Néstor Kirchner ascendió al gobierno convencido de que a él no le ocurriría lo que le pasó a Eduardo Duhalde: tener 2 muertos en un piquete (Maximiliano Kosteki y Darío Santillán).
Por lo tanto, Kirchner ordenó una actitud policial laxa hacia la ocupación de espacios urbanos. Demagógico e irresponsable, Kirchner decidió que había que 'dejar hacer' a los manifestantes. La Ciudad de Buenos Aires fue, en reiteradas ocasiones, testigo de la pasividad de las fuerzas de seguridad, por orden presidencial y cuando no se respetó, por ejemplo, debieron renunciar Gustavo Béliz y su equipo, echados luego de la represión de una batahola gay en la Legislatura porteña.
Lo que Néstor Kirchner no previó es que su 1er. muerto en un piquete podría no ser un piquetero. En una confrontación pública no es el manifestante el único quien se encuentra en peligro. También puede encontrarse en peligro el policía, y también los transeúntes ocasionales, por ejemplo.
Kirchner acaba de tener su 1er. muerto en un piquete: un suboficial en la localidad Las Heras, en Provincia de Santa Cruz; su nombre era Jorge Sayago, de 30 años, casado y con un hijo de un año y medio.
Él murió cuando era trasladado de urgencia a Comodoro Rivadavia, en Chubut (no hay hospital cercano en Santa Cruz, con tantos millones de dólares en el exterior).
Sayago sufrió fractura de cráneo y una herida de bala en la clavícula lateral izquierda, de un arma calibre 22.
El asunto es más grave de lo que parece, no solamente porque ocurre en la provincia de Kirchner, y en el contexto de un conflicto que lleva meses sin solución; también porque luego de que Luis Ángel D'Elía ocupó una comisaría en el barrio La Boca, cualquier manifestante cree que puede ingresar a una comisaría y hacer su voluntad.
¿Por qué, entonces, los piqueteros santacruceños dudarían en tomar una comisaría donde, tal como le ocurrió a D'Elía, había un compañero de ellos detenido?
Fue el jefe del Gabinete de Ministros de la Nación, Alberto Ángel Fernández, quien le advirtió al juez federal Jorge Urso: "No te metás con D'Elía porque es el piquetero del Presidente".
Urso decidió procesar a D'Elía y terminó investigado por el Consejo de la Magistratura de la Nación, y para acabar con sus problemas se quitó la causa de encima.
El próximo Consejo de la Magistratura, totalmente controlado por Kirchner, será mucho más drástico, seguramente, con los jueces que no acaten de inmediato las órdenes gubernamentales.
D'Elía, inclusive, ya es funcionario gubernamental. Tiene un presupuesto millonario para ejecutar sus políticas.
D'Elía podía asaltar una comisaría pero Raúl Castells no podía piquetear en un casino en Resistencia, Chaco. Un doble estándar que demandaría profundizar el tema pero en otra ocasión; ahora no hay que cambiar el foco.
¿Qué decir del aliento gubernamental a la movilización en la ciudad de Mar del Plata, en ocasión de la IV Cumbre de las Américas? ¿O acaso los manifestantes que irrumpieron dentro del perímetro de seguridad no llegaron hasta ahí con un guiño policial que convirtió en 'zona liberada' un área restringida?
La pasividad presidencial en las ocupaciones de espacios públicos fue notable en Tartagal, Provincia de Salta, pero más recientemente en Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos.
En este caso, luego de sucesivos cortes de ruta y de puentes internacionales autorizados por el gobernador Jorge Busti y con la simpatía del Presidente (Gendarmería Nacional depende del Ministerio del Interior), se vive en estos días otro problema: la situación se les escapó de control a Busti y a Kirchner, quienes pretenden que cesen los cortes pero los manifestantes decidieron mantener sus medidas de fuerza.
Reprimir o no reprimir
Reprimir no es necesariamente una mala palabra; y una represión no debe terminar en un crimen, o sea un delito; las fuerzas de seguridad deben ser capacitadas para que -una vez que ha cesado el diálogo posible con los manifestantes y si estos violan la legislación vigente- toda represión se realice con la menor presión necesaria.
La cuestión de la represión es muy conflictiva para los funcionarios argentinos, desde los tiempos de la represión ilegal. Pero un error no puede llevar a otro. De la represión ilegal no se puede pasar a la pasividad absoluta. Hay un espacio para la Ley y el Estado de Derecho, porque de lo contrario no hay sociedad organizada ni República.
La policía santacruceña vivió un tenso conflicto en octubre, aún no totalmente resuelto, ¿cómo reaccionará ahora? ¿Es posible evitar la venganza?
Horas atrás, luego del asesinato de Sayago, Abel Schiuffi, dirigente de Petroleros Privados, sufrió la balacera del frente de su casa en Caleta Olivia. 8 impactos de bala fueron disparados en el frente de la vivienda del dirigente y en este momento la policía está realizando las pericias técnicas respectivas para determinar detalles que puedan llevar a los responsables del hecho.
Ahora hay otra muerte que se vincula con la 'trama Sayago'. En Caleta Olivia, localidad vecina a Las Heras, el secretario general del Sindicato de Petroleros Privados en Santa Cruz, Héctor Segovia, anunció que encontró muerto a su cuñado en un zanjón, con diversos golpes en su cabeza y cubierto con una chapa en Caleta Olivia.
¿El gobierno autorizará la represión ilegal otra vez? Mucho cuidado con esas amenazas que algunos funcionarios santacruceños han comenzado a deslizar.
La jueza Ruata de Leone interrumpió su licencia y ya se encuentra en la ciudad de Pico Truncado para ponerse al frente de las actuaciones, pero ¿cómo queda ahora una población pequeña como Las Heras? ¿Los policías serán los enemigos del resto de los ciudadanos? El problema no termina hoy. Ni mañana. Ni pasado.
Los policías heridos en la confrontación con los trabajadores petroleros frente a la alcaidía de la ciudad de Las Heras fueron:
> Suboficial Ariel Victoria – herida de bala;
> Oficial Héctor Leal – herida en el hombro;
> Sargento Carlos Centurión – herida de bala en un brazo;
> Agente Claudio Blanco – herida de bala en la columna;
> Oficial Raúl Varela – fractura de una pierna con bala encamisada.
Es muy probable que comience un cambio de actitud presidencial hacia las manifestaciones y las ocupaciones de espacios públicos, porque de lo contrario tendrá problemas con la actitud de las fuerzas de seguridad, pero también es verdad que bien puede marcar una profundización de las diferencias entre Kirchner y gran parte de la 'transversalidad'.
Esa relación se encuentra ya sometida a tensiones desde que el ex duhaldismo se incorporó al kirchnerismo, hecho representado por el abrazo de Néstor Kirchner y Alfredo Atanasof.
Mientras tanto, hay un niño de un año y medio que se quedó sin papá, y no podrá entender qué pasó.
Un Presidente ampuloso, que prepara movilizaciones para execrar a los militares que dieron el golpe cívico-militar hace 30 años, resulta que ahora no puede resolver las cuestiones del presente.
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U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2006.
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