SEXUS

FERIA CES

El sexo con un humano es peligroso: Crece la industria tecno-porno

En la feria CES de este año -que premia la innovación tecnológica- fueron preponderantes los juguetes sexuales. Entre ellos, un vibrador que imita la boca, la lengua y los dedos humanos, al que se otorgó un premio que luego le fue arrebatado por "inmoral". El tema excede lo acontecido y tiene varias aristas: ¿por qué necesitamos cada día más de los vibradores, los robots estripers y las muñecas sexuales? ¿Cómo está esto relacionado con el discurso predominante que alerta que el sexo es algo peligroso, antihigiénico, e ignora su función como un acto fundamental de comunicación, afecto y placer entre 2 personas? ¿Y qué pasa con el amor? ¿Nos estamos volviendo una sociedad con fobia al otro? La crisis de los vínculos, signo de época. ¿Qué efectos sociales tendrá la proliferación de muñecas termoplásticas serviles, con personalidades diseñadas para "amar" a sus amos incondicionalmente?

La feria anual CES (Consumer Electronics Show) en Las Vegas, es la más grande en tecnología del consumidor en el mundo.

Cada año, elige los productos más innovadores en este ámbito y les otorga premios. Este año, el rubro de los juguetes sexuales del futuro dominó la feria, que es producida por la Asociación de Tecnología del Consumidor (CTA, según sus siglas en inglés).

Entre las innovaciones, se sitúan un club de estriptis virtual y un "masajeador personal", que se puede controlar desde tu reloj inteligente.

El "Strip Club" de la productora audiovisual Naughty America permite a las personas colocar hologramas de estríperes virtuales masculinos o femeninos en el espacio que los rodea. 

La startup OhMiBod, por otro lado, presenta un vibrador que se maneja mediante una app en los relojes inteligentes de Apple.

Según la firma británica de juguetes sexuales, MysteryVybe, se prevé que el mercado de artículos sexuales crecerá a US$ 37.200 millones para 2022.

Pero la nota de la feria la dio un vibrador manos libres llamado Osé, que utiliza tecnoogía microrrobótica para imitar la sensación de boca, la lengua y los dedos humanos.

El producto creado por la startup Lora DiCarlo, ganó un Premio de Innovación CES este año. Pero el galardón le fue posteriormente arrebatado, explica el diario El Espectador, y su exhibición fue prohibida luego de que se considerara que no se ceñía a las reglas. Los administradores de la organización, publica Gizmodo, consideraron que el vibrador era "inmoral" y por lo tanto inelegible. "El producto referenciado no entra en ninguna de nuestras categorías existentes de productos y no debería haber sido aceptado en el Programa de Premios a la Innovación", dijo un portavoz a Gizmodo. "CES no tiene una categoría de juguetes sexuales. La CTA había comunicado esta posición a Lora DiCarlo desde hace casi 2 meses y nos hemos disculpado con ellos por el error."

El tema de los juguetes sexuales excede a lo sucedido con el premio que la CTA otorgó y luego arrebató al vibrador que emula la boca humana.

Existe una tendencia cada vez mayor a condenar los vínculos humanos y la sexualidad como pelirgosos y por lo tanto, deben ser evitados. La revista Psychology Today destaca en una nota que la proliferación de muñecas sexuales -y su derivación actual en robots con inteligencia artificial-, puede representar una forma de reemplazar las relaciones humanas con relaciones con robots.

Matt McMullen comenzó con su negocio de muñecas sexuales en 1997 y hoy su empresa RealDoll es un negocio multimillonario que vende más de 10 muñecas por semana en USA. ¿Por qué hay tanta gente interesada en adquirir algo así? Así describió McMullen a sus clientes en entrevista con la revista Vice: "Algunos están muy solos y por una u otra razón no tienen el deseo ni la habilidad para formar un víncula real con alguien. Algunos son víctimas de las circunstancias: o algo les pasó, o les rompieron el corazón, o perdieron a un ser querido por una enfermedad. No quieren necesariamente empezar una nueva relación."

Julie Carpenter, una experta en interacciones entre humanos y robots de la Universidad de Washington, dijo a Forbes: "La línea de fondo es que estas interacciones entre humanos y robots con inteligencia artificial son transacciones y no son recíprocas, y por lo tanto no es sano para la mayoría de la gente depender de ellas como un medio a largo plazo de sustituir los lazos afectivos orgánicos, de ida y vuelta, o como un reemplazo de las relaciones entre humano y humano."

Asimismo, el experto Matthias Scheutz, de la Universidad de Indiana, argumenta que crear muñecas con inteligencia artificial serviles, con personalidades domesticadas que aman a sus amos incondicionalmente, es dañino para la sociedad y los usuarios. "El comercio 'sexual' (violación), que permite a las personas usar a los seres humanos como objetos ha transformado al 'sexo' de algo que 2 personas experimentan juntas, a algo que probablemente haga que veamos un crecimiento de la prostitución, el tráfico y la pornografía", dijo Kathleen Richardson de la Uinversidad De Montfort, fundadoras de la Campaña contra los Robots Sexuales. McMullen, en cambio, defendió a sus muñecas alegando que habrá una merma en el tráfico humano y la prostitución gracias a sus muñecas.

Dejá tu comentario