Aftosa: La culpa de la inflación no es la carne, es la economía

Afirma el autor: "La lucha contra la inflación en la Argentina se está dando en un sentido errado, atacando los síntomas y nos las causas que deben hallarse más por el lado de una base monetaria expansiva (más que duplicada en los últimos 3 años) y una economía cerrada que deja el mercado local a merced de los productores domésticos con el consiguiente efecto en términos de mayores precios". POR MARTÍN SIMONETTA

A muchos sorprendió que, pocos días después del endurecimiento de las negociaciones destinadas a establecer precios máximos con las principales organizaciones ganaderas, reapareciera la aftosa en el territorio Argentino. En forma inmediata algunos de los principales mercados de destino de las exportaciones argentinas anunciaron restricciones de acceso para la carne argentina, entre ellos los vecinos Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile.

Para el productor y los sectores relacionados la reaparición de la fiebre aftosa significa el cierre de mercados internacionales así como menores precios de venta, al tener una calificación sanitaria más baja. De esta forma, hasta el reestablecimiento del status previo, la carne argentina nuevamente deberá comercializarse en el llamado "circuito aftósico" donde están excluidos destinos como los Estados Unidos, Japón, Canadá y Corea del Sur, entre otros, países que han adoptado un criterio de "riesgo cero" contra la enfermedad.

Recordemos que recién en 1996, la Oficina Internacional de Epizootias declaró a nuestro país "Libre de Aftosa con Vacunación", dos años después de la no existencia de brotes, y en 1997 los Estados Unidos aceptaron importar carnes vacunas argentinas, acontecimiento trascendental en la historia ganadera moderna.

Desde el punto de vista del gobierno, esta nueva restricción a las exportaciones argentinas significa un incremento de la oferta de carne vacuna en el mercado local y, en consecuencia, un golpe al incremento de un precio de un sector "duro de domesticar" como es el de la carne.

Semanas atrás, analizábamos la política de control de precios del gobierno caracterizada por acuerdos sectoriales, por un lado, y altos niveles de impuestos a las exportaciones que representan un 14% de la recaudación del gobierno nacional[1], por el otro, y señalábamos que –en ésta lógica- no sería descabellada la reaparición de la fiebre aftosa como medio para bloquear la venta externa e incentivarla en el mercado local.[2]

Exportar es malo

En la lógica del mercantilismo tradicional, tan acertadamente criticado por Adam Smith, exportar era considerado positivo para la economía de un país e importar negativo. La actual política de intercambio comercial de la Argentina parece estar regida por un criterio diferente, en el que tanto la exportación como la importación deben evitarse.

Esto se ve, en el caso de las exportaciones que son castigadas con altos impuestos y una inflación que carcome los beneficios artificiales derivados del tipo de cambio nominal. Mientras tanto, con respecto a las importaciones Argentina mantiene altos niveles de derechos de importación, comparándolos por ejemplo con el vecino país de Chile, y continúa estableciendo nuevas restricciones, inclusive con sus vecinos del Mercosur.

Como vemos, la economía argentina se va cerrando tanto por el lado de las impo, como de las expo. Es curioso cómo, siguiendo el razonamiento oficial basado en que bloquear las exportaciones aumenta la oferta de bienes y evita el incremento de precios internos, no se considera desbloquear las importaciones lo cual también aumenta la oferta de mercancías, herramienta anti-inflacionaria que funcionó con éxito en otros casos de la historia argentina.

En 3 años, según el Banco Central, se duplicó la base monetaria

> Diciembre 2002
$ 27.669 millones

> Diciembre 2003
$ 45.378 millones

> Diciembre 2004
$ 50.537 millones

> Diciembre 2005
$ 55.792 millones

La lucha contra la inflación en la Argentina se está dando en un sentido errado, atacando los síntomas y nos las causas que deben hallarse más por el lado de una base monetaria expansiva (más que duplicada en los últimos 3 años) y una economía cerrada que deja el mercado local a merced de los productores domésticos con el consiguiente efecto en términos de mayores precios.

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[1] Boletín Fiscal del Ministerio de Economía, primer semestre del 2005.

[2] ¿Los acuerdos de precios frenan la inflación o matan al mensajero? Publicado el 12 de diciembre en el website de la Fundación Atlas1853 así como en diversos medios.

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Director Ejecutivo de la Fundación Atlas1853

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