A Maier le gustaría tener facultades para echar a Strassera

Las audiencias del juicio político contra el suspendido jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, han comenzado su cuenta regresiva y cada vez la tensión es mayor en el recinto. Esta vez, el presidente de la Sala Juzgadora, Julio Maier, llegó a pedirle a los legisladores que evaluaran la expulsión del defensor de Ibarra, Julio Strassera, y consideró que si él tuviera las facultades para hacerlo, ya lo habría hecho. Además, una testigo que trabajaba en Cromañón manifestó que el empresario Emir Omar Chabán le pagaba $100 a la Policía por cada 500 personas que ingresaban.

Cuando el subsecretario de Infraestructura y Planeamiento, José Luis Calvo, se presentaba en el recinto declarando en el juicio político contra el suspendido jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, el padre de una de as víctimas de Cromañón, José Iglesias se cruzó con el defensor de Ibarra, Julio Strassera.

Strassera acusó a Iglesias de "hacer gestos a Calvo para hostigarlo e intimidarlo" y exigió que sacaran Iglesias del recinto, pero el abogado protestó. El presidente de la Sala Juzgadora, Julio Maier, le pidió a Iglesias que se fuera a sentar más atrás, así el testigo no podría verlo.

Maier después solicitó a la Sala Juzgadora que evaluara la posibilidad de echar a Strassera del recinto. "Si yo tuviera facultades ya lo hubiera hecho", aseguró Maier.

Minutos antes, una ex trabajadora de Cromañón, Ana Sandoval, manifestó: "Traje a esta audiencia un papel que encontré una vez barriendo Cromañón donde constaba la coima que se le pagaba (Emir Omar Chabán) a la policía". Según Sandoval, Chabán le pagaba $100 a la Policía por cada 500 personas que ingresaban .

Por otro lado, "Me siento reconfortado por como trabajamos juntos a mis colaboradores en los momentos posteriores a la tragedia", sostuvo Calvo. Según Calvo, la Chacarita tiene una cámara capacitada "para albergar hasta 200 cuerpos, es la más grande de Sudamérica y además en 2003 yo personalmente la hice reparar".

"Nunca percibí olor a putrefacción de los cadáveres", agregó. Por otro lado, Jessica Lioy, esposa de una sobreviviente, aseguró que las máscaras de oxígeno no alcanzaban el día de la tragedia, entonces los chicos se la iban pasando de mano en mano dentro de una ambulancia que los condujo al Hospital Ramos Mejía.

"Allí en los pasillos había unos 40 chicos desorientados, tirados en el piso, algunos desnudos, manchados hasta los dientes de hollín y a los que yo ayudaba a vomitar porque solos no podían, entonces largaban como una baba negra", afirmó.

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