Vaca Muerta, por resolución de Juan José Aranguren, a diferencia de YPF, PAE y Pampa, con contratos hechos con la provincia de Neuquén. Javier Iguacel intentó introducir variantes, como abrirles el juego a todos en la provisión del insumo a usinas térmicas mediante licitaciones que no contemplaran el valor establecido en la resolución que privilegiaba al gas nuevo, o equiparar a los contratistas de Nación y provincias en una nueva fórmula, que sin dejar de reconocer el subsidio pagara una parte y revoleara el resto, y que el Estado recibiera más que lo pactado al precio especial, a fin de reemplazar importaciones y poder despachar, de ese modo, a uno de los 2 buques regasificadores, el de Bahía Blanca. El ex ministro y secretario de Energía propuso abaratar los costos y ahorrar divisas antes que disparar los tarifazos concentrados en la primera parte del año, como pretendían y finalmente impusieron el jefe de Gabinete y de campaña, Marcos Peña, y el ministro de Economía Nicolás Dujovne. Las urgencias fiscales mandan y el Ceo asesor Gustavo Lopetegui asumió como la cara visible del gobierno en Energía. Ya no está claro si es para aplazar la expansión productiva del gas, y si el horizonte de Vaca Muerta se concentrará en el autoabastecimiento y en todo caso la provisión regional, o si se proyectará al mercado internacional, con buques que transporten el GNL del megayacimiento al Asia Pacífico dentro de 10 años. En 2015, los subsidios energéticos habían llegado a US$18.000 millones, mientras en 2014 habían alcanzado los US$ 20.500 millones.Y el déficit de balanza comercial energética estuvo en US$15.000 millones y el año pasado habría sido de US$3.000 millones.

¿Cómo se lee que en un año la Administración Macri haya cambiado 2 veces de timonel energético y devaluara el área, del rango de ministerial al de Secretaría de Estado?

De ahí que los cambios que se intentan en las reglas de la explotación no convencional y los relevos de protagonistas hayan encendido las luces de peligro en el tablero energético.

Al tratarse de minería-petróleo, funciona un lógica empresaria distinta a la convencional: cierro la mina y cuando vuelven los tiempos a ser disciplinables, la reactivo, es la premisa.

Funciona, eso sí, como un antídoto natural de conductas políticas oportunistas, con lo cual la energía podría pasar a ser uno de los mínimos comunes denominadores de las políticas de Estado, al tratarse de inversiones de largo plazo.

La secuencia fue:

-el ex Ceo de Shell, Juan José Aranguren, inauguró la gestión a puro incentivo en los precios a las petroleras para que produjeran más en nuevos pozos, pero apostando a sustituir los subsidios al consumo interno por tarifazos de los que debería hacerse cargo el usuario;

-hasta que la primera corrida cambiaria coincidió con el alza en la cotización internacional y, como juntas alteraron la ecuación económica, el ministro discriminó a las firmas que recibirían los precios diferenciales y se topó en el Congreso con el principal escollo para descargar los incrementos en las facturas, lo cual precipitó su salida y el reemplazo por Javier Iguacel;

-el ex director de Vialidad, antes titular de YPF y previamente de Pluspetrol, intentó aunque sin suerte, primero, que los usuarios se hicieran cargo de la incidencia de la devaluación en los contratos y luego encaró una renegociación con aquellas firmas volcadas a nuevos proyectos subsidiados ofreciéndoles pagar una parte y patear el resto para más adelante. Convenció al Presidente Mauricio Macri de despachar a uno de los 2 buques regasificadores, el apostado en Bahía Blanca desde hacía 10 años, y destinar el costo de US$150 mil diarios que devenga su amarre a sostener la producción en Vaca Muerta para compensar el fluido que dejaría de procesar sin afectar el equilibrio del abastecimiento invernal;

-junto a otros ministerios, el de Energía pasó a revistar como secretaría e Iguacel, de ser un par de Nicolás Dujovne se convirtió en subalterno, lo mismo que del staff de la Jefatura de Gabinete a cargo de Marcos Peña, que lo situó en el brete de anticipar un cronograma de aumentos en las tarifas de servicios públicos a fin de concentrar los anuncios antes de entrar en campaña electoral, justo cuando intentaba convencer a las empresas de aceptar nuevas reglas, incluyendo a las 8 que habían acordado con Neuquén por fuera de los convenios celebrados con Nación en la época de Aranguren. Según cada caso, se irían plasmando en la Mesa de Vaca Muerta a partir de febrero, que es cuando reanuda sus sesiones para, de ese modo, atenuar los tarifazos que finalmente tuvo que firmar antes de irse;

-ingresó en su lugar uno de los ex lugartenientes de Peña, Gustavo Lopetegui, con la premisa de desmantelar los subsidios diferenciales, en línea con la posición sustentada por Dujovne/FMI, que en la práctica implica recortar la proyección que se le había dado a Vaca Muerta y hacer que el buque regasificador despachado regrese para asegurar la cobertura del pico de demanda invernal de gas si algunas de las firmas deciden levantar el pie del acelerador como consecuencia de las alteraciones en los puntos comprometidos.

El ministro de Economía se había opuesto, asimismo, al intento de Iguacel de restringir las compras a Bolivia.

Faltantes a cubrir

Por papers técnicos que circulan en la Casa Rosada, tras estas idas y venidas y aún contando con las importaciones desde Bolivia y eventualmente desde Chile, en la previa de las PASO estarían faltando 5 mil millones de BTU diarios de gas para abastecer a las centrales térmicas, lo cual obligaría a compensar con gasoil y fueloil, que además de encarecer el costo en un 70% respecto del GNL, son combustibles mucho más sucios y contaminantes.

En ese sentido, al igual que ocurre con los surtidores, ahora les toca el turno a las refinadoras para hacer su agosto, lo mismo que a las distribuidoras de electricidad que operan en la órbita presidencial, desafectadas de comprar el insumo al mejor postor, como impulsaba Iguacel.

El balance en materia de producción, en un año signado por sucesivos traspiés económicos de origen doméstico e internacional, que brinda el estudio Montamat y Asociados es que, contra la caída de todos los indicadores, el de petróleo crecerá 3% respecto de 2017, lo cual marca un punto de inflexión de un rertroceso permanente desde 1998.

Al gas natural le prevé una suba del 6,5%, lo cual situaría la producción en 130 millones de m3 diarios, que frente a una demanda calculada en 165 millones de m3 diarios entre la interna y la regional, sin contar estacionalidades, dejaría un saldo en contra de 35 millones de m3 para cubrir, o sea casi 30% abajo.

El gas nuevo que se le paga actualmente US$7 al productor al distribuidor le llega a US$4, por lo que US$3 se integran mediante un subsidio, que el FMI quiere eliminar lo antes posible.

Si se mantuviera el actual equilibrio, como el contrato lo hace bajar a US$6, en 2020 cedería en esa porción el resarcimiento a cargo del Tesoro.

La contracara es el costo de la importación, entre US$9 y 10 por millón de BTU, que con la sustitución por producción local lograda este año hará que la balanza energética sea deficitaria este año en US$3.000 millones más, aunque en el 2021 podría ser neutra, de continuar las proyecciones actuales.

En cambio, situar a Vaca Muerta como exportador neto de gas, para lo cual tendría que producir 350 millones de metros cúbicos diarios, el triple que ahora, requeriría de fuertes inversiones en buques para congelar gas natural licuado y poder transportarlo a los mercados asiáticos, que son netos compradores.

Podría sacar el gas a US$5, como México o Colombia, contra los US$14 que le cuesta a Brasil.

En este variable contexto local y exterior, compañías que operan Vaca Muerta reorientaron equipos hacia la explotación de shale oil, que si la cotización internacional no baja de los US$50 por barril se sostendría el ritmo de inversiones.

Antes de renunciar, Iguacel anunció que se podría duplicar la producción en los próximos 5 años y convertir al país en exportador neto.

En estos momentos, con un promedio diario de 502 mil barriles, prácticamente hay autoabastecimiento de petróleo porque se usan en la capacidad de refinación y  hasta se expende afuera algo de crudo pesado desde San Jorge, aunque se ha estado importando algo de liviano.

Pero empiezan a llegar ahora por la producción no convencional, en especial de Vaca Muerta, y frente a las críticas que recibió de parte de sus propios colegas del gabinete, el ex secretario de Energía se defendía con el argumento de que en la época de Frondizi en 4 años más que se duplicó la producción: se triplicó.

Colocar en el mercado internacional el excedente de los 500 mil barriles diarios promedio que se agreguen suena más expeditivo para los petroleros que hacerlo con gas, por ser más manipulable, y por ese lado, dar vuelta rápidamente el déficit de la balanza comercial energética, que ha estado impactando sobre las cuentas externas.

Si bien el primer objetivo es tratar de reducir la importación, que hoy se hace por barco y por Bolivia, detrás viene:

-un mayor desarrollo de mercado interno, con más gas vehicular, en las flotas de transporte de las ciudades, más petroquímica, con una expansión hacia los mercados regionales, y

-generar más tráfico en la región con caños ya hechos, como el transcordillerano y el que comunica con la central de Uruguayana, en Brasil, donde las instalaciones ya están preparadas, lo mismo que un caño que cruza a Montevideo.

Pero antes de llegar a una instancia estructural como la planteada, en las ediciones de La Nación y de Cronista, Carlos Pagni y Cledis Candelaresi, respectivamente, repasaron los hitos que guían la conflictiva coyuntura actual, en la cual todos coinciden en que la energía debe ser pagada lo que vale, pero ahora que el dólar es más caro y gas más barato, y el FMI impugnó al sistema, saltan diferentes intereses, que ponen en un brete al gobierno:

-Tecpetrol, que invirtió US$1500 millones, iba a producir 8,5 mil millones de BTU, ya está en el doble o sea en 17 mil millones, para llegar a 23 mil millones. Es la compañía que mejores precios presenta en las licitaciones de Cammesa,

-de 23 proyectos que se presentaron, sólo 8 fueron aprobados por el Estado Nacional y Neuquén. Otros 8 sólo consiguieron el de la provincia. Los proyectos a subsidiar, en definitiva, eran muy pocos.

El nuevo secretario de Estado, Lopetegui, renegocia con las empresas el monto a subsidiar de US$2,5 para 2018, US$2 para el actual US$1,5 en 2020 y US$1 en 2021, pero poniéndole topes en los volúmenes, y que Neuquén aplique el mismo régimen, pero circunscripta a los 5 meses de mayor demanda.

Desde Tecpetrol y Compañía General de Combustibles resisten el cambio, aduciendo que se endeudaron por el régimen ahora modificado. YPF y Pampa reclaman por discriminación y el tiempo que se demoró en reconocer la subvención, mientras Techint presiona con el gasoducto, al que la Agencia de Inversiones de USA prometió financiar.

El tendido une la localidad neuquina de Añelo con la estación Saturno en la provincia de Buenos Aires, en una primera etapa, y de ahí sube a San Nicolás o Rosario. El último caño troncal es el Loma de la Lata II, que se construyó durante la administración de Raúl Alfonsín.  

Las reservas convencionales probadas sumadas son de unos 4.500 millones de barriles de petróleo equivalente (mezclados), si se agregan las reservas probables y posibles se llega a 9840 millones de petróleo equivalente, que era el que casi se había agotado.

Las técnicamente recuperables (que necesitan un proceso de probado para ir eliminando riesgos de rendimiento y producción en términos de comercialidad) son de 170 mil millones de barriles equivalentes.

De este caudal, Vaca Muerta representa 70 mil millones. Hay otros yacimientos significativos fuera del megayacimiento: los Molles y en otras cuencas sedimentarias, pero su participación en el total es la gran referencia.  

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