Ecolatina: 2006 terminará con 9,3% de desempleo pero igual es enorme la Argentina excluída

Ecolatina, la consultora que fundó Roberto Lavagna, tiene una visión obviamente optimista del ciclo macroeconómico. Por esto resulta importante su informe sobre empleo, donde advierte que hay grandes problemas con la falta de capacitación de mano de obra. "El nucleo duro del desempleo son trabajadores con insuficiente experiencia y trabajadores informales intermitentes que rotan entre empleos de muy corta duración y muy poca productividad". Hay una enorme Argentina excluída, afuera del sistema y al respecto Néstor Kirchner tampoco logró hacer algo importante:

> La economía argentina comienza a enfrentar límites- tanto en la demanda como en la oferta de trabajo- para generar nuevos empleos.

> Por el lado de la demanda, la incorporación de mano de obra se desacelera y depende mayormente del ritmo de las nuevas inversiones físicas.

> En el caso de la oferta de trabajo, en cambio, la problemática es estructural. En un contexto de desocupación elevada, 15% de las búsquedas realizadas por empresas no logra encontrar trabajadores acordes con sus requerimientos.

> Esta situación plantea un problema no menor: la falta de personal adecuado a los requisitos de las empresas resulta en una generación efectiva de empleo inferior a la potencial.

> La desarticulación productiva y sus efectos nocivos sobre el empleo y la capacitación durante la convertibilidad, generó que hoy las empresas productoras de bienes transables enfrenten dificultades para contratar personal idóneo y expandir su potencial productivo.

> Actualmente, el mercado laboral presenta un panorama claramente segmentado. Los trabajadores con cierta calificación y experiencia, en su gran mayoría, están empleados. Por el contrario, el "nucleo duro" del desempleo está constituido por trabajadores con bajo perfil e insuficiente experiencia y trabajadores informales intermitentes que rotan entre empleos de muy corta duración y por lo general de muy poca productividad.

> Este escenario requiere esfuerzos tanto del sector privado como del sector público. Es necesario que este último desarrolle y profundice políticas que privilegien la formación de operarios, técnicos y profesionales que se adapten a los requerimientos del sector productivo.

> También es deseable generar un ambiente previsible a nivel microeconómico. Los vacíos legales y la incertidumbre respecto de los costos, -efectivos y potenciales- atentan contra la demanda de trabajo.

> En el último trimestre de 2006 el desempleo se ubicará en torno a 9,3% y rondará 11,7% al excluir los planes sociales. Se crearán 350.000 nuevos puestos de trabajo; los mayores empleadores serán la Industria, la Construcción y los Servicios financieros.

Cómo alcanzar el dígito en 2007

Si bien las cifras de la evolución del empleo son alentadoras, la situación del mercado laboral aún es delicada.

A fines de 2005, la tasa de desocupación se ubicó en 10,1% (dos puntos por debajo del nivel registrado en 2004).

Sin considerar los Planes Jefas y Jefes de Hogar, el desempleo se elevó a 12,7% reduciéndose 3 puntos y medio comparado con el mismo período de 2004 (16,2%).

3 de cada 4 empleados son asalariados; de ellos, el 46,1% es no registrado, número que si bien continúa reduciéndose es aún más elevado que a fines de 2001 (38%).

El empleo genuino en 2005 creció 3,6%, mientras que el empleo registrado 10%.

La dinámica observada en el empleo registrado es alentadora porque no solo implica mayor creación de puestos de trabajo formales sino un blanqueo de personal.

Continúa así la paulatina mejora en los indicadores laborales que se viene registrando en los últimos tres años. Se redujo la informalidad, crece el empleo genuino y disminuye el gap entre desocupados con planes y sin planes a 2,6% de la Población Económicamente Activa (PEA).

Sin embargo, la economía argentina comienza a enfrentar límites para generar nuevos puestos de trabajo en un contexto donde todavía es elevada la desocupación y el trabajo "en negro".

El desafío en el mediano plazo (2007) es alcanzar el dígito de desempleo genuino, con una marcada disminución en el empleo no registrado.

Para ello, lógicamente, es preciso que el crecimiento económico sea elevado y, a la vez, estable en el tiempo; pero éstas no son condiciones suficientes.

Durante el último año por cada punto que creció el producto se incrementó en 0,4 punto el empleo genuino frente a 0,9 en 2004 y más de 1% en 2003.

Esta merma en la capacidad genuina de creación de puestos de trabajo se explica por varios factores.

Desde la perspectiva de la demanda, una vez superada la fase inicial de la recuperación, caracterizada por abundantes recursos ociosos de capital, la incorporación de nueva mano de obra depende, en especial, del ritmo de las inversiones físicas.

Por el lado de la oferta de trabajo, en cambio, la problemática es estructural.

En un contexto de desocupación elevada, 15% de las búsquedas realizadas por el sector privado no logra encontrar trabajadores acordes con sus requerimientos.

El cambio de modelo económico, el bajo perfil de las calificaciones y la falta de experiencia de la mano de obra desocupada generan un descalce entre oferta y demanda de calificaciones que hace cada vez más difícil la reinserción.

De esta forma, las propias características de la fuerza laboral derivan en una generación efectiva de puestos de trabajo menor a la potencial.

La estructura de precios relativos de los años '90 sesgada a la producción de servicios, sumada a una apertura comercial indiscriminada representaron obstáculos insalvables para el desarrollo industrial argentino.

"La desarticulación productiva" y sus efectos nocivos sobre el empleo y la capacitación durante la convertibilidad, genera que hoy las empresas productoras de bienes transables enfrenten dificultades para contratar personal idóneo y expandir su potencial productivo.

Creciente dependencia de nuevas inversiones

La razón de una menor elasticidad empleo-producto es que al disminuir los recursos ociosos se necesita invertir en ambos factores de producción.

Es decir, para producir más no basta con introducir nuevos trabajadores sino además agregar capital físico -ya sean PCs, nuevos edificios, maquinarias y equipos, instalaciones, nuevos establecimientos productivos, etc-.

Por esta razón la creación de empleo en el futuro estará condicionada en mayor medida por las nuevas inversiones. Lógicamente, esta restricción se hace más operativa en los sectores cuya capacidad productiva está cercana al límite.

La relación empleo/nivel de actividad es menor que en 2004 en la mayoría de las ramas económicas, no obstante, se observan marcadas diferencias de elasticidad entre sectores.

Las ramas de actividad económica cuyos crecimientos generaron proporcionalmente más empleo son los servicios financieros, de alquiler y empresariales; hoteles y restaurantes y la industria.

Así, por ejemplo, en los últimos 12 meses relevados, por cada punto de crecimiento en la industria se incrementa en 0,78 % el nivel de empleo sectorial.

A su vez aquellos que presentan menor elasticidad son: Comercio y Transporte, almacenaje y comunicaciones.

De esta forma, por ejemplo un aumento de la actividad comercial de 1% tiene un correlato de solo 0,13% en la generación de puestos de trabajo en el sector.

Debido a la elevada elasticidad y participación en el empleo total y al fuerte crecimiento de la actividad sectorial el año pasado, los servicios financieros, la construcción y la industria explican cerca de 70% de los nuevos puestos de trabajo (36%, 18% y 16% respectivamente).

Teniendo en cuenta que la creación de nuevos puestos depende de la evolución de la actividad a nivel sectorial y, evidentemente, de la necesidad de seguir aumentando la oferta productiva, resulta interesante analizar la relación directa entre inversión y creación neta de trabajo.

Sobre la base de los anuncios de formación de capital del Centro de Estudios de la Producción (CEP) y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y con el objetivo de realizar un análisis de tendencia, se estima que en 2004 por casi US$ 10.000 (a precios corrientes) de inversión en la economía se creaba un puesto de trabajo.

En 2005 en cambio, la relación subió a US$ 22.000 por cada nuevo trabajador, poniendo en evidencia un contexto en el que disminuyen los recursos de capital ociosos y en el que la incorporación de factores productivos (básicamente capital y trabajo) converge a la combinación propia de cada sector.

El incremento en el ratio inversión-empleo se observa con mayor o menor intensidad en todos los sectores.

Obviamente, el nivel de inversiones necesario depende de cuán capital intensivo sea el sector y de la evolución de la utilización de los recursos.

De esta forma, aquellos sectores que deben invertir más para crear nuevo empleo (sectores capital intensivos) son los Hoteles y restaurantes, la Industria y el sector Transporte, almacenaje y comunicaciones.

Limitaciones de la oferta

La Argentina atraviesa una situación paradójica, en la cual aún con una desocupación de 2 dígitos, muchas búsquedas laborales no culminan en contratación por la ausencia de oferta de trabajadores idóneos que respondan a los requerimientos específicos.

El 45% de las empresas relevadas por el INDEC realizó búsquedas de trabajadores el año pasado, pero no todas fueron exitosas ya que el 14,5% de estas no fueron satisfechas.

Esta situación plantea un problema no menor: la falta de personal adecuado a los requisitos de las empresas resulta en una generación efectiva de empleo inferior a la potencial.

Se observa que la industria maderera es la actividad que sufre con mayor intensidad este inconveniente: el 50% de las búsquedas realizadas por este sector no fue satisfecho.

En el caso de la fabricación de metales comunes, de 40% de la demanda laboral insatisfecha que verifica el sector, 86% es enfocado en la falta de técnicos que sean capaces de llevar a cabo el proceso productivo.

Asimismo, la fabricación de maquinarias y equipos no cubre la demanda de empleo en casi 30%, esto se explica por la ausencia de técnicos especializados en el sector.

En este marco, los inconvenientes se enfocan en industrias que se encuentran en una etapa intermedia de la cadena productiva.

En efecto, la falta de personal adecuado en estos sectores puede originar cuellos de botella con repercusiones en eslabones "aguas abajo" en la cadena productiva.

Actualmente, el mercado laboral presenta un panorama claramente segmentado.

Los trabajadores con cierta calificación y experiencia, en su gran mayoría están empleados.

Por el contrario, el "nucleo duro" del desempleo está constituido por trabajadores con bajo perfil e insuficiente experiencia y trabajadores informales intermitentes que rotan entre empleos de muy corta duración y por lo general de muy poca productividad.

De esta forma, en un contexto de menor creación de empleo y de creciente descalce entre la oferta y la demanda de calificaciones, se hace más difícil una inserción estable para quienes carecen de una adecuada calificación.

Este escenario requiere esfuerzos tanto del sector privado como del sector público.

Es necesario que este último desarrolle políticas que privilegien la formación de operarios, técnicos y profesionales que se adapten a los requerimientos del sector productivo.

En este sentido, están en marcha algunas iniciativas interesantes.

Por ejemplo, se destacan: los programas de los Ministerios de Trabajo y Educación con cámaras industriales y empresas para informar a los estudiantes secundarios y universitarios sobre las necesidades y oportunidades en materia tecnológica del mercado laboral; las políticas orientadas a brindar capacitación y promover la incorporación de desocupados en empleos de calidad; el regreso de las Escuelas Técnicas de Oficios en la Provincia de Buenos Aires. No obstante este es apenas un primer paso.

Perspectivas

Este año tal como viene sucediendo desde la segunda mitad de 2002, culminará con una nueva -pero más leve- reducción del desempleo debido en gran medida a que se enfrenta al "nucleo duro" de los desempleados.

En promedio, el desempleo se ubicará en torno a 9,8% y a fin de año, alrededor del 9,3%. Excluyendo los planes sociales, la desocupación rondará 12,3% en promedio, más de 14 puntos por debajo del máximo alcanzado durante la primera mitad de 2002 (26,6%) y a fines de año se ubicará en 11,7%.

El gap se reducirá, no obstante, a menor ritmo ya que será más difícil incorporar a los beneficiarios de planes sociales al mercado laboral (el grupo remanente presenta menor empleabilidad por el bajo o nulo perfil de sus calificaciones y poca experiencia).

Por último, sobre la base de las elasticidades, la evolución proyectada de cada sector y su gravitación en el empleo total se estima que en 2006 (sobre el total de la población urbana) se generarán casi 350.000 puestos de trabajo genuinos, de los cuales aproximadamente 155.000 serán cubiertos por beneficiarios de planes sociales que se incorporarán al mercado laboral.

Los sectores que más puestos de trabajo generarán durante el presente año son la industria, la construcción y los servicios financieros, de alquiler y empresariales.

Esto se debe al tamaño de los sectores y al fuerte crecimiento esperado –por caso, la construcción (14%)-.

Por su parte el sector hoteles y restaurantes que presenta una elevada elasticidad empleo- actividad liderará la variación interanual con un incremento del empleo de 8,1%.

Lo siguen la construcción (7,1%) y los servicios financieros, de alquiler y empresariales (6,4%).

Este panorama muestra que se ha avanzado sustancialmente en lo que respecta a la performance del mercado laboral, pero aún existen múltiples desafíos.

Las buenas perspectivas para la economía argentina generan un contexto propicio para ahondar las políticas públicas tendientes a reducir el desempleo y la incidencia del trabajo en negro.

En otras palabras, están dadas las condiciones para acentuar los incentivos a la generación de empleos, profundizar los mecanismos de capacitación y crear un sistema claro de premios y castigos para combatir la informalidad.

Asimismo, en un contexto de relativa estabilidad en las variables económicas fundamentales, resulta deseable generar, también, un ambiente previsible a nivel microeconómico para estimular la creación de nuevos puestos de trabajo.

Los vacíos legales y la incertidumbre respecto de los costos, no solo efectivos sino también potenciales, son elementos que ralentizan la dinámica de la demanda afectando principalmente a las empresas que más empleo generan y que cuentan con menos instrumentos de cobertura legal: las Pymes.

En este sentido, la intervención del Estado dotando a la economía de un marco legal equilibrado para el mercado laboral es un factor que puede potenciar la capacidad efectiva de generación de empleo genuino.

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